28 Dec Elena Poniatowska es la cuarta mujer que recibe el Cervantes
Por Natalia Páez
No me lo esperaba. El premio me sacó de la cama”, dijo ayer a una radio la mexicana Elena Poniatowska cuando se enteró que había ganado el Premio Cervantes. No se lo esperaba, como tampoco se esperó llegar desde el periodismo a la literatura, a lo más alto de la literatura en español. Fue algo que la tomó de sorpresa. “Soy de la idea de que por haberme iniciado como periodista, voy a ser periodista hasta que me muera. Y debo decirle que para mí la decisión de dar el paso del periodismo a la literatura fue algo aterrador. ¡Cómo saltar encima de un precipicio y llegar al otro lado!”, había dicho.
La escritora nacida en París 1932, a sus 81 años, se convierte en la cuarta mujer que recibe este que es el premio más prestigioso de las letras hispanas, que le será entregado en abril de 2014. Será el rey Juan Carlos quien se lo otorgue –siguiendo la tradición– y recibirá 125 mil euros en un acto que tendrá lugar en la Universidad de Alcalá de Henares. Antes lo recibieron las españolas María Zambrano en 1988, y Ana María Matute en 2010 y la cubana Dulce María Loynaz en 1992.
Al nacer Elenita, Poni, Princesa Roja (como la llaman algunos de sus amigos) recibió el título de princesa Hélène Elizabeth Louise Amélie Paula Dolores Poniatowska Amor porque su padre, el príncipe Jean Joseph Evremond Sperry Poniatowski, descendía de la familia del rey Estanislao II Poniatowski de Polonia. Su madre María de los Dolores (Paula) Amor de Yturbe era hija de una familia porfiriana exiliada en Francia tras la Revolución Mexicana. Cuando Elena tenía diez años y a consecuencia de la Segunda Guerra Mundial su familia emigró hacia México. Prontamente Elena fue enviada a estudiar a los Estados Unidos en un colegio católico de Filadelfia y después a uno de Nueva York.
Hoy vive frente a una iglesia en el barrio de Chimalistac, al sur del DF mexicano. Un vecindario con calles empedradas con construcciones coloniales en una casa que compró al enviudar del astrónomo Guillermo Haro, y a quien había conocido en 1959 durante una entrevista que ella le había hecho en Puebla. Es autora de unos 40 libros en los que incursionó en distintos género: entrevistas, crónicas, artículos, novelas, cuentos y ensayos, también ha publicado poesía, una obra de teatro y libros para niños. También pinta.
La escritora por estos días está por presentar una biografía sobre su marido, fallecido en 1988 “alguien enamorado del firmamento”. Ayer por la mañana cuando un llamado telefónico le anunciaba que era la flamante ganadora, Poniatowska dijo: “Yo espero que él me lo esté enviando porque él está cerca del cielo. Y supongo que sacar un premio como éste pues es un regalo del cielo.”
Poniatowska suele confesar que ha sido siempre una mujer insegura y que a través de la escritura pudo involucrarse y participar en los asuntos públicos de México, el que siente su país, a pesar de haber nacido en Francia.
Emmanuel Haro, el hijo de la escritora, relató a la agencia española Efe que su madre recibió una llamada telefónica en su casa desde España y ella pensó que tenía que ver con un artículo que acababa de enviar a un diario de ese país sobre la muerte de la Premio Nobel de literatura Doris Lessing, y que fue entonces cuando le dieron la noticia del Cervantes 2013.
A mediados de los 50 empezó su carrera como periodista, primero en el diario Excélsior por esos años hizo sus primeras entrevistas y se destaca su encuentro con el muralista Diego Rivera, en una entrevista a la que llegó acompañada de su mamá. “La única entrevista a la que me acompañó mi mamá en los ’50 fue a la de Diego Rivera. Diego había pintado muchas veces a mi tía Pita Amor, y en una de esas la desnudó y para que no cupiera duda –aunque Pita en el retrato parece un pescadito rosa, un charal– escribió bajo sus pies: “Yo soy la poetisa Pita Amor.” Mamá esperó en el coche mientras yo subía al estudio en Altavista y me topé con uno de los hombres más desconcertantes y encantadores que me ha tocado entrevistar. Además me pareció generoso porque siempre tuvo tiempo para los periodistas, entre otros, una muchacha como yo.”
También escribió en Novedades, un periódico en el que continuaría por muchos años. En la actualidad escribe columnas en La Jornada. Ha entrevistado a grandes personalidades tanto mexicanas como extranjeras y algunas están en su libro Palabras cruzadas (publicado en 1961) y en Todo México (editado en 1990).
El primer libro fue Lilus Kikus, una colección de cuentos a la que le siguió Todo empezó el domingo, en 1966. En el ’65 viajó a Polonia con su madre, y desde allí envió a Novedades una serie de crónicas en las que “cuestionaba el sentido de moral establecido, el de justicia y en general, el absurdo de la vida”.
El reconocimiento internacional le vino con sus libros testimoniales como Hasta no verte, Jesús mío (1969), una novela basada en una larga entrevista a la lavandera Josefina Bórquez, y especialmente con La noche de Tlatelolco (1971) acerca de la matanza de estudiantes ocurrida en el ’68 en la Plaza de las Tres Culturas.Su título nobiliario polaco siempre se contrastó con sus ideas políticas de izquierda, que le valieron el mote de Princesa Roja. En las elecciones mexicanas de 2006 estuvo muy cerca de Andrés Manuel López Obrador. Ante las críticas que recibió por este apoyo un grupo de escritores entre los que figuraba el Nobel José Saramago firmaron una carta en su apoyo. A partir de 2007, el gobierno de la Ciudad de México instauró el Premio Iberoamericano de Novela que lleva su nombre.
Poniatowska dice que todavía sigue “haciendo muchísimo periodismo”, porque ese es su oficio y le debe mucho. “Ha sido toda la vida y además fue mi manera de conocer a mi país porque yo nací en Francia”, explicó quien también se autodefine como “más mexicana que el mole”. Es socia y fundadora de la editorial Siglo XXI y de la Cineteca Nacional de México. Entre sus libros también se destacan Tinísima (1991), sobre la fotógrafa italiana Tina Modotti, y Leonora (2011), donde recorre la vida de la pintora Leonora Carrington. En su larga carrera ha cosechado numerosos premios como el Nacional de Periodismo de México 1978 –primera mujer en obtenerlo–, y el María Moors Cabot 2004, que concede la Universidad de Columbia (Nueva York). También el Alfaguara de novela en 2001, por La piel del cielo, y el Rómulo Gallegos en 2007 por El tren pasa primero.
TIEMPO ARGENTINO