Secretos para la privacidad en el mundo digital

Secretos para la privacidad en el mundo digital

Por Horacio Castrillón
Cuán peligroso es exponer toda nuestra vida a la vista de propios y extraños, eventualmente a millones si sumamos amigos de nuestros amigos, es un riesgo al que estamos expuestos en las redes sociales si no ponemos cuidado al realizar algunas acciones que parecería inocuas.
Facebook, la red social más exitosa con más de 750 millones de usuarios registrados, tiene normas y consejos de seguridad que muchas veces son absolutamente ignorados. La más básica, la edad mínima para poder registrarse, es de 13 años. Pero muchos chicos directamente mienten sobre esto, con o sin la complicidad de los mayores.
¿A qué se exponen? Pues a caer en las redes de pedófilos que se hacen pasar por menores de edad y que extraen información de nuestros hijos con fines peligrosos.
Segundo error: aunque seamos mayores, los que usamos la red social, dar demasiada información sobre nosotros. Esto lo podemos hacer a través de texto, imágenes o video. Al editar el perfil de usuario en Facebook encontramos que no solamente podemos poner un nombre particular, verdadero o de fantasía, y correos electrónicos, sino que también podemos incluir la dirección de nuestra vivienda o trabajo y el número de teléfono.
Un consejo, nunca incluir direcciones particulares o teléfonos. Nos exponemos a nosotros mismos y a nuestros familiares a un posible acoso. Una vez que una información entra en la Red es muy difícil borrarla por completo. Tendremos entonces que ser muy cuidadosos al respecto y configurar los criterios de privacidad para que no corramos ningún tipo de problema al exponer nuestros datos. Para eso vamos a la función Cuenta, en la parte superior derecha de la pantalla, luego Configuración de la privacidad y personalizamos quién podrá ver nuestros datos, fotos, videos y publicaciones.
Quien esto escribe tiene amigos virtuales con un par de miles de imágenes en su perfil de Facebook. Si esto no es brindar una radiografía de lo que hacemos y dejamos de hacer, tanto de nosotros como de nuestros seres queridos, no lo encontramos. Y si permitimos que cualquiera los pueda ver, nuestra vida estará en una vidriera casi sin límites.
En ese sentido, ayer se publicó en el sitio Techcrunch ( http://techcrunch.com/ ) que tras una semana de descubrirse un error en la programación de Facebook se había solucionado un fallo del sistema de protección de datos. ¿En qué consistía? Durante esos días se tuvo acceso parcial a la lista completa de los videos de nuestros amigos, incluso con los nombres de los clips y de sus personas etiquetadas, pese a que no hubiéramos tenido el permiso para hacerlo.
Si no teníamos permiso para verlos, aparecía un cartel que decía que el video había sido eliminado de Facebook o que no estaba disponible por motivos de seguridad. Quiere decir que nos podíamos asomar a los videos de nuestros amigos.
Esto nos remite a otro tema de convivencia en las redes sociales: no etiquetemos amigos porque sí en una imagen. ¿Queremos aparecer en la foto de una fiesta si le habíamos dicho a nuestra novia que no habíamos asistido? Si no queremos producir un conflicto, evitemos etiquetar masivamente. Pese a que la persona afectada puede quitar la etiqueta, puede llegar a ser demasiado tarde.

BODA PELIGROSA
Hace unos días circuló por la red social un supuesto video de una boda en que se veía como miniatura la espalda sugerente en ropa interior de una señorita. El texto estaba en español y supuestamente lo había colocado en su muro un conocido nuestro.
Si nosotros queríamos verlo, y hacíamos clic sobre él nos sacaba de Facebook y nos llevaba a otra página, donde nos pedían que hiciéramos clic dos veces sobre una pantalla en negro. Error. Habíamos sido víctima de un XSS, o Cross-site scripting, un tipo de vulnerabilidad en páginas web que permite que nuestro propio perfil en la red social se infecte. ¿Qué significa esto?
Seguramente, si cliqueamos dos veces donde se nos indicaba, quizás aparecerá en nuestro muro el supuesto video de la boda. Una forma de invitar a nuestros contactos virtuales muy poco amigable.
LA NACION