Volver a casa: Buscan salvar el lugar donde nació hace casi 50 años Berkshire Hathaway, el imperio de Warren Buffett

Volver a casa: Buscan salvar el lugar donde nació hace casi 50 años Berkshire Hathaway, el imperio de Warren Buffett

Como parte del “sueño americano”, los estadounidenses suelen enaltecer los lugares donde nacieron grandes empresas, como el garaje en Los Altos, California, donde Steve Jobs y Steve Wozniak crearon Apple Inc. o la tienda el Five and Dime de Sam Walton en Bentonville, estado de Arkansas, que dio origen a Wal-Mart Stores por nombrar a dos. En 1984, Michael Dell fundó PC Limited (posteriormente la empresa cambiaría su nombre a Dell) con una inversión inicial de u$s 1.000. La compañía nació en un cuarto del joven emprendedor a quien le pareció buena idea crear computadoras personalizadas según los requerimientos del cliente. También Bill Gates ha reconocido orígenes en el lugar donde guardaba las herramientas de su casa.
Pero según The Wall Street Journal, hay poco apoyo hasta ahora para una campaña del alcalde de Nuevo Bedford, en el estado de Massachusetts, para salvar de la destrucción a un edificio de oficinas en ruinas de estilo inglés que fue hace mucho tiempo la sede central de Berkshire Hathaway. El edificio central de este fabricante textil de Nueva Inglaterra que era Berkshire, en el noreste de Estados Unidos, fue comprado en 1965 por un inversor ambicioso de 34 años llamado Warren Buffett, quien hizo de Berkshire Hathaway la base de su creciente grupo empresario. La firma, por supuesto, se convirtió en un sinónimo de destreza en inversión y éxito empresarial.
Sin embargo, el alcalde de Nuevo Bedford, Jon Mitchell enfrenta un problema en sus intentos por salvar la propiedad: la historia de la vieja sede fabril no encaja muy bien con la “mística” de Buffett. El multimillonario Buffett, famoso por su “toque de Midas”, perdió dinero en el negocio de Berkshire Hathaway, aunque el flujo de caja de la fábrica ayudó a financiar el crecimiento inicial del conglomerado.
Según se supo mucho después por relatos del propio Buffett, el joven Warren originalmente compró la fábrica en parte porque estaba enojado con quien entonces era el dueño de la compañía.
Para los medios estadounidenses, el alcalde Mitchell se está quedando sin tiempo. El actual dueño del edificio de oficinas de 86 años quiere convertirlo en un estacionamiento. El alcalde lo convenció de esperar unos meses, en un intento final por encontrar un comprador.
Para salvar el edificio, Mitchell está intentando encontrar un inquilino o generar interés entre grupos de preservación arquitectónica. “Aquí fue lanzando el imperio de Berkshire Hathaway”, dice el alcalde. “Tiene una conexión muy significativa no sólo con la historia de Nuevo Bedford sino también con la vida y obra de Warren Buffett”.
Actualmente, el edificio, que lleva desocupado cinco años, parece destinado a convertirse en escombros. Comentan los vecinos del lugar que los ladrones robaron gran parte de las oxidadas molduras de cobre que decoraban los aleros. Varias de sus paredes interiores están destruidas hasta los cimientos. Láminas de pintura descascarada cuelgan de otras paredes, y el techo plano tiene filtraciones. El edificio, construido en 1972 por Hathaway Manufacturing, tuvo su época de oro. Sus amplias oficinas lucen paneles de roble y caoba, y una chimenea de mármol. En 1955, Hathaway se fusionó con Berkshire Fine Spinning Associates para convertirse en Berkshire Hathaway.
En 1962. Buffett comenzó a comprar acciones de Berkshire Hathaway según una estrategia de inversión razonable hasta que se quedó con la firma. La competencia extranjera finalmente abrumó la fábrica, y Buffett la cerró en 1985. La empresa del inversionista vendió el complejo en 2000, por apenas u$s 215.000, al emprendedor Roland Letendre, quien usa parte de la propiedad para su negocio de fabricación de paracaídas militares. En 2007, Letendre le vendió tres de los edificios del complejo y en 2008, puso en venta la vieja sede central por u$s 500.000. Como no hubo interesados, este año decidió demolerla. Funcionarios de la ciudad intentan encontrar potenciales compradores y ofrecen financiamiento municipal.
EL CRONISTA