Primero inspiró Top Gun, y ahora es la “número dos” del Pentágono

Primero inspiró Top Gun, y ahora es la “número dos” del Pentágono

Por Guido Olimpio
Difícil olvidar a Kelly McGillis en Top Gun . No sólo tenía cabeza, sino que hacía que los pilotos de la armada norteamericana dieran vuelta las suyas para mirarla durante su adiestramiento en la base militar de Miramar, California. Un personaje que no fue creado, sino copiado por Hollywood.
El personaje interpretado por McGillis ya existía en la realidad, y es una mujer de carrera. Y qué carrera. Su nombre es Christine Fox, desde hace pocos días designada vicesecretaria interina de Defensa. Ya no aconseja a los pilotos como analista civil, sino que participa en la elaboración de estrategias y presupuestos. Se trata del puesto más alto alcanzado por una mujer en el Pentágono. Un cargo temporario, pero no por eso menos importante, a la espera de que encuentren un nuevo vice para Chuck Hagel.
La vida de Christine se cruzó con el cine en 1986. Los productores Don Simpson y Jerry Bruckheimer la descubrieron en Miramar, cerca de San Diego, una de las instalaciones de la marina adonde asisten los pilotos que luego serán destinados a portaaviones y bases navales en todo el mundo. Fox es experta en misiles, radares y dispositivos electrónicos. Y el perfil sexy y profesional de Charlie, el personaje que actúa muchas escenas junto a un piloto dispuesto a todo, Maverick -interpretado por Tom Cruise-, fue recortado a imagen y semejanza de Fox.
La película fue un éxito enorme. El semanario People reveló quién era realmente Christine, citando las palabras de los aspirantes de Top Gun : “Tiene el impacto de un ataque preventivo”. Le temían y la estimaban. Y en las aulas se hacía respetar.
Mucho tiempo transcurrió desde sus días en la escuela de pilotos. El escenario es otro, también las obligaciones. Christine cumplió diversos encargos. Primero, siempre como analista, en el Comando de Operaciones Navales; luego, como responsable de un centro de investigaciones de la armada.
Más tarde, pasó por el sector civil, pero nunca rompió sus sólidos lazos con el Pentágono. Cuando quedó vacante el puesto de “número dos”, Hagel pensó en ella. Una elección acompañada de muchos elogios a su capacidad gerencial y a su habilidad para enfrentar desafíos. Nada “exótico” ni emocionante. Fox se deberá ocupar de las cuentas, de los recortes y del balance. Números fríos, alejados de la atmósfera de Top Gun , pero que hacen sudar a quien administra el aparato del Pentágono.
LA NACION