06 Feb Siete bomberos y dos rescatistas mueren en el incendio de un depósito
Por Pablo Tomino
El fuego hacía crujir el papel cuando una estruendosa explosión disparó una tragedia histórica: la que arrojó la mayor cantidad de víctimas fatales en el cuerpo de bomberos de la ciudad. Con el derrumbe de una pared de siete metros, nueve personas -entre bomberos y rescatistas- que se encontraban en la calle murieron durante el incendio de un depósito de la empresa Iron Mountain, en Barracas. Poco después, en el recuento final de afectados habría que sumar a siete heridos.
El dramático episodio, por el que se dispusieron dos días de duelo nacional, comenzó pasadas las 8, cuando el fuego se desató dentro del depósito de Iron Mountain, en Azara 1245. Las causas del siniestro las investiga la fiscal de instrucción porteña Marcela Sánchez.
En dicho sitio se almacenaba documentación de empresas bancarias, telefónicas y petroleras. Según informó la Justicia, contaba con la habilitación del gobierno de la ciudad desde el 8 de noviembre de 2007, fecha que corresponde a la última etapa de la gestión de Jorge Telerman.
Ayer, mientras se intentaba apagar el voraz incendio , a las 9.05 una pared completa cayó sobre un grupo de bomberos y personal de emergencia de la ciudad, en la calle Jovellanos al 1200. Más tarde, el techo del predio y otras tres paredes también se derrumbaron. “¡Tenemos un montón de heridos!” “Cuartel 1, Cuartel 1, ¡alarma!”, fue el pedido desesperado que le hizo a su cuartel un bombero que trabajaba para combatir el incendio.
Según la información que analiza la fiscalía, el derrumbe de la pared que causó la muerte de nueve personas tuvo lugar cuando quienes combatían el fuego intentaban derribar un portón para poder ingresar y combatir las llamas desde adentro.
Entonces se produjo una gran explosión. El lugar se oscureció por una inmensa nube de humo y cenizas de papel quemado. De allí salían bomberos golpeados, pero de pie, que lloraban por sus compañeros desaparecidos bajo los escombros. Mientras tanto, otro grupo de uniformados se acercaba para asistir y consolar a los sobrevivientes. Pero no había palabras para tanto dolor. Los gritos se multiplicaban.
BAJO LOS ESCOMBROS
Bomberos y rescatistas sacaban en camillas a sus colegas que habían quedado bajo montañas de ladrillos. Algunos estaban heridos de gravedad; otros ya habían muerto. Los vecinos observaban conmovidos cada una de las escenas. “¡Esto es de terror, por favor, ayuda, ayuda!”, gritaba un policía que corría hacia ninguna parte. A su lado, una mujer uniformada rompía en llanto. Otro vecino, también.
Las nueve personas fallecidas, siete bomberos -seis de la Policía Federal y un voluntario- y dos empleados de la Guardia de Auxilio de la ciudad, perdieron la vida cuando la pared se les cayó encima. Según los bomberos, la alarma sonó y alertó sobre el incendio. Poco antes, algunos vecinos habían llamado a los bomberos porque el humo ingresaba por las ventanas de sus casas.
“Después de la primera explosión, sentí los gritos de las personas que estaban atrapadas, fue terrible, terrible…”, decía Analía Sosa, una vecina del barrio.
En total, más de 200 efectivos trabajaron en la emergencia; hubo ocho dotaciones de bomberos, además del personal de la Guardia de Auxilio de la ciudad, Defensa Civil, la Policía Federal y 40 ambulancias del Sistema de Atención Médica de Emergencias (SAME).
Según relataron los vecinos a LA NACION, el inicio del operativo fue muy desorganizado. Por prevención, las fuerzas de seguridad no habían cortado el tránsito en la zona aledaña al incendio, y tras el derrumbe las ambulancias no podían llegar a tiempo al lugar del hecho.
“La gente estaba atrapada y las ambulancias no llegaban. Es increíble, pero los periodistas aparecieron primero que la asistencia médica”, decía Ezequiel, un vecino que vive sobre la calle Palacios al 1300.
Por otro lado, entre las voces de las fuerzas de emergencia se escucharon fuertes críticas por la ausencia de un protocolo para actuar. “Hay que cambiar el mecanismo sobre cómo se actúa en las emergencias, no se puede seguir trabajando así”, dijo, consternado, uno de los rescatistas de la ciudad, mientras veía a algunos de sus colegas tendidos en camillas.
“Hay dos compañeros de Defensa Civil muertos. No sé cómo se sigue después de esto”, balbuceó el hombre. Con respecto a cómo actuar en las emergencias, cuestionó: “No sé quiénes tienen que ser los primeros en llegar a una emergencia, si Defensa Civil o los bomberos, eso lo tienen que disponer las autoridades del gobierno de la ciudad. Estamos destruidos”.
Según fuentes del SAME, a las 8.17 recibieron la primera llamada para solicitar ambulancias. Y diez minutos después habrían arribado al lugar las dos primeras, apostadas en el hospital Argerich. Más tarde, el resto.
Los heridos -ninguno de gravedad-, también en su mayoría bomberos y personal de rescate de la ciudad, fueron derivados a los hospitales Argerich, Ramos Mejía y Penna, y al centro de salud policial Churruca.
El titular del SAME, Alberto Crescenti, enfrentó a los medios periodísticos con la voz entrecortada, y el humo le impedía mantener los ojos abiertos. Meneando la cabeza, dijo que los heridos habían sufrido graves lesiones al presentar distintos tipos de politraumatismos “severos”.
“La mayoría de las víctimas fatales murió en el lugar”, comentó Crescenti, y luego agregó: “Nos encontramos con muchos cuerpos tapados por escombros, con politraumatismos gravísimos. Es muy duro lo que sucedió”.
Fue el secretario de Seguridad de la Nación, Sergio Berni, presente en el lugar, quien informó sobre los fallecimientos del personal de bomberos y de los rescatistas. “Hasta el momento, las nueve víctimas fatales son seis bomberos de la Policía Federal, dos agentes de Defensa Civil y un bombero voluntario”, precisó.
LAS VÍCTIMAS
Los nómina de víctimas difundida más tarde fue la siguiente: los seis efectivos del cuerpo de bomberos de la Policía Federal eran el cabo 1ro. Damián Veliz; el cabo 1ro. Eduardo Conesa, el cabo Maximiliano Martínez, la subinspectora Anahí Garnica y el bombero Juan Matías Montecheli (todos pertenecientes al Cuartel I), y el comisario inspector Leonardo Arturo Day (jefe de Departamento Zona I de la Superintendencia Federal Bomberos de la PFA).
Además, las autoridades sanitarias de la ciudad de Buenos Aires informaron el fallecimiento de Sebastián Campos y José Méndez (ambos bomberos voluntarios del Cuartel de Vuelta de Rocha) y de Pedro Baricola (de la dirección general de Defensa Civil de la ciudad).
Las tareas de remoción de escombros continuaron durante todo el día para buscar a dos personas presuntamente desaparecidas. Por la tarde, el rastrillaje por esas dos personas se había abandonado, confirmada la noticia de que ninguna de las dos se encontraba allí.
La fiscal Sánchez informó que, una vez sofocado el incendio, comenzarán los peritajes para determinar el origen del fuego. En un comunicado, la empresa Iron Mountain aseguró ayer que el depósito de Barracas “estaba acorde con las normativas locales” y contaba con un sistema “tanto de detección como de extinción de incendios”.
Anoche las fuerzas de rescate aún retiraban escombros. Desde la Secretaría de Seguridad de la Nación informaron que seis de los siete heridos trasladados a los hospitales seguían internados, aunque ninguno se encontraba grave. Por su parte, los familiares de las víctimas mortales del derrumbe seguían sin consuelo. No encontraban explicación para tamaña tragedia.
LOS HERIDOS SE RECUPERAN DE “FORMA POSITIVA”
El secretario de Seguridad de la Nación, Sergio Berni, dijo anoche que aún quedan siete personas internadas tras el incendio y derrumbe en el depósito de Barracas, que se recuperan en “forma positiva”.
Berni explicó a los medios de comunicación que de los siete heridos, “cuatro continúan internados en el hospital Churruca, de la Policía Federal, uno en el Penna y otro en el Argerich, que fue intervenido quirúrgicamente”.
Otros dos heridos que habían sido trasladados a los hospitales Penna y Ramos Mejía en las primeras horas de la tarde de ayer fueron dados de alta.
“Ahora podemos confirmar que no hay más víctimas ni tenemos denuncias sobre desaparecidos, pero nuestra responsabilidad no termina hasta que no removamos el último escombro”, sostuvo Berni.
LA NACION