02 Mar Alegrarse la vida
Por Margy Rochlin
Durante medio siglo, los espectadores creyeron que Mary Poppins era un fantasioso clásico de Disney sobre una mágica niñera británica, un chispeante deshollinador y la familia disfuncional de un banquero londinense. Pero El sueño de Walt, que llega hoy a las salas locales, revela dos historias bastante menos conocidas. La primera es el triste pasado de la autora de Mary Poppins, P.L. Travers, cuando era una niña australiana hija de padre alcohólico y madre suicida. La segunda, la relación que entabla la escritora ya de adulta (Emma Thompson) con Walt Disney (Tom Hanks) en las dos semanas de 1961 en las que el creador la convoca a su estudio hollywoodense tras 20 años de negociaciones fallidas para mostrarle el proyecto que intenta llevar a la pantalla grande que, a primera vista, es todo lo que Travers detesta.
En un atardecer idílico en los estudios Walt Disney de Burbank, California, Hanks y Thompson se encontraron para charlar, no muy lejos de donde sus célebres contrapartes lo hicieron, sobre El sueño de Walt y la intersección entre el arte, la vida privada y las temidas emociones.
-Entre otras cosas, El sueño de Walt muestra el difícil proceso de adaptación de una obra literaria al cine. ¿Hasta qué punto, Emma, tus experiencias con Sensatez y sentimientos y La niñera mágica te permitieron comprender lo que estaba pasando Travers?
Emma Thompson: -La gran diferencia está en que adapté un libro a un guión. Los guiones están diseñados para ser entregados a otra persona. Ella escribía algo que provenía de alguna parte subatómica de su ser, algo que no quería soltar porque la sostenía emocionalmente.
-Según tu investigación, ¿Travers era realmente tan fría?
Thompson: -Kelly (Marcel, la guionista) dijo en una conferencia de prensa que los nietos de Travers creían que murió sin haber amado a nadie y sin ser querida por nadie. En ese momento, Tom decidió cantar.
-¿Qué cantaste?
Hanks: -“Let’s Go Fly a Kite”. Necesitaba ponerle un poco de Disney a ese final infeliz (se ríe).
-Travers insistió en grabar sus encuentros con los Sherman, responsables de las canciones de la película, así que se dispusieron de horas de grabación de sus negociaciones.
Hanks: -Treinta y nueve horas de grabación. Eso debe de haber sido magnífico.
-¿Qué aprendiste de ella escuchando su voz?
Thompson: -Las grabaciones lo muestran todo. Su angustia, la tensión y el empecinamiento, el sabotaje intencional. Todo se escucha en su voz. Es fascinante.
-¿Cuánto de esa angustia provenía de estar sola en un país extranjero, superada por el tamaño de Disney?
Thompson: -Creo que ella era así la mayor parte del tiempo. No hizo ningún esfuerzo para conocer a la gente con la que trabajaba en la película. Ni siquiera comía con ellos en el comedor del estudio. Era horrible. Es un hecho que no se puede endulzar de ningún modo.
Hanks: -Ella odió el guión.
-¿Cómo es interpretar al fundador del estudio que produce la película? ¿Cómo fue el ofrecimiento?
Hanks: -Increíblemente directo. El CEO de Disney, Robert A. Iger, me llamó y me dijo: “Tenemos que hacer esta película sobre Walt Disney. No es nuestra, vino de otro lado. Es un gran guión, y si no lo filmamos, otro lo hará y nos van a mostrar como insensibles. Y si lo impedimos, creerán que estamos tratando de esconder algo. Así que ¿hará de Walt Disney?
-¿Qué pasó cuando dijo que sí?
Hanks: -Me quedé sin palabras. Es el trabajo más difícil que tuve. Hay millones de horas de grabaciones de Walt haciendo de Walt Disney, de un gran tipo. Pero encontré suficientes imágenes de él durante entrevistas que quería que terminaran ya. Los momentos en los que pude descubrirlo con algún tipo de consternación valieron su peso en oro.
-¿Ayudó la familia Disney?
Hanks: -La relación de la familia Disney con el estudio no terminó bien. Cuando Roy Disney (sobrino de Walt) trabajaba aquí fue apartado de las decisiones, pero siguió en la compañía por razones ceremoniales. Finalmente se fue. Pensamos que nos iban a responder con una demanda cuando fuimos a ver a Diane, la hija de Walt. Pero no fue así. Todos entendieron la historia.
-Emma, ¿cómo se te ocurrió su peinado? Incluso de perfil, la permanente sugiere represión emocional.
-Es como ella lo usaba, con rulos, corto y armado. Hay algo muy rígido en ella y también en su cabello. Me fue muy útil para verme muy diferente.
-¿Siempre fuiste consciente de que P.L. Travers estaba cerca de la quiebra cuando cedió los derechos de Mary Poppins a Disney?
Thompson: -Creo que ésa es una parte vital de la historia. Estaba sola.
Hanks: -Nadie sabe lo que se dijeron cuando llegó el momento de la verdad, pero podría apostar que la conversación giró alrededor del dinero. “Mira, muñeca: pronto serás una anciana y vas a morir sola. ¿No quieres hacerlo con un fajo de dinero en el bolsillo? Bueno, déjame hacer la película.” Me juego que fue así.
Thompson: -No es sólo una cuestión financiera. Viene desde la antigua dificultad de las mujeres dscripta por Jane Austen y hasta nuestros días: ¿cómo te ganas la vida si no te casas con alguien que pague las cuentas?
El sueño de Walt es también una película sobre los límites del encanto en los negocios. Disney lo tenía, pero P.L. Travers no.
Hanks: -Yo no puedo sonreír como Disney. Mi sonrisa se ve demoníaca. Pero la suya parecía decir: “¿No es maravilloso estar vivo?”. Y lo hacía en todos lados, desde las Naciones Unidas hasta el cuarto de al lado.
Thompson: -Son dos extremos de un espectro bastante amplio y variado. Él podía atraer a los pájaros de los árboles y ella se negaba a utilizarlo en lo absoluto. Sé que podía ser encantadora. He leído sobre el tema y sus amigos me lo dijeron. Simplemente nunca lo hizo.
-Emma, Travers era muy reservada. Tú, por otro lado, pareces muy abierta.
Thompson: -Somos muy diferentes. Yo siento afinidad con todos los seres humanos. Ella estaba a la defensiva.
-¿Cómo hallaste el camino para llegar a ella?
Thompson: -Para crear un personaje, es como que pongo un papel de calcar sobre sus contornos y pienso en qué partes tomar. Por supuesto el tema padre-hija, su pérdida de control, es algo que resonó en mí. Mi padre tuvo un ataque cerebral cuando tenía 48 años. Yo fui la persona a la que él permitió que le enseñara a hablar nuevamente. Fue una tarea sagrada, pero me despedazó. Así que tuve una conexión con ella. Por sobre todo, creo que la mayoría de los artistas son inconsolables. Por eso siguen haciendo lo que hacen.
-De acuerdo con el compositor Richard Sherman, ella se acercó a Disney en el estreno de Mary Poppins y le dijo que tenía ideas para mejorarla.
Thompson: -Sí. Disney le respondió “Pam, ya es tarde”.
-¿Y entonces?
Hanks: -Él se alejó. Ya la había terminado..
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