“No me hago rico con estas películas”

“No me hago rico con estas películas”

Por Nicolás Peralta
Parece uno, pero son tres. Clooney director, Clooney actor y Clooney productor. O son en realidad cuatro los Georges, porque es un galán, o cinco, porque es el soltero más codiciado. Pero todas esas facetas se condensan y se verán a partir de mañana en las pantallas locales con el estreno de Operación Monumento, película escrita, protagonizada y dirigida por el propio George Clooney, acompañado por grandes nombres de la industria como Matt Damon, John Goodman, el francés Jean Dujardin, Cate Blanchett y el inefable Bill Murray.
Clooney encabeza el reparto en el papel de Frank Stokes, un importante historiador del arte. “Trabaja en el Museo The Fogg –el museo de arte más antiguo de Harvard– donde, al comienzo de la historia, se encuentra en el área de restauración de arte”, explica Clooney. “Ya ha ido a la guerra –la Primera Guerra Mundial– y ha visto lo que puede pasar, especialmente una vez que terminan las guerras. Es un líder natural”, agrega.
Una pregunta surge: ¿cómo se siente George Clooney al dirigirse a sí mismo en un papel protagónico? “Es una de esas cosas que aprendés en clases de actuación. No le presto atención a una sola indicación que me doy”, bromea el actor.
La inspiración para el personaje fue un verdadero historiador de arte llamado George Stout. “En la vida real, era un tipo muy impetuoso. Podía hacer cualquier cosa, como arreglar coches y radios de la nada”, cuenta el actor.
Para Operación Monumento se seleccionaron tres locaciones importantes para el rodaje: el sur de Inglaterra; la ciudad de Berlín y los alrededores de Babelsberg, Alemania –incluyendo los Estudios Babelsberg (de 100 años de antigüedad) en la campiña adyacente en Potsdam, al norte del país germano–; y una docenas de sublocaciones dentro de esos países que tuvieron que hacer las veces de una variedad de lugares –incluyendo Washington DC, Nueva York, Chicago, París, Bélgica, Alemania, Austria e Italia– mientras representaban una plétora de lugares específicos: iglesias, museos, castillos, minas de sal, hospitales, campos aéreos, una base militar y cuarteles generales de campo, caminos rurales, oficinas y viviendas. “Fue mucho trabajo”, cuenta Clooney que reconoce disfrutar estos rodajes y mucho más rodeado de amigos, como en esta ocasión.
El actor, ganador de un Oscar como productor de Argo, y uno como actor de reparto por Syriana, se dedica a hacer películas que gusten, pero que le signifiquen algo, no sólo para buscar el éxito en la taquilla. Al menos eso dice, siempre, con una sonrisa.

–¿Por qué hiciste esta película?
–Grant (Heslov) y yo hicimos muchas películas de corte cínico, eso es lo que nos gusta hacer. Pero pensamos “¿Qué tal si hacemos una que no sea tan mal intencionada?” Sería agradable no vivir en un mundo tan podrido todo el tiempo (ríe) y pensamos que esto sería algo divertido de realizar. Quedamos realmente conformes.
–El film, aunque no estará en los Oscar de este año, quizás es candidata para ganar premios, ¿no?
–Realmente no nos enfocamos en intentar hacer “la película de guerra para ganar un Oscar”. Queríamos hacer una buena película que fuese entretenida; una de la que pudiéramos sentirnos orgullosos de estar en ella o de ser parte de la misma y todo el elenco se unió al proyecto de inmediato.
–Hablando del reparto, es un elenco impresionante. ¿A cuántos actores contactaste de manera personal y cuantos llegaron por los medios normales de trabajo?
–A Cate, la llamé, a Matt le mandamos el guión, y Bill también es un amigo personal. Con John, estábamos en la fiesta de Argo y le dije: “Te vamos a mandar un guión.” A todos, de hecho, los conocía. Eso ayuda porque sino hasta que no está “aprobada” los agentes no se la proponen a sus más grandes estrellas; sólo llegan cuando ya tenés el dinero depositado en la cuenta. De esta manera pudimos adelantarnos y decirles: “Vamos a filmar en esta fecha, el dinero estará listo en esta otra fecha, ¿estás interesado sí o no?
–Con un gran elenco de actores establecidos, ¿hay que asegurarse “buenas partes” para repartir entre todos?
–¡Sí, pero no los querés ahí tan sólo para rellenar el espacio! El truco de esto es entender que no le podés servir a cada persona en cada escena. Uno realmente tiene que recordar que esta serie de escenas –con digamos Bill y Bob– van a tratar acerca de esto y que aquellas otras van a ser con John y Jean Dujardin. Hay que enfocarse en sus tomas cuando estás con ellos y no tratar de hacer que todos tengan su momento propio en cada escena.
–Esta película tiene que establecer un balance entre momentos de risas y el alto drama de la guerra ¿Fue todo un reto?
–No es una comedia con escenas serias pues es difícil recuperar al público si lo hacés así. El tono siempre es el secreto en una película como esta. Argo fue algo parecido de manera muy significativa, hay muchas bromas grandiosas y muchas cosas serias.
–Aunque la película tiene sus momentos ligeros, hay algunos temas pesados subyacentes que también tienen que ver con el legado del arte y la cultura. ¿Fue parte del enfoque que se buscó?
–Creo que siempre supimos que ese tendría que ser el tema, que el tema subyacente tendría que ser el arte; este mundo que es realmente importante y sin el cual la cultura se ve perdida. La pregunta realmente es “¿El arte en verdad vale una vida?”, y de alguna manera, sí lo tiene que valer, pues mucha gente murió por preservarlo. Lo que nos dice lo que valieron estas piezas de arte para otras tantas personas. Debido a que es nuestra historia –antes de tener iPhones o lo que sea que usamos para grabar todo– así era como grabábamos nuestro legado. Sin el arte pierdes… bueno, lo vemos en Irak en donde no protegimos a los museos y lo terrible que fue pues esa historia quedó destruida y con ella la cultura.
–¿Toca el tema de esta película, el legado del arte, a su propia carrera de alguna manera? ¿Ve las películas que hace ahora como un intento por crear su propio legado?
–Creo que ha sido nuestra intención, durante ya algunos años, hacer películas que perduren más allá de la semana de su estreno. No me estoy haciendo rico con estas películas pero permanecen vigentes durante un buen rato. Esta película y Amor sin escalas, tan sólo quedan anotadas en la lista de cosas que hice, no es otra cosa. Sólo las hacemos porque nos gusta contar historias. No estamos haciendo fortunas con ellas, no fueron diseñadas para eso. Nada nos detiene de hacer enormes películas que se estrenan en grande y con las cuales podés ganar mucho dinero, pero eso no es realmente lo que nos interesa. ¿Cuando tengas 70 años de edad y acudas a esa cena que te ofrecen, querés que digan “Oh, tuvo nueve películas que estrenaron en la primera posición” o preferís que estas películas sean vistas dentro de diez años por alguien que le da vueltas a los canales o en una computadora y que diga, “¡Hombre, cómo me gusta esa película!’? ¿La película perdura?… eso es lo importante.
TIEMPO ARGENTINO