Anunciaron en Londres la cura virológica de la hepatitis C

Anunciaron en Londres la cura virológica de la hepatitis C

Por Yésica De Santo
La hepatitis C será una enfermedad en vías de extinción, y no hablo de un sueño, se trata de una nueva realidad.” Así lo anunció Charles Gore, el presidente de la alianza mundial contra la hepatitis C, durante el 49º Encuentro Anual de la Asociación Europea para el Estudio del hígado (EASL 2014). Las protagonistas de la reunión fueron las nuevas drogas para tratar a una de las enfermedades infecciosas que se transmiten vía sanguínea, y de la que menos conocimiento tiene la gente: la hepatitis C, patología que pertenece al grupo de enfermedades silentes, aquellas que no muestran síntomas hasta que los daños son muy graves como la cirrosis, fibrosis y el cáncer de hígado.
Los nuevos regímenes de fármacos orales para el tratamiento de la hepatitis C de genotipo 1 (el de mayor prevalencia) ya finalizaron la fase 3 de investigación clínica, y demostraron una tasa de efectividad superior al 96% de cura virológica, una de las tasas más altas entre las nuevas drogas para el virus C, lo que significa que en casi la totalidad de los casos analizados, la carga viral no aparece en sangre hasta 24 semanas posteriores al tratamiento que tiene una duración de tres meses.
Las drogas, que podrían llegar a la Argentina a mediados de 2015, se caracterizan por ser libres de interferón, uno de los componentes que más efectos adversos ocasionan en los pacientes. Durante muchos años, el tratamiento consistió en la asociación de interferón pegilado más ribavirina, con lo que se conseguía un modesto porcentaje de curación (entre el 40 y el 45%); el tratamiento era prolongado y con múltiples consecuencias como fiebre, cansancio, depresión, anemia, afectación tiroidea, entre otros.
“Estamos frente a una transformación en el tratamiento de esta enfermedad, un cambio de paradigma”, aseguró Graham Foster, profesor de hepatología en la Universidad Queen Mary de Londres. El régimen de tratamiento consiste en una combinación de dosis de ABT-450/ritonavir, ombitasvir y dasabuvir. Entre todas logran una respuesta virológica sostenida en el tiempo. “Si a las 24ª semana no presentan el virus en la sangre, existe una altísima chance de que no vuelva”, destacó Foster.
Los últimos estudios realizados en base a estos tratamientos no sólo fueron dirigidos a pacientes con hepatitis C crónica que aún no hubieran recibido tratamiento convencional, sino también a quienes lo habían recibido pero sin resultados positivos, y también en pacientes con cirrosis hepática. En aquellos que no habían recibido tratamiento previo, se logró tasas de respuesta viral sostenida de más del 96% y en pacientes previamente tratados con interferón y ribavirina con infección crónica por virus de la hepatitis C con genotipo 1, del 95 al 100 por ciento.
Los resultados de estos estudios, Sapphire-I y Sapphire- II, fueron publicados en la versión online de The New England Journal of Medicine. En los pacientes con cirrosis hepática, una población difícil de tratar, el estudio denominado Turquoise-II demostró tasas de respuesta viral sostenida de 91,8 y 95,9% tras 12 y 24 semanas de tratamiento, respectivamente.
“No dejan de impactarme los resultados alcanzados por las nuevas drogas, que también ayudan a los pacientes con cirrosis avanzada, un grupo que hasta hoy no tenía chances de curación, y se ha demostrado que el estado de enfermedad hepática se revierte, aunque no del todo”, destacó Fernando Bessone, profesor adjunto de Gastroenterología de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Rosario.
Por su parte, Stanislao Pol, profesor de Hepatología y Gastroenterología de la Universidad de París Descartes, aseguró que “los ensayos clínicos de estas drogas son de los más seguros y de los más numerosos en cuanto a la muestra de pacientes. Estos tratamientos cambian para siempre el futuro de esta enfermedad y mejorarán la calidad de vida de los pacientes”. A su lado, Michael Manns, profesor y jefe del departamento de gastroenterología, hepatología y endocrinología de la escuela médica Hannover de Alemania, subrayó que si bien “aún no conocemos el costo exacto de la droga, esperamos que se pueda garantizar el acceso en todos los países”.
EL TEST. Desde las asociaciones que atienden enfermedades del hígado, tanto en la Argentina como en todo el mundo, se transmite un único y fundamental mensaje: “Toda persona debe realizar el test de hepatitis C, al menos una vez en su vida.” El argumento no es menor, ya que al tratarse de una enfermedad infecciosa que se transmite vía sanguínea, quienes realizaron transfusiones de sangre no seguras (principalmente antes de 1992, año en que se comenzó a controlar la presencia del virus C, descubierto en 1989) o quienes asistieron al odontólogo antes en la década del ’80 o antes, cuando se creía que el alcohol eliminaba cualquier bacteria o virus, pueden pertenecer a un grupo de riesgo. De la misma forma, quienes se hicieron un tatuaje o piercing en condiciones no seguras, o aquellos consumidores de drogas inyectables. El riesgo de transmisión a través de las relaciones sexuales podría ser mayor cuando una mujer está menstruando o cuando uno de los miembros de la pareja presenta lesiones genitales.
En la Argentina, se estima que entre 600 mil a 800 mil personas padecen hepatitis C, sin embargo, sólo el 17% cuenta con un diagnóstico. De hecho, los expertos suelen afirmar que la hepatitis C, mata a más personas que el VIH, porque hay tres o cuatro veces más de infectados de hepatitis c (600 mil) que por VIH (140 mil), y como la mayoría no lo sabe, no accede a un tratamiento.
“Necesitamos que se testeen. Ya sabemos que no se trata de un problema de drogadictos, todos pudimos haber estado en presencia del virus C. Incluso en esta sala alguno de ustedes puede tenerlo”, aseguró el académico Graham Foster a una turba de periodistas de todo el mundo que lo miraban boquiabiertos.
Los pacientes con hepatitis C suelen sentirse estigmatizados, lo que los lleva a ocultar su enfermedad. El estigma alimenta un círculo vicioso en el que “quienes sospechan su infección prefieren no realizar el test por miedo al qué dirán, y otros tanto tienen total desconocimiento sobre los factores de riesgo”, subrayó Charles Gore, presidente de la Alianza Mundial contra la Hepatitis, y quien fue diagnosticado con hepatitis C en 1995 y cirrosis en 1998.
Los especialistas alertaron sobre la importancia de las campañas contra la hepatitis C dirigidas a pacientes y médicos de atención primaria. “Son muchos los médicos que no piden el análisis porque no saben siquiera cómo pedirlo, y muchas veces son los pacientes los que solicitan el análisis que no resulta nada costoso para el sistema sanitario”, explicó el hepatólogo Fernando Bessone.
Los expertos de todo el mundo coincidieron en que los nuevos hallazgos farmacéuticos permiten dejar atrás a la hepatitis C como enfermedad crónica que a largo plazo ocasiona graves patologías asociadas, y comenzar a pensarla como una enfermedad que puede erradicarse a partir del tratamiento, y en consonancia con el compromiso de realizar el test para detectarlo.
TIEMPO ARGENTINO

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