17 Dec La F1 enfrenta un cambio radical
Por James Allen
Cuesta emocionarse demasiado ante una temporada de Fórmula 1 que otra vez estuvo dominada por un solo corredor.
El implacable camino a la victoria de Sebastian Vettel en el campeonato de este año -su cuarto título mundial consecutivo- hizo que hasta los fanáticos más ardorosos del deporte esperen una cara nueva en la cima del podio.
No hay posibilidades: Vettel ganó nueve carreras seguidas de Grand Prix, algo que nunca había pasado en los 63 años de historia de la F1. Llegaba a la carrera final de la temporada en Brasil como favorito para conseguir la novena victoria y, por supuesto, lo logró.
Pero hay algo en el dominio de Vettel que es extrañamente atractivo. Un poco como Lionel Messi, el astro del Barcelona -siempre en competencia con Cristiano Ronaldo, figura del Real Madrid- fija nuevos records de goles convertidos en una temporada, Vettel logró nuevas marcas en 2013, que podría llevar años igualar.
“Los records existen para que se los supere”, declaró tras haber obtenido su octava victoria consecutiva en el gran premio de los Estados Unidos, en Austin Texas y antes de volver a vencer en la tierra del samba.
El predominio es una espada de doble filo: lo que para algunos es aburrido y monótono, para otros muestra a un competidor en el pináculo de su deporte, como pasa cada vez que se debaten los casos de Messi y Ronaldo.
La manera en que Sebastian Vettel y Red Bull elevaron la competencia en la segunda mitad de la temporada fue algo extraordinario.
El equipo conducido por Adrian Newey desarrolló el auto para aprovechar las ventajas del piloto alemán, que se concentran en la precisión en los giros de poca velocidad, donde más tiempo puede ganarse en cada vuelta.
Vettel, a su vez, aprovechó los puntos fuertes del auto, dominando los confusos movimientos del acelerador para sacar lo máximo del escape dirigido al suelo y generar más agarre y carga aerodinámica en esas curvas lentas.
Un segundo, seis meses
En Singapur y Abu Dabi, en particular, su dominio del auto le permitió distanciarse del resto casi con un segundo por vuelta en la parte inicial de la carrera. A los equipos rivales ese segundo puede demandarles más de seis meses de trabajo en el túnel aerodinámico para tratar de igualar lo que Vettel aporta como piloto.
Ferrari retrocedió mucho en desarrollo este año. El español Fernando Alonso, su piloto principal, empezó la temporada con brillo, llegando al podio y obteniendo dos victorias en las primeras competencias, pero, después, la marca italiana no consiguió mejorar el auto y el conductor se rezagó.
Perdió la paciencia y criticó al equipo al tiempo que ofrecía sus servicios a Red Bull, cuestión que enfureció a Luca di Montezemolo, presidente de Ferrari. Di Montezemolo reprendió en público a su piloto estrella, algo que nunca había hecho antes.
Este año se asistió al ascenso de Mercedes-Benz y Lotus como fuerzas importantes de la competencia. La alemana obtuvo tres victorias y una sucesión de pole positions, muy por delante de las expectativas. La llegada de Lewis Hamilton pareció galvanizar a Mercedes, pero, entre bambalinas, reinaba la tensión entre el nuevo equipo de gerenciamiento formado por Niki Lauda y Toto Wolff, y Ross Brawn, el experimentado jefe de equipo.
Lotus golpeó muy por encima de su peso financiero y presentó el embate más constante a Red Bull en ambos extremos de la temporada, incluso en las carreras finales, mucho después de que Mercedes y Ferrari hubieran abandonado para concentrar recursos en el auto del año próximo.
Lotus tiene dificultades financieras bien documentadas y queda por verse qué tipo de desafío planteará en 2014. Pero el que termina fue un año glorioso para ellos, con la historia alentadora de Romain Grosjean, despreciado en 2012 por sus accidentes en la línea de largada y luego aplaudido por ser el piloto que más mejoró en la grilla.
Es la economía
Pero no fue Lotus el único con problemas económicos. Como los grandes sponsors fueron absorbidos por los equipos más grandes, los más pequeños o medianos se vieron en dificultades.
La decisión de la Fédération Internationale de l’Automobile, el organismo rector del deporte, de introducir nuevos motores turbo híbridos en 2014 podría ser bien recibida como mensaje sobre la sustentabilidad del deporte. Pero, dado que duplicaría el precio de los motores V8 existentes, también es una amenaza que podría eliminar a varios equipos.
Para compensar, las escuderías podrían verse obligadas a usar más “pilotos pagos”, esos que pueden venir con el respaldo de grupos de telecomunicaciones o empresas petroleras estatales de sus países natales.
Al concluir el año todos miraron con ansiedad hacia el Tribunal Superior de Londres, donde Bernie Ecclestone, jefe comercial de la F1, se defendía de una demanda de indemnización por US$ 140 millones vinculada a la venta de la F1 a CVC por US$ 1700 millones en 2006.
La causa continúa y el resultado podría tener repercusiones en el futuro del deporte. Ante la suspensión de la propuesta de cotizar la F1 en la Bolsa de Singapur, hay tantas preguntas como respuestas mientras los equipos se dirigen al tan necesario receso del invierno boreal.
EL CRONISTA