Las células que curan al mundo

Las células que curan al mundo

Por Facundo Ale
Muy lejos de Buenos Aires, en Viena, la vida de un hombre de 39 años puede cambiar gracias al acto de anónimo altruismo de una madre argentina. Un ciudadano austríaco que padece leucemia mieloide aguda, recibirá un trasplante de médula con células provenientes del Banco Público de Cordón Umbilical que funciona en el Hospital Nacional de Pediatría Juan P. Garrahan. Así se convertirá en el segundo paciente extranjero (el primero fue un italiano) en recibir un trasplante de sangre proveniente de nuestro país.
El pasado 21 de enero, el Registro Nacional de donantes de Células Progenitoras Hematopoyéticas (CPH) del INCUCAI acercó al Garrahan una solicitud urgente para un paciente que vive en Austria. La búsqueda planetaria de ese hombre se detuvo allí: se encontró en ese banco una unidad apta compatible con su organismo. Los profesionales del hospital realizaron entonces todos los controles de calidad necesarios y los arreglos del envío, y las células partieron finalmente hacia Austria el 4 de febrero, en un contenedor especialmente diseñado para tal fin y que alcanza bajísimas temperaturas, de unos 176 grados bajo cero. El trasplante se realizaría en los próximos 15 días.
El Banco Público de Cordón Umbilical funciona en el Centro Regional de Hemoterapia del Hospital Garrahan y fue creado en 2005, gracias a una iniciativa conjunta del Ministerio de Salud de la Nación, el Incucai y el propio centro de salud. Desde su creación, este banco almacena 3000 unidades de sangre de cordón que pueden ser requeridas por pacientes argentinos o extranjeros. “Nosotros contamos con los estándares de calidad y con los procedimientos operativos de cualquier otro banco de sangre de cordón del mundo. Y gracias a la acreditación del Incucai es que los registros nacionales e internacionales pueden buscar cordones en un banco argentino”, asegura Silvina Kuperman, jefa del Centro Regional de Hemoterapia.
“Nuestro trabajo es conseguir las unidades de sangre, gracias a la colaboración de las 17 maternidades con las que trabajamos conjuntamente y que se encargan de promocionar la donación. Y una vez que alguna madre decide donar, lo cual constituye un gesto totalmente altruista, nosotros extraemos las muestras, las procesamos y conservamos. De toda la sangre que nos llega de las diferentes maternidades sólo guardamos el 30 por ciento. Luego, el Incucai centraliza la información y la expone al mundo. De esta manera llegan pacientes de todo el territorio argentino y también de otros países, que previamente pudieron constatar la compatibilidad de la muestra”, explica Kuperman.
Este material tan determinante para la vida de algunas personas es –a menudo– desechado en la gran mayoría de los partos. “La sangre de cordón umbilical habitualmente es material de desecho y, sin embargo, puede salvar una vida. Nosotros decimos que donando la sangre de cordón se da vida dos veces”, asegura la especialista.
Respecto del tratamiento, la extracción de sangre del cordón sólo se realiza con consentimiento previo de la madre, a la cual se le hacen algunas preguntas y se le explica para qué sirve su donación. “Una vez que el bebé nace y es separado de su mamá, pero antes de que salga la placenta, se le extraen mililitros de sangre del cordón umbilical. Esto no interfiere en absoluto en el procedimiento del parto. Luego, esa sangre viene al Banco de Cordón del Garrahan. Mediante el estudio genético se determina la compatibilidad, la cual es informada al Incucai, para que este se lo comunique a los pacientes”.
El tratamiento es confidencial, ya que ni el paciente que recibe las células madres compatibles con su perfil genético, ni la madre que donó el cordón umbilical tras el nacimiento de su hijo, se enteran del origen y destino de las células. En el caso del paciente austríaco, por ejemplo, la madre donante tuvo su parto en la Maternidad Sardá, en 2006. Actualmente, el bebé (cuyo cordón umbilical se guardó) tiene siete años, se encuentra en perfecto estado de salud y va a la escuela. Sus células se mantuvieron almacenadas por siete años en nitrógeno líquido, hasta ser requeridas y enviadas a Viena. “Tuvimos que llamar a la madre donante, para conocer el estado de salud de su hijo y si tuvo alguna enfermedad en este tiempo, ya que eso podría ser causa suficiente para que la muestra no sirva”, asegura Kuperman y agrega: “Afortunadamente, el donante es un nene muy sano.”
Estas unidades de sangre de cordón son utilizadas para los tratamientos de médula ósea. Respecto de los bancos privados que ofrecen almacenar la sangre del propio hijo, los especialistas sólo lo aconsejan cuando la familia posee otro niño que tiene o ha tenido una enfermedad que pudiera ser tratada con trasplante de médula ósea.
En el caso del Garrahan, la colecta, preservación y todo lo relacionado a la donación son totalmente gratuitos para los pacientes que lo necesiten, de la Argentina y de cualquier otro lugar del mundo.
TIEMPO ARGENTINO