Un Chino feliz con el premio que alguna vez ganó Monzón

Un Chino feliz con el premio que alguna vez ganó Monzón

Por Andrés Vázquez
Le cuesta mucho hablar y se expresa como puede. Así le salen las cosas al Chino Marcos Maidana, flamante campeón mundial welter de la Asociación Mundial de Boxeo. No va a abundar en detalles. Pero lo que tiene que contar, a pesar de sus 30 años y una gran experiencia internacional gracias a su trabajo, lo cuenta con cierta dosis de divertida ingenuidad. Como cuando le preguntaron si esperaba el premio. “Ni sabía que estaba.”. “…ternado para el premio”, lo ayuda a completar la frase un periodista. Y luego continúa él: “Sí, ternado. Me estaba yendo para mi pueblo y me avisaron. Me tuve que volver, je”.
Y fue así nomás. Exactamente así. Pasado el mediodía del martes estaba en su Audi TT rojo, encaminándose rumbo la ruta 11 para ir a Margarita. Iba al volante y acompañado por “Culacha” Romagnoli, un viejo amigo, vecino de su campo. Después de meses de concentración en Oxnard, California, donde preparó su físico y sus estrategias para el combate de su vida, lo único en lo que pensaba era en llegar para ver a su familia. Su hijo, Nahuel, y su mujer, Mariana, que tiene seis meses de embarazo (están esperando a Emilia). Mientras decidía qué hacer, recibió otra llamada de alguien que lo convenció con un par de preguntas: “¿Y si lo ganás?, ¿te vas a perder el premio que alguna vez ganó Carlos Monzón?” Sugerencia demasiado fuerte para un santafecino. Entonces, pegó la vuelta y se volvió a Buenos Aires. Aceptó que era el momento de cumplir con algunos de los rituales que vienen acompañados de esta repentina fama. Y a esperar una noche más para regresar con los afectos.
En el auto casi no había lugar, con los asientos ocupados con los bolsos que llegaron desde Estados Unidos, y recordó que entre todas esas cosas no había un traje. Lo primero que hizo al llegar a Buenos Aires, entonces, fue ir a comprar la llamativa y particular vestimenta con la que terminó recibiendo el premio.
Con la estatuilla en la mano y tras la fiesta en la Rural contó: “Cierro el año con mucha felicidad. Se lo dedico a la gente de mi pueblo, a mi familia… y a Broner también, porque me hizo ganar este premio”. El impacto que causó con su aplastante triunfo fue tan grande que desestabilizó la proyección de los negocios que la industria del boxeo planeaba alrededor de la figura de Adrien Broner. Al punto que ayer una página de Internet lanzó una serie de sospechas sobre doping (ver “Dimes y diretes…”). Una acusación que se conoció después de su consagración como el mejor deportista argentino del año.
Sobre la dimensión que tomó su victoria, explicó: “Yo ya había sido campeón en otra categoría, pero este triunfo es el más importante, en una pelea muy esperada y frente a un rival fuerte como Broner. Así que ahora siento que tengo más rating (sic)”. Y completó: “El boxeo argentino está muy bien en este momento. Hacemos grandes sacrificios para estar acá”.
Acaba de echar por tierra con el invicto de uno de los boxeadores más promocionados. La idea que muchos tienen es que ahora el Chino pueda cruzarse con otro invencible como Floyd Mayweather. Ya dijo que pelea “donde sea y con quien sea”. En su caso no es una frase que otros boxeadores utilizarían a modo de promoción, tratando de mostrar valentía. Dicha por él suena convincente, segura y sin segundas intenciones. “Terminé el año de una manera ideal, es sin dudas el mejor momento de mi carrera. Esto es lo que sueña cualquier boxeador”. Y enseguida agregó: “A futuro no hay nada programado por ahora, la cuestión es seguir entrenándome y que aparezca el rival”.
Está por irse. Otra vez le hacen referencia al premio que tiene en la mano. “Es doradito. vamos a ver si es de oro-oro. Lo vamos a pesar.”, bromea con la picardía de quien estando tan bien hoy, no se olvida de las necesidades del pasado.
-¿Lo vas a vender?
-No, no. Esto se guarda, es un recuerdo para toda la vida.
LA NACION