Confirman que Neruda no murió por envenenamiento

Confirman que Neruda no murió por envenenamiento

Por Carlos Vergara
Luego de un largo proceso judicial, que incluyó la exhumación de sus restos y múltiples exámenes toxicológicos en el extranjero, el Servicio Médico Legal (SML) chileno confirmó ayer que el poeta comunista y Premio Nobel de Literatura Pablo Neruda murió en 1973 a causa del cáncer de próstata que le aquejaba, y no fue asesinado por agentes de la dictadura del general Augusto Pinochet, tal como denunció su chofer.
“No se encontraron agentes químicos relevantes que pudieran relacionarse con el desenlace de la muerte de Neruda, ni tampoco evidencia forense alguna que permita establecer una etiología médico legal por causas no naturales (…), sí se reveló la existencia de lesiones metastásicas diseminadas en varios de los segmentos del esqueleto, en justa correspondencia con la enfermedad por la que estaba siendo tratado”, dijo el director del SML, Patricio Bustos.
Los exámenes toxicológicos, realizados en las universidades de Carolina del Norte, en Estados Unidos, y en la de Murcia, España, fueron solicitados por el juez que lleva la causa, Mario Carroza.

HIPÓTESIS
El juez atendió así a la hipótesis de un posible envenenamiento del poeta, planteada por el ex chofer del poeta, Manuel Araya, que dijo a la justicia que Neruda había sido intoxicado con una sobredosis de medicamentos.
Según Araya, Neruda, que planeaba exiliarse en México el 24 de septiembre de 1973 tras el golpe de Estado que derrocó a Salvador Allende, fue inyectado con una sustancia letal el día antes de su viaje, mientras dormía, y murió tres horas más tarde.
Ello, sumado a la revelación en 2009 de que el ex presidente, Eduardo Frei Montalva (1964-1970), fue asesinado por agentes de la dictadura con dosis de talio y derivados del gas mostaza en la misma clínica Santa María de Santiago, llevaron al abogado del Partido Comunista, Eduardo Contreras, y al sobrino del poeta, Rodolfo Reyes, a presentar una querella por su eventual asesinato. De esta forma, los restos del autor de Canto g eneral, Residencia en la tierra y Veinte poemas de amor y una canción desesperada fueron exhumados por orden de Carroza desde su lugar de reposo, en su conocida casa-museo de Isla Negra, a 120 kilómetros de Santiago, en el mes de abril de este año, pese a la oposición inicial de la fundación que vela por su legado.
El ministro Carroza, en tanto, precisó que aún no corresponde el cierre definitivo del caso, ya que aún falta un examen de ADN que confirme que el cuerpo analizado efectivamente corresponde a Neruda.
“Judicialmente no se puede establecer todavía si lo mataron o no. Un juez jamás da algo tan categórico. Es necesario tener todos los antecedentes”, explicó Carroza, que agregó que trabajará hasta disipar todas las dudas.
Con todo, los querellantes confirmaron que siguen convencidos de que hubo implicancias oscuras en la muerte del poeta y que solicitarán nuevas pericias. “Seguiremos indagando. Pudiera ser que no haya constancia de sustancias que efectivamente le fueron puestas. Hay elementos que con el tiempo desaparecen, como el gas sarín. Pueden no hallarse restos, pero eso no significa que no fue asesinado. El caso Neruda no se cierra”, sentenció el abogado Contreras.
La Fundación Neruda, por intermedio de su director ejecutivo, Fernando Sáez, lamentó una vez más el largo proceso realizado con los restos del poeta. “Es un asunto triste haber tenido que realizar esta exhumación. Nosotros pensábamos que era evidente el cáncer del que falleció Neruda”, dijo Sáez.
LA NACION