25 Apr Luego de la histórica clasificación, Lanús ahora piensa en Bolívar
El espía el pasado, Lanús en tiempos recientes logró episodios que superan su largo y apasionado recorrido. La Copa Conmebol de 1996 se ofrece como un noble recuerdo. En los últimos años, el popular equipo del Sur agiganta sus vitrinas: del Apertura 2007 local pasó a la Copa Sudamericana 2013. No se queda en el limbo: suele pelear campeonatos, aquí y allá, mientras sigue con la construcción de un estadio que promete ser modelo y crecen otras actividades a un ritmo vertiginoso. Sin embargo, el fútbol es… el fútbol.
En ese ámbito, desde el arribo de Guillermo Barros Schelotto, a mediados de 2012 (estará, al menos, hasta diciembre de 2015), el club granate acrecentó su fortaleza. Pierde poco, verdaderamente. Y más allá del lauro internacional del año que pasó, tiene una nueva y loca obsesión: la Copa Libertadores. Es cierto: entró al límite en los octavos de final, luego de una primera rueda con suspenso. Y ahora, luego del fantástico triunfo por 2 a 0 frente a Santos Laguna, en México, haber cruzado la barrera de los octavos de final es un episodio que marca un antes y un después en la vida de la pequeña gran entidad.
“Me parece que el domingo a las 5 de la tarde la gente tiene que reventar el estadio para agradecerles a los jugadores el esfuerzo que hacen. Juegan cada tres o cuatro días y siempre se mantienen con la actitud de ganar; merecen que los felicitemos”, contó el Mellizo, un gesto público para provocar una suerte de pequeña revolución en el choque contra el débil All Boys.
“Salimos a jugar contra un buen rival, pero nosotros siempre estuvimos bien parados; jugamos a la altura y generamos situaciones de gol”, recordó el entrenador. Así fue: en casi todo el desarrollo, Lanús tuvo la capacidad de no sufrir sobresaltos. Lo definió rápido, con un tanto de Ismael Blanco. Y lo resolvió en la parte final, con otro festejo del recuperado Paolo Goltz.
A diferencia de otros partidos, como la angustiosa clasificación frente a O’Higgins, salvada por la seguridad suprema del arquero Marchesín, anteanoche Lanús exhibió una versión ofensiva, con tres atacantes: Oscar Benítez, Ismael Blanco y Lautaro Acosta. Y el plan salió a la perfección. “El club nunca había podido llegar a los cuartos de final. Entrar en la historia nos da mucha alegría”, expresó Leandro Somoza, que creció al ritmo del equipo.
Ahora, Lanús ya piensa en Bolívar. Primero, el 7 del mes próximo, en casa; el desquite, en la altura de La Paz, el 14. Somoza tiene una teoría que comparten sus compañeros: la ventaja que ahora ofrece definir como visitante. “Quedó demostrado en esta llave que pudimos resolver la serie como local. Eso obliga al rival a salir a buscar el partido en su cancha; nosotros podemos aprovecharlo porque de mitad de cancha para adelante siempre generamos situaciones de gol”, sentenció el volante, un símbolo de este nuevo escenario.
LA NACION