Legado de Julio Verne: psiquiatra suizo dará la vuelta a mundo en avión solar

Legado de Julio Verne: psiquiatra suizo dará la vuelta a mundo en avión solar

Por Ximena Casas
Miembro de una familia de exploradores y científicos, con sólo 11 años de edad, el suizo Bertrand Piccard tuvo el privilegio de presenciar el despegue del Apolo XI desde Cabo Cañaveral. Ese mismo día, según recuerda ahora, tomó la decisión de seguir el camino aventurero de su abuelo, quien fue el primero en llegar en globo hasta la estratósfera; y de su padre, también pionero al descender al punto más profundo del océano. Y lo logró. Psiquiatra, aeronauta y conferencista, Piccard se hizo conocido en 1999 por dar la vuelta al mundo al mundo en globo sin escalas. Algo que nadie había hecho hasta entonces.
Y en los últimos años cumplió otra hazaña que parecía imposible: crear el “Solar Impulse”, un prototipo de avión impulsado sólo por energía solar con el que ya recorrió miles de kilómetros y alcanzó una autonomía de vuelo de más de 24 horas contínuas sin una gota de combustible. En 2013, cruzó los Estados Unidos, uniendo la costas Oeste y Este, desde San Francisco a Nueva York.
“Con el Solar Impulse podemos alcanzar cosas imposibles. Estamos cambiando la forma de pensar. Cuando comencé, los expertos en aviación me decían que un avión solar, que volara día y noche, era algo imposible”, contó ayer Piccard, durante una breve visita a Buenos Aires, donde brindó una serie de conferencias y charlas en el marco de EcoSuiza, un espacio de cooperación donde expertos de Suiza y Argentina debaten sobre sustentabilidad y nuevas tecnologías. Contó que ahora está en pleno proceso de preparación de lo que será su mayor conquista: dar la vuelta al mundo, circunnavegando el hemisferio Norte, con cuatro o cinco paradas en todo el recorrido. Este viaje está previsto para el año que viene con un segundo prototipo, el “Solar Impulse II”, que se presentó el 9 de abril.
“Es un vuelo lento. Lleva 25 días dar la vuelta al mundo. Seremos dos pilotos y nos iremos turnando, en cada continente cambiará el piloto. Este segundo avión tiene más capacidad en la cabina y la posibilidad de volar aún en la lluvia. En cada parada, aprovecharemos para promocionar esta nueva tecnología”, contó Piccard a modo de adelanto sobre lo que será su próximo viaje. “No es un aladelta, es un verdadero avión de cuatro motores. Pero para un piloto es completamente diferente porque es un avión más sensible a las turbulencias, por su gran tamaño y poco peso”, precisó.
Agregó que la construcción del prototipo demandó una inversión de u$s 150 millones en los últimos 12 años, que incluyó los salarios de los equipos de trabajo, los contratistas y demás asesores, que fue financiada por empresas privadas, entre ellas, Omega, Schindler, ABB y Solvay. “Lo curioso es que ninguna empresa pertenece al mundo de la aviación. Cuando uno es experto sabe hasta donde conoce, pero es difícil encontrar nuevas soluciones a un problema”, opinó Piccard. Además, destacó que la tecnología de “Solar Impulse” puede ser usada también en automóviles, en viviendas particulares o sistemas de iluminación, con un significativo ahorro de energía. “Esto genera más empleo, más ganancias para las empresas y al mismo tiempo la protección del medio ambiente. En el pasado los ecologistas querían reducir todo, frenar el avance. Hoy la idea es un win-win”, aseguró el aeronauta.
¿Estas nuevas tecnologías podrán aplicarse a la aviación comercial? “Sería un loco si digo que sí y un estúpido para decir que no”, bromeó Piccard durante su conferencia de prensa. “Hoy no tenemos la tecnología para poner 200 pasajeros en este avión. Pero hace 100 años, cuando se cruzó el Atlántico, tampoco”, advirtió. Según el piloto suizo, en los próximos 5 o 10 años ya existirán aviones solares que puedan transportar hasta 4 o 5 personas.
EL CRONISTA