25 Dec Días de fiesta: un cuento de Navidad
Por Alejandro Paz
“La luna resplandeciente sobre la nieve recién caída, brillaba en los objetos como la luz del mediodía. Ante mis asombrados ojos vi pasar a los lejos, un diminuto trineo y ocho pequeños renos”. El clásico poema A Visit from St. Nícholas, aunque no lo especifique, tiene a la Nueva York de principios del siglo XIX como escenario principal. Los propios estadounidenses lo admiten: no existe un lugar en el país que concentre más el espíritu navideño que Nueva York. Con sus veredas y parques cubiertos de blanco, tiendas, casas y edificios iluminados con luces de colores y decorados con pinos, adornos navideños, trineos y figuras de Papá Noel (o Santa Claus), la ciudad se convierte en la capital de los festejos de fin de año. En el corazón de Manhattan, el Rockefeller Center tiene el árbol de Navidad más grande de todos -de entre 20 y 30 metros de alto- que se levanta cada noviembre desde 1933. Las costumbres en esta época incluyen shows musicales y de teatro con temáticas tradicionales, la Shopping Week (una semana especial para hacer compras con descuentos en diversas tiendas que se inicia una vez iluminado el árbol en Rockefeller Plaza), las pistas de patinaje sobre hielo y la culminación de estos días de fiesta con el conteo regresivo en la fiesta de fin de año en Times Square.
Espíritu festivo
A pocos metros del World Trade Center, en Brookfield Place se emplaza el gigante jardín de invierno cubierto conocido como Winter G arden Atrium, que en diciembre cuenta con actividades como conciertos de música folclórica irlandesa y celta, representaciones del Cascanueces y música clásica a cargo del Turtle Island Quartet, ganador de dos Grammys. Este edificio, diseñado por el argentino César Pelli, cuenta con su propia pista de patinaje sobre hielo. Para completar la típica postal invernal neoyorquina hay un rincón con Papa Noel y elfos donde sacarse fotos, el Santa’s Winter Garden.
Otro clásico de la ciudad es el Radio City Christmas Spectacular, que hasta fines de diciembre puede verse en el icónico escenario del Radio City Music Hall. Cada año, este espectáculo de noventa minutos reúne a más de 140 artistas en escena. Sus estrellas son The Rockettes, una compañía de bailarinas de precisión que bailan tap, jazz, rock y danza contemporánea. Por su parte, el espectáculo Winter’s Solstice, protagonizado por el famoso saxofonista Paul Wintef, es uno de los más recomendados. Se realiza en la Cathedral of St. John the Divine, en Harlem, el 19, 20 y 21 de diciembre, y reinterpreta los ancestrales rituales de celebración del solsticio. Inmortalizadas en películas como Mi pobre angelito 2 o las comedias románticas de Nora Ephron [Cuando Harry conoció a Sally), las tiendas y centros comerciales de Manhattan participan del paisaje festivo desde sus espec¬taculares vidrieras temáticas. Especialmente deslumbrantes son las de casas como Barney’s, Saks Fifth Avenue, Tiffany, The Lego Store -en Rockefeller Center- y FAO Schwarz, la juguetería más antigua de los Estados Unidos, ahora operada por la compañía Toys “R” Us y conocida por su famoso “piano de piso” que toca Tom Hanks en Quisiera ser grande.
Clásicos imperdibles
Después del fervor de los preparativos de Nochebuena, el día de Navidad Nueva York descansa. La mayoría de los negocios cierra y todos se quedan en casa en familia, al reparo del frío y la nieve, compartiendo platos como cordero o pavo al horno, y disfrutando de dulces y pies (tartas) típicos, chocolate caliente, Christmas cookiesy el tradicional ponche de huevo [eggnog], realizado con azúcar, leche, huevos y coñac o ron blanco, con el que se brinda en el Día de Acción de Gracias, Navidad y Nochevieja. Por más que existan otros festejos y eventos de fin de año, el favorito es el de Times Square, en el edificio One Times Square. Desde 1907, esta celebración es uno de los momentos más esperados por los norteamericanos. Además del millón de personas que asisten al conteo regresivo de Timez Square Ball, el evento es televisado para los espectadores de todo el país. Para quienes quieran asistir, la recomendación es llegar temprano. Las actividades comienzan cerca de las cinco de la tarde de cada 31 de diciembre y culminan con el descenso de la bola de luces de colores a la medianoche. Shows de música y danza, y la presencia de celebridades como Muhammad Ali, Lady Gaga y Bill y Hillary Clinton son algunos de los que han acompañado al alcalde neoyorquino a la hora de activar la bola, un minuto exacto antes de la medianoche. Después del conteo multitudinario de los últimos sesenta segundos, llegan los fuegos artificiales y el momento de besarse y compartir los buenos deseos para el nuevo año.
Los espléndidos shows de luces de edificios como el Empire State también pueden disfrutarse desde el Central Park, Staten Island e incluso Nueva Jersey. Muy cerca del puente de Brooklyn, el Brooklyn Heights Promenade, frente a Wall Street, es uno de los mejores sitios para ver los fuegos artificiales de fin de año fuera de Manhattan. Para un plan puertas adentro, la New Year’s Eve Celebration del Avery Fisher Hall, en el Lincoln Center del Upper West Side, cuenta con destacados intérpretes de la Filarmónica de Nueva York, y participación de comediantes. Sea como fuere, para celebrar como un auténtico neoyorquino basta con comprar algo para comer y una botella de champagne en algún deli de la zona, abrigarse bien y brindar a la luz de los fuegos artificiales. Una experiencia imperdible.
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