27 Feb Hallaron muerto a un hombre que vivía con su madre momificada
Por Enrique Quarleri
Algo olía mal sobre el 3300 de Fray Cayetano Rodríguez, en Carapachay. Cuando finalmente la policía entró a la casa de Claudio Alferi encontró el cuerpo derrumbado sobre una silla de la cocina. El avanzado estado de putrefacción delató que había muerto hacía varios días, tal vez hasta un par de meses. Pero lo que espantó a los efectivos fue descubrir una suerte de momia sentada a la mesa, cubierta de frazadas derruidas por el tiempo, con las pantuflas aún puestas. Ese montón de ceniza disecada era la madre de Alferi que, calcularon los peritos, llevaba ahí casi diez años.
Leticia, una vecina de la cuadra no lo soportó más. El aroma fétido se había instalado hacía bastante y no dudó en marcar 911 para alertar a la policía. Además, era sospechoso no saber nada de Claudio, ese hombre de 58 años que tenía por costumbre maltratar a cualquiera que pasara cerca de él.
El miércoles, los agentes de la Comisaría 6 de Vicente López y de la Jefatura Departamental Conurbano Norte golpearon sin éxito la puerta de los Alferi. El olor, que era insoportable y provenía de adentro, los convenció de entrar por la fuerza. La entrada estaba tapiada y uno de los oficiales más ágiles trepó al balcón vecino y desde allí se lanzó a la propiedad.
De acuerdo a las fuentes, al llegar a la cocina los efectivos encontraron el cadáver del hombre, sentado sobre una silla con la cabeza colgando hacía atrás y el resto del cuerpo descompuesto. A pocos metros, y sobre otra silla, los restos momificados de su madre, Margarita Amaz de Alferi, cubiertos con frazadas y bolsas de arpillera.
“Las bolsas –agregaron los voceros– tenían roturas a la altura de la cara y se pudo ver que el cadáver conservaba restos de piel y cabellos.”
En las distintas habitaciones de la vivienda se encontraron “residuos de todo tipo como botellas de plástico vacías y diarios viejos” porque el hombre “se dedicaba a cartonear y a amontonar cosas”. También llamó la atención de los investigadores la cantidad de envases y cascaras de huevos repartidos por todos los ambientes.
·Es como si durante la última década se hubiera alimentado sólo de huevos duros”, conjeturó un detective.
Según los testimonios de los vecinos, Claudio “era un hombre ermitaño”, que en una oportunidad echó a escopetazos a una cuadrilla de la municipalidad que estaba podando los arboles de la cuadra.
Aunque en principio trascendió que el hombre habría tenido problemas psiquiátricos, también se supo que habría existido un conflicto hereditario con respecto a la casa, por lo cual Alferi habría tratado de ocultar la muerte de su madre.
Ella habría fallecido hace una década, cuando tenía aproximadamente 90 años.
La anciana tenía colocado un par de pantuflas de invierno y parecía arropada contra el frío.
La Unidad Fiscal de Investigaciones del distrito Vicente López Oeste ordenó que los policías de la sección científica y antropólogos examinen ambos cadáveres, que en principio no tenían signos de violencia.
TIEMPO ARGENTINO