21 Apr El Nº 1 es un gran logro, pero empezamos 0-0
Por Manu Ginóbili
Hay dos cosas importantísimas para mí que sucederán esta semana. Lo más relevante y que está más allá de todo partido o logro deportivo es el inminente nacimiento de mi tercer hijo. Todo marcha muy bien. Many, mi mujer, está espectacular. El doctor dice que la panza ya es todo bebé y que en cualquier momento golpea y sale. Ya pasaron las 38 semanas de gestación. Estamos muy entusiasmados.
El otro “temita” son los playoffs, a los que llegamos después de una fase regular casi ideal para nosotros. Más no podemos pedir. Sacamos tres partidos de diferencia sobre el segundo entre tantos equipazos que son más jóvenes, más rápidos y más talentosos que nosotros. La verdad es que el Nº 1 es un GRAN logro. Estamos felices, pero sabemos que eso no significa absolutamente nada más que la ventaja de localía. Y en la mayoría de los casos a las series se las gana afuera. Ahora todos empezamos de cero, con la adrenalina, la excitación y el entusiasmo que implica esta parte del torneo.
Nosotros sabíamos que 50 victorias íbamos a conseguir. Y yo estaba casi seguro de que Miami e Indiana iban a ganar 60 partidos, pero tuvieron un bajón sobre el final y nosotros seguimos consistentes. En 82 juegos los equipos en su gran mayoría pasan por momentos de problemas, y quizá de diez partidos pierden seis. A nosotros nunca nos pasó y eso nos dio la ventaja. Lo que más me sorprendió fue lo de febrero, cuando nos faltaron hasta cinco jugadores, y a veces tres de un mismo puesto. Hubo que improvisar y el equipo siguió ganando. Fue fundamental, porque perder tres o cuatro partidos más podía llenarnos de dudas y hacer que nos superaran Oklahoma, Clippers, Portland… Pero jugadores que tenían pocos minutos jugaron partidos importantes. Esa parte fue espectacular.
Leí que somos el primer plantel desde 1976 en el que ningún jugador superó los 30 minutos de promedio. Increíble. Pop pudo dar más descanso porque ganábamos, los suplentes jugaban bárbaro… Es espectacular haber ganado la etapa regular con esa distribución de minutos, sin depender de un jugador determinante que debiera estar 38 minutos en la cancha y hacer 30 puntos. Jugamos muy buen básquet, muy repartido en goleo, en participación, en todo. Así que es un placer de temporada. El tema es que no por eso ahora arrancamos 2-0 cada playoff. Empezamos 0-0. En casa, sí, pero eso no garantiza nada. Buenísimo lo que terminó, pero terminó. Ahora comienza otra cosa. Y los playoffs son especiales, porque un partido mal jugado de local puede dejarnos afuera y los 62 que ganamos no nos servirían para nada. Como dice la publicidad de acá, “win or go home”, ganá o andate a casa.
Ahora viene Dallas, un equipo de muchos anotadores, muy buen tiro de tres, que tiene de todo. Va a estar muy, muy duro. Y si pasamos, vendrá Houston o Portland, contra los cuales habitualmente tenemos problemas. Así que esto está complicado, por más que seamos el 1. Hay que laburar, romperse el lomo y jugar bien. Dallas vs. San Antonio es un clásico de Texas, y que hayamos jugado muchas veces en playoffs lo hace un poquito más vibrante, sobre todo para la gente. Dallas nos eliminó en 2006 y después lo dejamos afuera un par de veces, pero somos equipos renovados y lo que pasó no influye tanto. Lo importante es ahora.
En lo personal el saldo es bárbaro. Jugué casi 70 partidos, tuve un momento de preocupación en febrero, pero en general estuve bien, y jugué menos minutos que en otros años pero más o menos como todos, incluidos Tim y Tony. Y yo estoy bárbaro con ese papel. No me quejo, no pretendo jugar 30 minutos o más a esta edad. Sí quiero estar en un equipo como éste, con jugadores que cuando uno va al banco responden igual o mejor que uno. Y para el que jugó o tiró un poquito peor que lo que esperaba, cuando el equipo gana tanto, se disimula todo. Es una temporada impecable para todos.
Los otros argentinos tienen balances diferentes. Pablo tuvo un campeonato muy difícil. New York estaba armado para pelear bien arriba, pero no se clasificó. Seguramente él está desilusionado, pero creo que Pablo fue sólido, regular, e hizo lo que esperaban de él. Bajo ningún punto de vista es culpable de la situación. Y lo de Luifa… Fue muy raro lo de Indiana, como lo de Miami. Empezaron encendidos y en el último mes perdieron bastante, pero Indiana terminó logrando el 1. Y Luifa fue muy consistente, a pesar de minutos muy limitados en comparación con los que debería jugar en cualquier equipo. Es difícil tener nada más que 14 minutos para quien fue titular toda la vida, y tuvo que acostumbrarse. Lo bueno es que el equipo apunta al título; él había sufrido perder tan seguido y estar en los últimos puestos. En ese aspecto le vino bien el cambio.
Por último, quiero valorar cuestiones que uno pone en perspectiva. Desde que estoy acá, ésta es la cuarta temporada en que ganamos 60 partidos y la 12» en que entramos a los playoffs. Ningún otro equipo lleva esas marcas; incluso San Antonio suma 17 temporadas seguidas clasificándose. Es increíble la vigencia tras tantos años. No es normal que un equipo tenga estos resultados, que esté siempre peleando arriba. Este sueño puede terminar dentro de 10 días, porque se puede perder contra Dallas y no salir campeón siempre tiene un sabor amargo. Pero eso no tiene por qué opacar lo que se viene logrando desde hace tanto. Algo extraordinario.
LA NACION