Homenaje porteño al ajedrez

Homenaje porteño al ajedrez

Está intacta la mesa donde Alexánder Alejine le ganó el título mundial al cubano José Capablanca en 1927, en Buenos Aires. También se pueden ver las planillas originales de aquel memorable match y fotos firmadas de Mijaíl Tal, Vasiliy Smyslov, Tigrán Petrosián, Anatoli Karpov o Garry Kasparov en su paso por la Argentina. Se siente en el aire la historia del ajedrez mundial y, por supuesto, la historia de Rusia también.
Todo esto ocurre como por arte de magia. El tiempo se detiene y las piezas de ajedrez y las reliquias que yacen en las salas del Museo de la Gloria Ajedrecística de Buenos Aires parecen cobrar vida propia.
“Rusia es sinónimo del ajedrez en el mundo entero y aquí hemos tratado de mantener esa relación tan fuerte que hay desde siempre entre la Argentina y Rusia, donde el ajedrez sustentó a buena parte de ese vínculo”, expresa orgulloso el presidente del Club Argentino de Ajedrez, Claudio Gonçalves.
La satisfacción y alegría de Gonçalves no es para menos: el 31 de octubre pasado se inauguró en Buenos Aires esta galería de reliquias del deporte que lleva el sello ruso por excelencia. El Club Argentino de Ajedrez y la Casa de Rusia lograron una alianza para que se haga realidad el sueño del Museo de la Gloria Ajedrecística en la sala principal del centenario club, que lleva el nombre de Alexánder Alejine.
Para el director de la Casa de Rusia, Valeri Kucherov, el día de la inauguración fue un gran momento y un gran triunfo.
“Gracias a las actividades comunes del Club Argentino de Ajedrez y la Casa de Rusia, admiradores del juego-ciencia en la Argentina tienen la posibilidad de conocer no solamente la historia del ajedrez sino también saber más sobre los jugadores mas relevantes y legendarios de su época”, expresa Kucherov a RUSIA.
Para la inauguración del museo estuvieron, entre otros, el embajador de la Federación de Rusia, Victor Koronelli; el director de la Casa de Rusia, Valeri Kucherov, y el presidente del Club Argentino de Ajedrez, Claudio Gonçalves, además de figuras del ajedrez de la Argentina.
El museo, que representa un viaje por la historia del ajedrez universal, cuenta con diez estaciones temáticas. Allí están las mesas de juego de la época de oro para el ajedrez ruso, las planillas con las que se rubricó el titulo mundial de Alejine, las fotos autografiadas de varios campeones rusos y reliquias que dejaron en su paso por Buenos Aires referentes de ajedrez ruso como tal, Smyslov, Petrosián, Karpov y Kasparov.
Hay, por ejemplo, imágenes de aquel vibrante momento en que Kasparov llegó al Club Argentino de Ajedrez y en los alrededores del edificio lo esperaban unas 5.000 personas para darle la bienvenida.
Están intactas también las fotos en las que en 1927 el entonces presidente argentino de Marcelo Torcuato de Alvear se acercó al Club Argentino de Ajedrez no sólo para presenciar el match de Alejine-Capablanca, sino que también dispuso el otorgamiento de los fondos para que ese partido pudiera finalizar.
Para los rusos amantes del ajedrez la Argentina no es un destino más. Aqui surgió el primer campeón mundial ruso, Alexánder Alejine. Además, uno de los más famosos y queridos ajedrecistas en la Argentina fue Miguel Najdorf, que nació en 1910 en la gubernia de Varsovia, que en aquella época pertenecía al Imperio ruso.
“Najdorf también fue en parte nuestro compatriota”, reflexiona el director de la Casa de Rusia. Para los que soñaron con la idea de este museo del ajedrez y aman este deporte, saben que en Buenos Aires siempre tendrán un lugar donde recordar los grandes momentos de la historia. Un lugar donde los rusos también lucirán orgullosos las insignias, reliquias y retazos de historia que dejó en la Argentina este noble deporte.
LA NACION