Adiós a “la niña prodigio” de Hollywood

Adiós a “la niña prodigio” de Hollywood

Por Analía Rivas y Mercedes Méndez
A la edad en los que muchos comienzan ella se retiró. Niña Prodigio y estrella indiscutida de Hollywood comenzó a actuar a los tres años, ganó un Oscar a los seis y se retiró a los 21. Y aunque todo le llegó temprano, al tener edad para elegir, optó por construirse una vida alejada de la actuación para dedicarse a su carrera como diplomática. Shirley Temple murió el lunes a los 85 años por causas naturales rodeada de sus familiares en su casa de Woodside, California.
Su representante, Cheryl Kagan difundió el comunicado familiar: “La recordaremos por una vida de destacables logros como actriz y diplomática, y como amada madre, abuela y bisabuela.”
De niña cantaba, bailaba, lucía sus rizos perfectos y, sobre todo, atrajo mucho público para la Fox en los años posteriores a la Gran Depresión. Shirley Temple fue la estrella infantil más popular de la historia de Hollywood. Descubierta en una escuela de danza, filmó 44 películas, la mitad antes de cumplir diez años. Y su fama fue tal que llegó a recibir más de 2000 cartas a diario y tuvo que esconderse de los “cazadores de rizos” que habían puesto su cabello en su punto de mira. Llegó a ganar más que ningún otro actor, cuando tenía nueve años su salario superaba al del presidente de General Motors. El mandatario Franklyn D. Roosevelt le agradeció la influencia que sus películas tuvieron durante la crisis: “Mientras nuestro país cuente con Shirley Temple, vamos a estar bien”.
Años después reconocería con ironía: “Siempre me consideré en la misma categoría que Rin Tin Tin. La gente en la Gran Depresión necesitaba algo con lo que alegrarse y se enamoraron de un perro y de una niña pequeña.”
En una entrevista en la revista People, la actriz admitió que de chica no tuvo dimensión de su fama: “Realmente no lo sabía. Cuando le pregunté a mi mamá por qué las multitudes gritaban mi nombre me dijo: “Tu trabajo hace feliz a la gente. Que el éxito nunca se te suba a la cabeza”, recordó.
Había nacido el 23 de abril de 1928 en Santa Mónica (California), hija de un banquero y un ama de casa, debutó con poco más de tres años. Protagonizó 44 títulos hechos a su medida. Su primer papel protagónico lo obtuvo en 1934 en Ojos Cariñosos (Bright Eyes), que la consagró. Algunas actrices nacidas ese año como Shirley McLaine o Shirley Jones, reconocerían más tarde que sus madres las llamaron así en plena “fiebre Temple”.
Entre las producciones más destacadas en las que actuó siendo niña se encuentran: Ahora y siempre, La pequeña coronela, La simpática huerfanita, Pobre niña rica y Fort Apache, todas estrenadas durante las décadas de 1930 y 1940. Con sólo seis años la Academia de Hollywood le concedió un Oscar especial por sus “dotes extraordinarias”. Su capacidad sobresaliente también la llevó por ejemplo a pronunciar: “Dejé de creer en Papá Noel cuando mi mamá me llevó a verlo a unos grandes almacenes y él me pidió un autógrafo.”
Su biógrafa, Anne Edwards dijo: “su éxito fue la combinación de su elegancia, la ambición de su madre Gertrude, las condiciones del mundo en ese entonces, su gran exposición y las historias de sus films que siempre la ponían, accidentalmente, como la solucionadora de los problemas del mundo adulto que la rodeaba”.
Cuando llegó la adolescencia, el éxito en taquilla se desvaneció. “Yo era la niña de 14 años más anciana del mundo”, se lamentó en cierta ocasión. En 1940, El pájaro azul (The Blue Bird), tuvo poca repercusión y eso puso fin a la estrella infantil.
Durante el rodaje de su última película, el western Fort Apache con John Wayne en el cartel, la joven se enamoró del actor John Agar, con quien se casó el 19 de septiembre de 1945, cuando tenía tan solo 17 años.
Con Agar tuvo su primera hija, Linda Susan Agar, más conocida como Susan Black, que actualmente tiene 66 años. Temple presentó una demanda de separación a finales de 1949 siendo el divorcio efectivo el 5 de diciembre de 1950. A principios de ese mismoa año, mientras estaba de vacaciones en Hawaii, Shirley conoció y se enamoró de Charles Alden Black y se casaron el 16 de diciembre de 1950. Juntos tuvieron dos hijos: Charles Alden Black Jr., que en la actualidad tiene 61 años, y Lori Black, de 59. Permanecieron casados hasta la muerte de él en 2005.
Sus logros fueron más allá de lo cinematográfico, una vez retirada de la pantalla, pudo reinventarse una nueva vida como diplomática. Y también ahí dejó huella al convertirse en la primera mujer jefa de protocolo de la Casa Blanca.
En la década de los sesenta empezó a colaborar con el Partido Republicano y, tras un fallido intento para convertirse en congresista en 1967 por California, Temple ocupó distintos puestos diplomáticos.
El presidente Richard Nixon la nombró delegada de la misión norteamericana en la ONU en 1969 y fue embajadora en Ghana, entre 1974 y 1976, cuando se convirtió en jefa de protocolo de la Casa Blanca.
Como embajadora en Checoslovaquia (1989-1992), fue testigo de la Revolución de Terciopelo, un movimiento pacífico que forzó la caída del Partido Comunista y la transición hacia un sistema democrático.
También fue parte de los consejos directivos de diversas empresas y compañías sin ánimo de lucro, entre ellas Walt Disney, el Institute for Internacional Studies de la Universidad de Standford o la Comisión de Estados Unidos para la Unesco.
Tras el cine y la política, su tercera batalla fue, desde 1972, la salud. Aquel año le fue extirpado un pecho y, desde entonces, se erigió como apoyo moral para todas las mujeres en su misma situación. Además, fue fundadora de una Federación Internacional para combatir la esclerosis, y en 1988 publicó el primer volumen de su autobiografía, titulado, como no podía ser de otra manera, Child Star (Niña estrella).
Diez años más tarde, apareció en el 70 cumpleaños de la Academia de Hollywood y, desde entonces, había dosificado sus apariciones públicas en pos de una vida tranquila y familiar en una casa al norte de California.
El Sindicato de Actores (SAG) le otorgó en 2005 el Lifetime Achievement Award. La presidenta de entonces, Melissa Gilbert (la actriz que interpretó a Laura Ingalls), dijo: “No puedo pensar en nadie que merezca más el premio del SAG Life Achievement de este año que Shirley Temple Black. Sus contribuciones a la industria del entretenimiento no tienen precedente; sus contribuciones al mundo no son menos inspiradoras. Ella ha vivido la vida más extraordinaria, como la brillante intérprete que el mundo llegó a conocer cuando sólo era una niña, a la dedicada servidora pública que ha servido a su país tanto en casa como fuera durante 30 años. En todo lo que ha hecho y cumplido, Shirley Temple Black ha demostrado una gracia, talento y determinación poco común, sin mencionar la compasión y coraje. De niña, estaba encantada de bailar y cantar sus películas y más recientemente como presidenta del gremio he tenido el orgullo de trabajar junto a ella, como amiga y colega, en servicio a nuestra unión. Ha sido una indeleble influencia en mi vida. Fue mi ídolo cuando era una niña y sigue siendo mi ídolo hoy en día”.
Tras su muerte sus fans volverán a visitar las que, todavía hoy, son las manos más pequeñas estampadas en el boulevard de la fama de Hollywood.
TIEMPO ARGENTINO