Aventín, el dueño del TC

Aventín, el dueño del TC

Por Juan Manuel Danza
Finalmente lo logró. Superó las peores críticas y acusaciones. También se sobrepuso a sanciones y a fallas mecánicas inesperadas. Al hecho de ser “el hijo” que lo persiguió durante toda su carrera teceísta porque su padre Oscar fue el presidente de la categoría más popular del país.
Por fin, y tras 14 años de trayectoria en el Turismo Carretera, Diego Raúl Aventín se consagró campeón del TC. Poco propenso a demostrar sus sentimientos, no aguantó más y en plena conferencia de prensa tras la final disputada en un Oscar y Juan Gálvez, que no estuvo colmado como en sus mejores épocas, la emoción se apoderó de su voz y quedó mudo durante unos segundos, y se abrazó a su hijo Vito (también estaba su mujer Sabrina y su hija Uma). “Es uno de los días más felices de mi vida. Hace 14 años que lucho por esto y he soportado de todo. No lo tomo como una revancha, es un festejo interno que disfruto junto a mi familia, y con el equipo. Sin dudas soy muy feliz, me saqué un peso de encima”, expresó el Pumita de Morón, que se sorprendió con la bandera de cuadros que cayó una vuelta antes de los 25 giros pautados por el peligroso ingreso de los hinchas que hasta cruzaron la pista mientras los autos seguían girando. “La bandera a cuadros me agarró por sorpresa porque fue una última vuelta llena de fantasmas típicos, uno escucha ruidos por cualquier cosa. Fue peligroso, pero por suerte no pasó nada”, continuó en medio de una sala de prensa abarrotada de periodistas, simpatizantes, promotoras, familia y gente del MVD, el equipo que le entregó un arma letal al nuevo monarca teceísta.
El paso de Aventín en las últimas fechas fue prácticamente arrollador. Logró tres triunfos, un segundo lugar (ayer), un 4º puesto y un abandono en las últimas seis competencias disputadas. Impresionante. Un justo campeón…
“El auto que tuve fue demoledor, el equipo trabajó mucho, nunca dejó nada librado al azar, por eso, poder devolverles tanto esfuerzo con un campeonato es muy bueno. Yo no le doy importancia a las suspicacias, ni a las acusaciones sin fundamentos. Los que plantaron dudas son mal intencionados, por eso no me hago problemas. En todo este tiempo aprendí que era con algo que debía cargar, sino hubiera sido campeón antes”, disparó el Pumita, que empezó a sacar sus garras, como cuando defendió a su padre con un “que la sigan chupando”, un fuerte exabrupto tras su victoria en San Luis, algo por lo cual debió pedir disculpas por su rol de vicepresidente primero. “Ya pasó, me equivoqué y me disculpé”, admitió ayer.
“Tuve que soportar muchas cosas estos años. Tengo un desgaste muy grande por tantos años. Ahora voy a pensar muy bien qué haré el año que viene, todavía no lo tengo decidido, es algo que voy a hablar principalmente con mi familia, que me aguantó durante todos estos años, y también con Hugo (Mazzacane, presidente de la ACTC). Creo que él va a necesitar ayuda. Lo único concreto es que este Ford con el 1 ya lo pedí para guardarlo en mi garaje”, cerró el campeón.
¿Habrá sido su última carrera? Lo único concreto es que el Pumita se metió en la historia grande del TC. Puso al apellido Aventín en lo más alto al lograr ser el primer hijo campeón de un padre campeón (Oscar se coronó en las temporadas 91/92). Y por si fuera poco, otro Aventín, Antonio, su tío, se consagró en el ’80 y ’81. Ayer Diego se sacó una gran carga de encima, por fin, pudo gritar campeón.