13 Apr Tony Iommi, el verdadero “hombre de negro”
Por Sebastián Feijoo
En la línea de producción de la fábrica había una mujer a mi lado que doblaba piezas de metal con una máquina y después me las enviaba para que yo las soldara. Ese era mi trabajo. Pero la mujer no vino ese día, así que me pusieron en su máquina. Era una guillotina con un pedal tambaleante. Ponías una lámina de metal, el pie en el pedal y… ¡bang!… una prensa industrial gigante caía y doblaba el metal. Nunca había usado esa cosa antes, pero todo funcionó bien hasta que perdí la concentración por un momento, quizás soñando con estar en un escenario en Europa y… ¡bang!… la prensa cayó directamente sobre mi mano derecha. Por reflejo, saqué la mano y la maldita prensa me arrancó la punta de los dedos del medio. Miré hacia abajo y los huesos sobresalían. Entonces vi sangre corriendo por todas partes”.
El accidente que sufrió Frank Anthony Iommi a los 17 años prometía dar por tierra con todos sus sueños. Perder parte de dos dedos el mismo día en el que iba a renunciar para salir de gira por Europa con The Birds & The Bees fue un golpe devastador. Los médicos resultaron concluyentes: “No vas a poder volver a tocar la guitarra”. Pero mientras aquel jovencito estaba internado y navegaba en un mar de angustias, el gerente de la fábrica fue a visitarlo y le acercó una chispa de esperanza. Le regaló un disco del guitarrista de gypsy jazz Django Reinhardt y le dijo: “Este hombre toca la guitarra con sólo dos dedos”.
Corría 1965 y poco después de salir del hospital, ese chico construyó unos dedales de plástico y cuero, adaptó su guitarra y fue ideando una técnica propia que le permitió –no sin dificultades– volver al instrumento. En apenas unos años alcanzaría un estilo distintivo y fama mundial como Tony Iommi, el guitarrista, compositor y líder de Black Sabbath, el creador de los riffs más ominosos de la historia y uno de los músicos más influyentes de la cultura rock.
La descripción inicial del accidente es un extracto de Iron Man. Mi viaje a través del cielo & el infierno con Black Sabbath, la autobiografía recientemente editada en nuestro país, que Iommi firmó junto al periodista T. J. Lammers.
Es un libro vertiginoso. Devela la trastienda de una música y una banda únicas, incluye anécdotas hilarantes y de las otras, caídas al abismo y redenciones. Es la historia de Iommi y la de Black Sabbath. Y de alguna manera funciona como el primer testamento del metal.
La leyenda comenzó oficialmente en 1968, y 45 años después disfruta de un momento inmejorable: alcanza con escuchar el reciente álbum 13 o haber estado en el Estadio Único de La Plata en octubre del 2013.
Iommi, con errores, flaquezas y alguna contradicción, siempre estuvo ahí para sostener a Black Sabbath y su legado. El libro da cuenta de su difícil infancia, un accidente de auto casi mortal, el éxito, el alcohol, la cocaína, las fiestas, las peleas internas, los problemas con la Iglesia, los problemas con sectas satánicas, estafas de managers, deudas, casamientos, divorcios, la difícil relación con su hija, los cambios de formación crónicos, los reencuentros con Ronnie James Dio y Ozzy Osbourne, un tratamiento con células madre en la mano derecha y la grave enfermedad que lo tuvo contra las cuerdas.
Sus inquietudes musicales no recibieron gran respaldo en su familia. “Nunca vas a hacer nada bien”, “¿Por qué no te buscás un trabajo de verdad, como tu primo?”, eran las frases más escuchadas en su casa. “A causa de eso me obligué a conseguir algo sin importar lo que me encontrara en el camino. Quería demostrarles que estaban equivocados. Es como cuando me corté las puntas de los dedos y me dijeron que nunca podría volver a tocar. No podía aceptarlo. Estoy seguro de que todo eso ayudó a Black Sabbath”, explica el guitarrista en el libro lanzado por la editorial Jedbangers, que por el momento sólo se consigue en disquerías especializadas y en su web.
La formación más emblemática de Black Sabbath fue la original: Iommi (guitarra), Ozzy (voz), Geezer Butler (bajo) y Bill Ward (batería). De 1970 a 1973, Black Sabbath, Paranoid, Master of reality, Vol. 4 y Sabbath Bloody Sabbath son obras fundamentales dentro de la historia del rock.
En los primeros tiempos se trataba de una banda de amigos apasionados por tocar, divertirse y salir del agobio de la pobreza. Lo lograron construyendo una música tan oscura y amenazante como nunca se había escuchado hasta entonces. El bajo espeso y las letras tenebrosas de Butler, el carisma de Osbourne y la personalidad de Ward completaban una química única. Iommi lideraba ese ensamble con una forma de tocar: el mítico tritono –intervalo que en el medioevo se consideraba el símbolo del Diablo–, afinaciones más graves, riffs aplastantes, mucho sustain y abruptos contrastes de climas y ritmos. Pero las giras, las drogas y el tiempo desgastaron el entusiasmo y casi todas las decisiones y el esfuerzo cayeron bajo los hombros de Iommi. Y Ozzy llegó a tal nivel de alcoholismo y desinterés que fue despedido de la banda en 1979.
El guitarrista tenía claro que Sabbath no podía continuar con Ozzy, pero algunos creían que tampoco podría seguir sin él. Las dudas se disiparon cuando apareció Dio. “Le hice escuchar ‘Children of the Sea’ y de la nada a Ronnie se le ocurrió la melodía vocal. Quedé muy impresionado porque en tan sólo un día había pasado de estar sin nada por una eternidad a tener una canción escrita de inmediato. Puse un poco de ‘Lady Evil’ y Ronnie también la cantó al instante. La primera canción que escribimos los cuatro juntos fue ‘Heaven & Hell’. Toqué el riff y Ronnie simplemente la cantó. Fue así de instantáneo. Elegimos a Ronnie porque nos gustaba la manera en la que trabajaba y nos gustaba su voz. Después que él se unió a nosotros, la música tomo una dirección distinta. Para Heaven & Hell –el álbum– estábamos escribiendo para un cantante tan distinto que nos abrió más puertas. Ozzy nunca estuvo tan involucrado en cada detalle”, puntualiza en el libro.
Esa formación dejó un disco esencial como Heaven & Hell (1980) y el potente Mob Rules (1981). Dio abandonaría la banda por una pelea durante la mezcla del álbum en vivo Live Evil en 1982 y a partir de entonces, Black Sabbath se lanzó a una etapa de enormes turbulencias en la que no faltaron muy buenos discos, pero durante la cual el sucesivo cambio de integrantes lastimó la popularidad y credibilidad de la banda.
Sólo en el puesto de cantante, pasaron Ian Gillan (que según el guitarrista nunca se sintió cómodo cantando bajo el nombre de Black Sabbath), Glenn Hughes (otro ex Deep Purple, que por sus graves problemas con la cocaína no duró más de un disco y unos pocos shows), Ray Gillen (un joven desconocido de un enorme talento que no terminó de cuajar en la banda) y Tony Martin (que llegó a grabar cinco discos).
Martin era un cantante expresivo y podía componer muy buenas melodías, pero le faltaba carisma. “En el medio de un show en Estados Unidos, Tony Martin decidió correr entre el escenario y las vallas que contenían a quienes estaban al frente. Saltó para empezar y un tipo de seguridad lo agarró y se lo llevó porque pensó que era un fan”, revela Iommi. Una anécdota que parece extraída del legendario falso documental This is Spinal Tap.
La alineación original volvió a encontrarse en 1997, salió de gira y editó el doble en vivo Reunion, pero no logró ponerse de acuerdo para grabar un disco de estudio y su actividad se limitó a tocar. Un año después se concretó el reencuentro final con Dio, bajo el nombre Heaven & Hell por una disputa judicial con Ozzy, que dejó el CD en vivo Live from Radio City Music Hall (2007) y el sobresaliente The Devil You Know (2009). Ese gran momento concluiría por la enfermedad y posterior muerte del cantante en mayo de 2010, la cual golpeó profundamente al guitarrista. Pero sobre finales del 2011 se anunció el operativo retorno de la formación original y 2013 sería el año de Black Sabbath. Iommi, Osbourne y Butler (Ward finalmente no fue de la partida), lanzaron el laureado 13, giraron por buena parte del mundo y obtuvieron las mejores críticas de su carrera.
Poco antes, el pilar de Black Sabbath casi se desmorona. En diciembre de 2011 Iommi fue diagnosticado de linfoma grado III. En Iron Man confiesa con crudeza lo que sintió cuando se enteró: “Da mucho miedo. ‘¿Todavía estaré acá para esta época del otro año?’ Si muero, ¿qué pasará con mi hija Toni y mi mujer María? Quizás deberíamos comprar una casa más chica, porque el lugar grande que tenemos hoy sería mucho para que María lo mantenga sola. Quizás sea hora de aflojar un poco e intentar vivir una vida mas tranquila. Pero entonces pienso que no quiero que la enfermedad tome el control. Casi quiero intentar olvidarme de ella y seguir adelante. Siempre peleé contra todas las adversidades que tuve en la vida, no puedo hacerlo de otra manera”.
Iommi siguió el tratamiento al detalle y al mismo tiempo le puso todo al operativo retorno. El 2014 parece haberlo recibido de la mejor manera: en un comunicado emitido hace pocos días el guitarrista anunció que en breve terminará con éxito su tratamiento regular y que seguirán con los shows.
Por lo visto, este verdadero hombre de hierro sigue dispuesto a escribir más páginas en el libro de su vida.
POR TIEMPO ARGENTINO