08 Nov Nueva terapia contra los aneurismas cerebrales
Por Sebastián Ríos
“El día que salí de la primera operación, mi papá se sorprendió al verme y me preguntó: ¿no te iban a operar el cerebro? El creía que me iba a encontrar con la cabeza vendada… Pero el procedimiento no es nada invasivo, y sí, me habían operaron el cerebro”, contó Alejandra Burgos, de 51 años, que debió ser intervenida en dos ocasiones para tratar dos aneurismas cerebrales peligrosamente grandes.
Sin realizar ninguna incisión en su cabeza, los médicos introdujeron a través de su arteria femoral unos modernos dispositivos llamados “desviadores de flujo”, y los hicieron llegar hasta dentro mismo del cerebro, donde se encontraban estas dilataciones anormales de la pared de las arterias cerebrales llamadas “aneurismas”, que de romperse pueden causar una hemorragia cerebral potencialmente mortal.
Los desviadores de flujo -o flow diverters , en inglés- son diminutos cilindros metálicos, similares a los stents que se colocan en las arterias del corazón, que no sólo han demostrado ser efectivos para tratar las formas más severas del aneurisma cerebral: también poseen una tasa de mortalidad y de secuelas mucho menores que otros tratamientos.
“Sin tratamiento, el 80% de las personas que tienen un aneurisma gigante muere o queda inválida a los dos años del diagnóstico. Los métodos de tratamiento endovasculares con coils [ver ilustración] bajaron la tasa de morbimortalidad a entre el 20 y el 25%, y ahora, con los desviadores de flujo, logramos bajarla al 8%. En los aneurismas no gigantes es incluso mucho menor”, dijo a La Nacion el doctor Pedro Lylyk, director de Instituto Médico Eneri, que en 2006 participó del primer estudio internacional con estos dispositivos.
En el último congreso de la Asociación Norteamericana del Corazón, Lylyk presentó lo que es hasta ahora la experiencia más amplia en el uso de estos modernos dispositivos -unos 360 casos-, cuya finalidad es redirigir el torrente sanguíneo que circula por la arteria afectada por el aneurisma, para evitar que la sangre ingrese y lo siga agrandando.
CIRUGÍA DE URGENCIA
“Al redistribuir la circulación sanguínea, los desviadores de flujo hacen que la sangre que se encuentra dentro del aneurisma se coagule y se forme un trombo en su interior; así, el aneurisma se acaba -comentó la doctora Rosana Ceratto, médica neurorradióloga de Eneri-. La tasa de curación es altísima.”
Al año, el 90,5% de los aneurismas tratados con desviadores del flujo sigue ocluido; a los dos años, la tasa es del 94,3%, pero entre los tres a cuatro años de tratados, el 100% de los aneurismas ha sido curado. Actualmente, el uso de estos dispositivos es el tratamiento indicado para los aneurismas gigantes, los de cuello ancho y los complejos, entre los que se cuentan aquellos que no han respondido a otros tratamientos.
Alejandra Burgos consultó al neurocirujano un viernes y el lunes siguiente entró en el quirófano. “Yo venía con muchos dolores de cuello y de cabeza. Todos me decían que tenía una contractura, pero un traumatólogo me derivó a un neurólogo y éste me pidió una resonancia cerebral en la que encontraron muchos aneurismas”, recordó Alejandra.
“Alejandra padece un síndrome [congénito] que afecta al cerebro y al riñón, por lo que es portadora de aneurismas cerebrales múltiples”, comentó Lylyk acerca de su paciente. Uno de los aneurismas detectado en la primera resonancia era muy grande, lo que motivó la urgencia de la intervención para colocarle uno de estos desviadores de flujo.
“Me operé el lunes, estuve un día en terapia intensiva; al día siguiente me pasaron a una habitación común y al tercer día ya estaba en mi casa”, contó Alejandra, que al año siguiente debió ser intervenida por otro aneurisma.
En ambos casos, precisó Lylyk, “el tratamiento se realizó con desviadores de flujo y la paciente está curada de ambos aneurismas”.
Ahora, superados los seis meses de la última intervención, durante los cuales debió tomar anticoagulantes, Alejandra sólo debe observar una rutina diagnóstica para monitorear la evolución de otros aneurismas más pequeños ya detectados.
“Todos los años tengo que hacerme una resonancia magnética cerebral”, precisó Burgos.
Se estima que entre el 1 y el 5% de la población general posee aneurismas cerebrales. “En entre el 15 y el 30% de los casos son aneurismas múltiples”, agregó Lylyk. Como en el caso de Alejandra, que recuerda que “muchos médicos me querían abrir la cabeza…”. Afortunadamente, en este caso no fue necesario.
LA NACION