Secretos de Carlo Ancelotti

Secretos de Carlo Ancelotti

Por Simon Kuper
Tengo mucho poder”, sonríe Carlo Ancelotti, director técnico del Real Madrid. “Acá yo decido: se entrena a las seis de la mañana, se entrena a las 11 de la noche. Pero mi estilo no es imponer. Me gustaría convencer a los jugadores de lo que están haciendo. Eso lleva más tiempo”.
Estamos sentados en la oficina de entrenadores en el nuevo predio de entrenamiento ubicado apenas al norte de Madrid. El italiano da pitadas a un cigarrillo, confiado de que el presidente del club no entrará para encontrarlo fumando, como le sucedió en un anterior club. Florentino Pérez, el presidente del Real Madrid, rara vez molesta al director técnico.
Ancelotti aterrizó en España el verano boreal pasado, su cuarto país en cuatro años después de dirigir a AC Milan, Chelsea y Paris Saint-Germain. Aunque con perfil más bajo que sus pares, como José Mourinho y Arsène Wenger, fue él quien ganó los mayores premios del fútbol. Ahora su tarea consiste en lograr que el Real Madrid obtenga la décima Liga de Campeones. Este director técnico internacional puede explicar cómo maneja jugadores superestrellas (actualmente Cristiano Ronaldo y Gareth Bale), presidentes de clubes difíciles de tratar (anteriormente Silvio Berlusconi y Roman Abramovich) y hasta los histéricos medios de comunicación. Éstos son los secretos de gestión de un buen tipo.
El edificio principal del club está casi vacío. En la oficina de entrenadores también se encuentra Davide, el hijo de Ancelotti que trabaja también con el staff de su padre. Ancelotti reparte excelentes cafés, se sienta y enciende un cigarrillo. Su celular vibra con frecuencia pero él lo ignora. Con su lento inglés y, a veces jugueteando con un lápiz verde, “Carletto” exuda tranquilidad.
Este hijo de un granjero de Emilia-Romagna pasó su adultez en ambientes con grandes presiones. Siendo mediocampista en el fútbol italiano aprendió liderazgo de sus directores técnicos, especialmente el sueco Nils Liedholm, su coach en AS Roma en los ochenta.
Los días de partido para relajarnos Liedholm pedía a los médicos del Roma que hicieran chistes. Ahora, como entrenador, Ancelotti en general hace las bromas él mismo, aún antes de las finales de la Liga de Campeones. Sabe que la mayoría de los buenos futbolistas no necesitan que los motiven, sino que se los tranquilice.
Cuando empezó a desempeñarse como director técnico, esa tarea le resultó insoportablemente estresante. Recuerda que después de una temporada pensó: “Hago esto tres o cuatro años y después, vacaciones”. Pero de a poco aprendió a convivir con la presión.
Después de dirigir el pequeño club Reggiana, pasó por el Parma, Juventus y luego el Milan, donde también implicaba manejar a Berlusconi. Ancelotti enseguida aclaró un hecho clave: como Berlusconi era el dueño del Milan, la tarea del director técnico era complacerlo. “La tradición del Milan es jugar con buen estilo a diferencia del Juventus, donde lo importante es ganar.” Por esa razón, armó una formación muy atractiva. “Esa fue la única razón por la que jugaban Pirlo, Seedorf, Rui Costa, Kaká, Shevchenko al mismo tiempo.” Allí descubrió que ningún sistema es más importante que el presidente del club.
En el Milan, Ancelotti aprendió a dirigir un equipo multinacional y esa capacidad le daría buenos resultados. Ancelotti había soñado con dirigir el Milan por siempre, pero Berlusconi recortó la financiación, el equipo declinó y en 2009 “Carletto” se unió al éxodo de italianos altamente calificados.
El dueño del Chelsea quería su sentido táctico y sus habilidades sociales. Ancelotti recuerda: “La primera vez que me reuní con Roman Abramovich me dijo: ‘Cuando veo al Chelsea no reconozco su identidad, su estilo de juego’”. La tarea del director técnico fue darle identidad al equipo. En Londres, contó, “El único problema era el idioma; difícil de hablar, difícil de mostrar emociones. Pero el equipo estaba organizado”. El Chelsea fue campeón de Inglaterra en 2010 y entró en la final de la FA Cup contra Portsmouth.
Antes de la final, Ancelotti hizo algo inusual: les pidió a los once titulares que decidieran la estrategia del partido. “Todos decían algo. Por ejemplo, (arquero Petr) Cech afirmaba que había que controlar el espacio de atrás, para evitar el contraataque. Esa temporada jugamos 60 partidos y 60 veces armé la estrategia. Por lo tanto, creo que los jugadores comprendían muy bien lo que tenían que hacer”, recordó.
La pregunta es porqué trató de hacer algo tan riesgoso antes de un partido crucial. “Estaba seguro de que los jugadores seguían la estrategia porque la habían fijado. A veces diseño la estrategia pero no sé si los jugadores realmente la comprenden”. Ese día Chelsea le ganó a Portsmouth 1 a 0 y por primera vez el club fue bicampeón.
Ningún DT dura mucho en Chelsea. En 2011 lo convocaron los nuevos dueños qataríes de Paris Saint-Germain (PSG). Francia ofrecía un nueva serie de peculiaridades nacionales.
A París le faltaba profesionalismo. “PSG fue una buena experiencia porque era la primera vez que construía un equipo nuevo. Es diferente llegar a Chelsea o al Real Madrid, donde uno cuenta con una buena organización del club y un buen equipo. En PSG tuve que armar todo desde abajo,”contó.
El equipo tenía divisiones étnicas. “Teníamos sudamericanos, franceses, italianos”, recordó. “La relación no es fácil. Los sudamericanos juegan entre ellos. Los italianos igual. Los futbolistas no estaban acostumbrados a tener mentalidad ganadora. Normalmente entrenaban a las 11hs, llegaban a las 10:30hs y cerca de las 12:30/13:00hs se iban de la cancha. Cambiar eso no fue fácil, decirles que debían quedarse después de la práctica, comer bien, tomar suficiente líquido, descansar”, explicó. “Fue importante tener a Ibrahimovic, el mejor jugador con buen profesionalismo. Era un modelo para los demás en las prácticas, porque se concentraba siempre. Nos llevó seis meses ver los resultados”. En 2013, PSG ganó su primer título francés desde 1994.
Casi inmediatamente, Ancelotti se unió al Real Madrid. El club necesitaba un antídoto contra Mourinho. El DT portugués había dirigido al Real Madrid durante tres años, imponiendo su característico fútbol defensivo y tratando de doblegar a los jugadores engreídos.
Ancelotti acata su pacto: no criticar a Mourinho. Pero sí habla de su misión: “El objetivo es jugar fútbol de manera un poco diferente, porque la cultura de este club es jugar un fútbol espectacular,” dijo cuidando las palabras que pronunciaba. “A los hinchas no les gusta ver contraataques. Prefieren un equipo que controle el juego, con posesión. Estamos tratando de seguir la tradición del club”.
Algo que les gusta a los clubes sobre Ancelotti es aunque es una profesión dominada por los grandes egos, él contento se adapta a su entorno. En cada país, busca pequeñas diferencias. “En Inglaterra, en general, los equipos tienen menos habilidades tácticas para la defensa”, contó. “En Francia, los equipos son físicamente sólidos, porque hay muchos jugadores africanos. Y en España, tienen el placer de jugar fútbol. Hay que adaptar la propia metodología a esas diferencias”.
Real Madrid tiene maravillosos jugadores e ingresos más altos que cualquier club deportivo; el año pasado fueron de 521 millones de euros. ¿Por qué no ganan la Liga de Campeones desde 2002? Ancelotti evita la pregunta con una risita. “No sé. Es algo que se pregunta el club mismo. En diez años no llegaron a la final. Es un poco extraño. Pero jugaron tres semifinales seguidas, lo cual no está mal.”
¿Cómo enfrenta la presión diaria? “Tengo experiencia en este mundo . . .No me deprimo tanto cuando el resultado no es bueno, no me pongo demasiado contento cuando los resultados son buenos. No siento mucha presión sobre mis espaldas porque amo mi trabajo. La presión sobre el DT es normal.”
Unos minutos después, me acompaña hasta la recepción y ordena que pidan un taxi para mí.
EL CRONISTA