“Comer crudo puede cambiar el mundo”

“Comer crudo puede cambiar el mundo”

Hasta mañana se celebra el primer Raw Fest, un festival de alimentación viva y vida sana organizado el Raw Club Buenos Aires (dirigido por la rawchef Adriana Nielsen) en el Faena Arts Center. Conferencias, charlas y clases de cocina y yoga convocaron a casi 1000 personas durante toda la semana, para ver en vivo a los referentes más importantes de esta tendencia. Entre las personalidades invitadas, Tiempo Argentino habló con el Dr. Brian Clement, médico naturópata y director del Hippocrates Health Institute (institución que desde hace 60 años propicia la alimentación viva como medicina para curar enfermedades de todo tipo), sobre cuánto nos influye lo que comemos y cómo puede la comida sanar o enfermar nuestra vida.
Polémico, autor de frases como dardos que van dirigidas al corazón de la industria alimenticia y farmacéutica, a la comunidad científica tradicional y también a los gobiernos, Clement asegura que los que eligen comer raw food (alimentos crudos o cocidos a menos de 42° C para que las enzimas permanezcan con vida) tienen en sus manos la herramienta fundamental para cambiar al mundo.

–¿Cuáles son los pilares de la alimentación viva?
−Se trata de alimentos para la vida. Porque cada persona, como decía Hipócrates, tiene el potencial de sanarse a sí mismo. La comida nos ayuda a limpiar nuestro cuerpo corporal. Una dieta sana es la farmacia misma. Los que comemos raw comemos todo lo que nos da la Tierra: vegetales orgánicos, sin pesticidas. Comemos algas, semillas y granos germinados, bocados exquisitos ricos en micronutrientes. No necesitamos el calor, porque la cocción mata a los alimentos. Y por supuesto, no comemos carne ni tomamos leche, porque es lo que más enferma. Comemos vegetales, porque en la historia de la Tierra se han identificado 1,8 millones de especies vivas y todas tienen una dieta cruda, salvo los humanos. Por 60 años en el instituto que dirijo, la gente se alimentó de una dieta cruda y hemos ayudado a sanar a miles de personas con enfermedades terminales que ya no tenían alternativas en los hospitales tradicionales. El alimento es importante, pero no lo único. Las emociones y el ejercicio también lo son. Esta es la medicina del futuro.
−¿Cómo influye la comida en la salud o cuánto genera enfermedad?
−Argentina es uno de los países donde estudiamos la dieta de la gente para demostrar cómo nos enfermamos consumiendo carne y lácteos. Tienen más cáncer, más diabetes, más ataques al corazón. La gente de todo el mundo se está abriendo a la comida cruda. Sobre todo los ricos, aunque todos tienen acceso, porque cuando la gente se enferma, ricos y pobres, necesitan lo mismo: salud. Desafortunadamente la mayor parte de los científicos son pagos por las corporaciones y por eso no hay grandes cambios. Nosotros vamos a las conferencias ambientales y hablan pavadas, dicen “no consuman nafta”, pero no dicen nada de las carnes y la leche. Los que viajan en camiones, en auto, en aviones, representan sólo el 17% de la polución mundial. Mientras que el consumo de carne y de lácteos, representa el 50% de la contaminación. A todos les gusta hablar, pero nadie quiere cambiar. Pueden comprarse un auto híbrido, pero no están dispuestos a renunciar a la carne. Es frustrante para los científicos verdaderos como nosotros, porque se masturban en vez de enfrentar lo que hacen. Por cada vaca se requiere de 50 hectáreas. Además de la polución que produce la elaboración de la carne y el transporte. Con esa tierra podés alimentar a 15 mil personas por año con producción vegetal.
−Si no tomamos lácteos, ¿con qué se remplaza el calcio?
−Los lácteos no son buena fuente de calcio. Todos los estudios demuestran que los huesos se debilitan si comés lácteos, porque tienen proteínas no digeridas y los minerales lo expulsan del cuerpo. ¿De dónde obtiene el calcio un caballo o un elefante? De las plantas. Estas son mentiras de la industria láctea. Todo lo que nos enseñaron está mal. Hay mucha corrupción de los gobiernos y de las industrias. Es increíble cuando uno lo piensa. Ahí está la investigación, pero nadie quiere verla. Hace mucho me di cuenta de que en parte es la adicción a la comida. Y otra parte es lo que yo llamo el factor “mamá”. Ella me ama y dijo que comiera carne y tomara leche. Cuando yo empecé en esto, pensé que iba a rechazar el amor de mi madre. Ahí juega lo comercial, lo educativo, es en esa conexión tan profunda entre las madres y sus hijos. Nadie lo escucha porque hay mucho dinero de por medio. Cuando salgo en la televisión, algunos anunciantes retiran sus publicidades. No existe la ética que se necesita para cambiar. El capitalismo es avaricia. Ya ganan millones, ¿por qué cambiar?
−¿Qué les dice a los que opinan que el raw food es para pocos porque lo orgánico es muy caro?
−No es así como debes mirarlo. Primero que los alimentos raw alimentan. Mientras que los alimentos industriales que venden en el supermercado, son para comer, pero no alimentan. No tienen nutrientes, por eso tienes que comer más y más. Entonces, ¿qué es más caro? Te voy a dar un ejemplo: con 42 kg de granos, una vez germinados, se pueden producir 420 kg de alimentos altos en proteínas y vitaminas. Un estudio reciente dice que si se tomara todo el cereal sobrante del mundo, con 500 mil voluntarios en 18 meses limpiamos el hambre del mundo. Es una realidad. Es lo que deberían hacer los gobiernos. En EE UU, 600 mil niños mueren de hambre al año, y posiblemente viven cerca de un silo donde se pudren granos que sobran. La herramienta está, es esta, se llama raw food. Lo que sucede ahora es que a los ricos les está importando este tema, porque el dinero no cura y tienen graves problemas de salud. Cada uno debe hacerse responsable por lo que come. Así se inicia el cambio
TIEMPO ARGENTINO