29 Jan El comienzo de todo
Por Juan Martín Grazide
Con una parsimonia agradable, Inés Bertón, empresariayunadelas principales catadores de té que hay en el mundo, deambula como en ensueños por su local de la avenida Alvear y pasa sus dedos sobre una tetera con pequeñas monedas incrustadas pegadas en su exterior con una concentración tal que pareciera estar invocando a los genios que salían de una lámpara cuando se la frotaba tres veces. Para una experta en té como ella, elegir una tetera de las tantas que posee como el objeto más preciado que trajo de un viaje sería una faena difícil pero en este caso no. Esta tetera tiene una historia: “Resume toda la búsqueda en el mundo del té de mis últimos 20 años de vida. Me la regaló Fumiko, mi maestra japonesa durante 8 años que conocí cuando vivía en Nueva York. Ella es séptima generación de tea masters en el mundo, y la tetera se iba heredando de generación en generación en su familia, pero me la regaló a mí. Cuando abrí este local la puse como parte del decorado, y es mi recordatorio diario de cómo conocí al té y a su lenguaje, y el arte de ritualizar la hospitalidad”, destaca Bertón, una de las once narices del mundo capaces de distinguir cinco mil “notas” distintas y reconocer una cosecha con el sólo rastro de su aroma. Bertón conoció a Fumiko en Nueva York, cuando estaba decidida a convertirse en pintora; los encuentros con la japonesa eran en el subsuelo del museo Guggenheim del SoHo donde funciona una casa de té, The T. Emporium. Esas citas cambiaron su destino para siempre. Pero en vez de desenvolver su profesión única en las principales ciudades del mundo decidió crecer en la Argentina en un momento en que todos le decían: “no pierdas tiempo en este país”. Y sí, era durante el 2001. Pero Bertón apostó y mal no le fue: “Comencé con 132 dólares. Puse un cartel con la frase del Dalai Lama que dice ‘si te caes 7 veces levántate 8’. Nunca tuve un plan de negocios. Toda la vida fui creativa y con intuición. Me gusta ser muy libre y que nada me condicione. Me gusta la frase ‘seguí tu corazón pero llévate la cabeza”, explica. En esos años de crisis y saqueos en las calles de Buenos Aires no había clima de negocios. Sin embargo Inés tenía la Intuición que era el momento de volver al país y de montar el negocio. “El té es el lujo posible y accesible, y no es frivolo porque tiene que ver con un ritual. Hay cosas en las que creo profundamente a la hora de hacer negocios: visión, coraje y constancia. Si sos precavido, te pusiste rodillera y casco contra los golpes”, destaca, y agrega: “En mi oficina no hay nadie que tenga un título de nobleza. Mi gerente operativa es ingeniera agrónoma. Es una mujer que se arremanga y hace. Mi hermana Sofía es la que maneja la distribución de té en más de 500 hoteles y restaurantes. Hay mucha gente que se hizo en esta empresa. Mi secreto de éxito es que me supe rodear por gente que sabe más que yo. Yo soy re buena haciendo té, después me rodeo por gente que sepa más; si yo lo puedo retrucar siempre, ahí no va”.
Así como Charly García posee un oído absoluto, Bertón es dueña de un olfato absoluto: “Desde chica tenía dolores de cabeza horribles. Ciertos olores me hacían muy mal, sobre todo el de la lavandina. Eso era el detonante de mis migrañas. Me empecé a hacer estudios y a darme cuenta de que podía poder diferenciar con más sutileza los olores que los demás. En realidad, es una gran molestia. Por eso tuve que reaprender a poder inhalar y exhalar con otra constancia. Lo que hago es aprender a nombrar familias de olores. Voy más allá de cómo se huele normalmente”, explica. “Cuando viajo, por ejemplo, me estreso, y ya en algunos países saben cómo tratarme porque conocen que uno de mis olores preferidos es el de las tostadas. Es un olor único, como el que había en mi casa. Entonces me mandan platos de tostadas a mi cuarto de hotel: en vez de aromaterapia, tostadas. Como una tostadaterapia”, bromea. Además de ser una de las catadoras de té más importantes del mundo; de manejar Tealosophy (con locales en Recoleta, Palermo y Barcelona), y marcas como Chamana; de producir más de 70 variedades de blends y de exportar a Emiratos Árabes; Harrods de Londres, Laffayette París; y Corte Inglés en España entre otros lugares, Bertón tiene algunos hobbies ajenos al olfato, aunque no del todo: “Siempre me encantó pintar, dibujar y escribir. Escribo como diarios con dibujos en un cuaderno; a veces cuento cosas que me pasan, pero siempre a partir de los aromas. Estoy en el campo un fin de semana y me pongo a describir el aroma de los eucaliptos. Ahora estoy fanatizada con la fotografía. Siempre necesito expresarme”.
REVISTA CIELOS ARGENTINOS