Un actor que fue capaz de emerger de las cenizas cuando su carrera estaba en baja

Un actor que fue capaz de emerger de las cenizas cuando su carrera estaba en baja

Fue un papel secundario en una película de terror lo que marcó el inicio de la exitosa carrera cinematográfica de John Travolta, hace 40 años: en el film Carrie, dirigido por Brian De Palma, hacía de líder de una banda de delincuentes.
Pero incluso actuando de chico malo, sus insignias personales ya eran claramente visibles: flequillo negro, ojos azules brillantes y una sonrisa deslumbrante sobre un pronunciado mentón. Travolta, quien hoy celebra sus 60 años, aún conserva su sonrisa encantadora.
En 1977 se convirtió en superestrella, al hacer de Tony Manero en Fiebre del sábado a la noche, película ícono de la música disco. Ahí logró su primera nominación a un premio Oscar, y de pronto, el menor de seis hijos de una familia de ascendencia italiano–irlandesa, estaba en Hollywood haciendo carrera.
El musical Grease (1978) fue otro éxito de taquilla. No sólo sedujo con movimientos de cadera, jopo y patillas rockeras a su rubia coprotagonista Olivia Newton–John, sino que ahí hizo un importante despliegue de encanto, nuevamente brillando como bailarín, siguiendo la tradición de Gene Kelly y Fred Astaire.
Pero la década de 1980 lo encontró haciendo papeles más bien malos y cometiendo ciertos errores a la hora de elegir en qué películas participaría. Su carrera parecía empezar a caer en picada, y a nivel personal sufrió un duro revés: su novia, la actriz Diana Hyland, murió de cáncer, y se hizo seguidor de la controvertida Cienciología.
En 1994 se abrió su camino de regreso con la clásica Pulp Fiction de Quentin Tarantino. Se convirtió en el asesino profesional Vincent Vega, junto a Uma Thurman y Samuel L. Jackson, en un papel que le valió su segunda nominación al Oscar.
Un año después, volvió a brillar en la mordaz sátira de Hollywood, El nombre del juego, como el gángster Chili, que sueña con entrar al negocio del cine. Ese papel le valió un Globo de Oro al mejor actor.
Desde entonces, Travolta volvió a alzarse como estrella interpretando roles de lo más diverso. En Contracara encarnó a un agente del FBI a la caza de un terrorista. En la sátira política Colores primarios (1998), encarnó a un candidato mujeriego en plena campaña electoral por la presidencia de Estados Unidos. Y como productor y protagonista, llevó a la gran pantalla el libro de ciencia ficción de Ron Hubbard,Batalla final: Tierra, en 2000, donde la actriz Kelly Preston, su esposa desde 1991, asumió un protagónico. Pero la crítica poco favorable por parte de algunos especialistas hizo que la película fuese un gran fracaso. Pero Travolta ya había demostrado una brillante remontada en su carrera.
Luego, en El cuarto poder, dirigida por Costa–Gavras, fue un padre desesperado y secuestrador. En 2001, se destacó como terrorista psicópata en la película de acción Swordfish, acceso autorizado, con Halle Berry. Y en 2007 volvió con un musical: Hairspray, vestido de mujer, como Edna Turnblad.
Un triste acontecimiento familiar llevó a la familia Travolta a los titulares en 2009: Jett, su hijo de 16 años, murió durante unas vacaciones que la familia pasaba en Bahamas. Con Kelly Preston, Travolta tiene otros dos hijos: Ella Blue, de 13 años, y Benjamin, que nació en 2010, cuando su esposa tenía 48 años.
La familia reside en Florida, cerca de un aeropuerto, ya que el actor es un apasionado piloto. Posee varios aviones, entre ellos un Boeing 707.
Tras la muerte de su hijo, Travolta quiso poner fin a su carrera artística. “Ya no me interesaba nada”, dijo en 2012. Pero ahora vuelve.
TIEMPO ARGENTINO