03 May De los flashes de Hollywood a la New Age
Por Barbara Munker
Su antaño pelirroja cabellera tiene ya más de una cana, pero a Shirley MacLaine no se le notan los 80 años que cumple hoy. Y es que la polifacética estrella de Hollywood sigue filmando, escribiendo y cosechando galardones. De jubilación, ni hablar.
Recientemente se la vio en la comedia fantástica La vida secreta de Walter Mitty, en la que encarnaba a la madre del protagonista, Ben Stiller, y en 2011 dio vida a una rica viuda en Bernie y a una abuela felizmente enamorada en Valentine’s Day.
El año pasado, el presidente estadounidense, Barack Obama, entregó a la ganadora de un Oscar otro premio más: el reputado Kennedy a toda su trayectoria. Un mes antes, MacLaine había presentado su 13º libro, What If…, en el que se plantea cuestiones vitales.
Cuando en aquella presentación, en el programa Today de NBC, le preguntaron si le gustaría vivir 150 o 200 años en caso de que fuera posible, la actriz contestó que todos estamos programados para saber de antemano el fin de nuestros días. “Y el mío no llega tan pronto.” Pero tampoco querría necesariamente vivir 180 años, añadió.
Con sus 80 primaveras, MacLaine puede mirar atrás a una vida plena. En sus seis décadas de trayectoria profesional fue entre otras mujeres una abnegada amante, una prostituta parisina con perro y corazón, una lesbiana o una profesora de piano entrada en años. En decenas de papeles encarnó a esa chica ligeramente caótica pero encantadora, a veces caprichosa, otras extravagante, pero siempre simpática.
Alfred Hitchcock vio a la pelirroja actriz en 1954 en una obra de Broadway y la fichó para su comedia negra ¿Quién mató a Harry?
Desde entonces fue la intérprete de comedia más codiciada de su tiempo y, entre otros, cosechó Globos de Oro por sus papeles en The Apartment e Irma La Douce, de Billy Wilder.
Sin embargo, tuvieron que pasar 30 años para que, tras varias nominaciones, en 1984 alzara el Oscar por su papel de Aurora en Terms of Endearment. Era su quinta nominación a la codiciada estatuilla como actriz protagonista. “Me lo he ganado”, dijo triunfante sobre el escenario.
Más allá de las cámaras, MacLaine se comprometió ya en los años ’60 con el movimiento en pro de los derechos de la mujer y contra la Guerra de Vietnam. Como cineasta, en 1973 rodó junto a Claudia Weill el documental The Other Half of the Sky: A China Memoir, que fue nominado al Oscar. Y para entonces, sus primeros libros estaban ya en las librerías.
Hija del profesor de psicología Ira Beaty y la actriz Kathyn MacLean, la pequeña Shirley comenzó a ir a clase de ballet a los tres años y con 18 bailaba en Broadway. También su hermano menor, Warren Beatty, se convirtió en estrella de la gran pantalla. Pero mientras el protagonista de Bonnie and Clyde tenía fama de mujeriego, el matrimonio de MacLaine con el productor Steve Parker duró casi 30 años. En 1956 nació su hija Stephanie Sachiko.
No obstante, en su autobiografía I’m Over All That: And Other Confessions, publicada en 2011, habla sin tapujos sobre antiguas aventuras con actores, cineastas y políticos. Hace tiempo que abandonó Hollywood y vive rodeada de perros y caballos en un pequeño rancho en Santa Fe, en el estado de Nuevo México.
Ahora, la activista New Age prefiere escribir sobre el sentido de la vida y la vida extraterrestre. “Leo mucho sobre profecías y sobre cómo las personas nos tomamos esas predicciones. También me interesa el fenómeno de los OVNI, me gustaría conocer todo lo posible sobre esta realidad”, dijo hace unos años en entrevista con dpa. “Si pudiera desear algo para el futuro, sería que le diéramos la espalda al materialismo y nos preocupáramos más por la naturaleza.”
TIEMPO ARGENTINO