Los consejos de M. Lupin

Los consejos de M. Lupin

Por Diana Alsina
M. Augusto Lupin fue uno de los miembros más destacados de la Societé d’Encouragement de Francia. El siguiente artículo reproduce su pensamiento acerca de la cría y la incidencia -o no- del azar.
Poseed un buen haras, un buen reproductor y muchas yeguas de vientre y triunfaréis en el turf, haciendo correr los productos de vuestra cría.
Tal era, en resumen, el consejo que daban los sportsmen, la “Societé d’Encouragemenf, por boca de uno de sus miembros, en el elogio que hacía del lamentado M. Augusto Lupin. Por cierto que es el de¬cano de los criadores franceses, al que se puede muy bien presentar como modelo á los jóvenes, deseosos de acumular los laureles del hipódromo; pero no basta semejante ejemplo; quizá conviniera más darle la receta para encontrar el padrillo excelente y las yeguas madres Indispensables. Se necesita dinero, mucho dinero, se dirá. En efecto, pero eso no es suficiente. ¿Cuántos caballos de alto origen, ilustres por sus triunfos en la pista, y que parecían tener todos los caracteres del padrillo, no han escollado lastimosamente en el harás? Sin remontarnos muy alto, sin mencionar á Gladiateur y tutti quanti, vemos Tristán, Little Duck, Archiduc, Satory, etc., que no han legado á sus descendientes ninguna de sus cualidades.
La elección de una yegua madre es acaso más dudosa, aventurada, que la de un padrillo; es común que las yeguas que han tenido brillantes éxitos en el hipódromo, como reproductoras den, con frecuencia, menos resultados que los que se podía esperar de ellas; testigos, la Touques, Filie de I’Air, Formosa, Plácida, etcétera.
El azar, dicen unos, el olfato dicen otros, juegan, pues, un gran papel en la creación de un harás; pero no por eso ha de creerse que la razón apoyada sobre estudios serios, no tenga en ello mucha parte. La raza de los pursang, en Francia, ha sido continuada, mejorada, con intención de proseguir los esfuerzos en ese sentido, y los resultados brillantes obtenidos por los criadores, dependen del cuidado puesto en los cruzamientos de las diversas familias del pur sang.
No basta tener un buen padrillo y buenas yeguas de vientre; también es necesario elegir el padrillo para las yeguas y las yeguas para el padrillo, fijando el rumbo que se ha de seguir y perseverar en él. Sólo por accidente hablaremos hoy de los triunfos obtenidos en el turf por M. Lupin, recordando la foja de servicios de los pensionistas de su harás, hoy muertos ó dispersos, pero después oe haber asegurado los caracteres de una familia que se denomina justamente la raza Lupin. Es un punto que todavía se discute, saber si se puede hacer en todas partes un caballo, en el sentido que le dan los criadores que son inteligentes.
La Normandia es considerada todavía en Francia como la cuna de la cría de los pursang. M. Lupin no pensaba así, sin duda, puesto que instaló su harás a las puertas mismas de París, en Viroflay y en Vaucresson.
En Viroflay, nació en 1860, Dollar, fundador de la familia.
La fotografía que presentamos es la reproducción de una prueba de un aficionado, que M. Lupin conservaba con celoso cuidado, no queriendo que fuera entregada a la publicidad.
A pesar de su imperfección, da una buena idea de lo que era el sultán de Viroflay. Dollar, en efecto, era un caballito de 1 m 58, próximamente, cuyo carácter distintivo era la potencia de sus cuartos traseros; su lomo era también magnífico; sus aplomos excelentes; sólo se le podía reprochar el lomo, que era algo hundido y el jarrete poco saliente; pero en su conjunto era un bellísimo modelo, lleno de distinción.
Ha impreso a toda su descendencia, su sello personal. .
La vida de Dollar en el hipódromo, sin haber sido muy feliz, es interesante por su duración y por las grandes y numerosas carreras que disputó.
El hijo de Flying Dutchman, corrió dos veces á los dos años sin ser place. A los tres apareció en siete careras para ganar tres, que importaron la suma de 42.500 francos. En su cuarto año, en el que encontró su mejor forma, Dollar se estrenó con un brillante triunfo en Inglaterra en Northamptonshire Handicap, y ganó en Francia el premio de la Emperatriz y el del Emperador, antes del volver á ganar la Goodwood Cup, que ya Juvence había arrebatado a los ingleses bajo los mismos colores, once años antes. Corrió siete veces de cuatro años, veces ganador, dos place, y ganó francos 69.335 (en la próxima entrega, la actuación de Dollar en el haras).
REVISTA PUROS DE CARRERA