07 Oct Subaru Forester: viajes por todos los caminos
Por Gabriel Tomich
Esta nueva generación del Subaru Forester, la tercera en la historia de este modelo de la marca japonesa, tiene una diseño con un objetivo esencial: disfrutar de los viajes por todo tipo de camino. Esto implicó una serie de cambios sustanciales en el Forester.
La primera gran modificación tiene que ver con las dimensiones. El Forester ya no es un automóvil grande como antaño y se ha transformado, por dimensiones y concepto, en un utilitario deportivo (SUV) compacto o liviano.
Así, ahora hace gala de un diseño legítimamente crossover ; es decir, un vehículo que se adapta a diversos tipos de usuarios y aplicaciones; en especial, para una familia.
Esto también trajo aparejado un crecimiento del modelo en materia de confort, equipamiento de seguridad, dispositivos de ayuda electrónica a la conducción y soluciones prácticas, como más espacio, habitabilidad y condiciones mecánicas para viajar en asfalto, tierra o ripio con tranquilidad.
La gama que se comercializa en la Argentina tiene motores de 2 y 2.5 litros. De todos las versiones, LA NACION probó el Forester 2.0 Limited con caja automática Sportshift.
Como buen vehículo para viajar, el nuevo Forester ofrece un conjunto de suspensiones impecable (McPherson delantero y un flamante esquema trasero con doble brazo oscilante y un bastidor auxiliar), que absorbe muy bien los desniveles y pozos del asfalto u otras superficies. Esta suspensión también contribuye a un comportamiento dinámico equilibrado, tanto en curva como en frenadas, y a un confort de marcha sobresaliente.
Si bien el nuevo Forester no cuenta con reducción o baja, la experiencia de la marca en materia de transmisiones integrales (sistema Symmetrical All Wheel Drive); la nueva ubicación del clásico motor boxer, que bajó el centro de gravedad (en función que es 11 cm más alto), y el control de estabilidad VDC, hacen que con él se puedan acometer con seguridad y eficiencia terrenos bastante más ásperos que el asfalto. Sin olvidar que no es un vehículo para el todo terreno extremo.
El motor boxer de 4 cilindros, una marca registrada en Subaru, cuenta ahora con sistema variable de la apertura de las válvulas de admisión (Active Valve Control System, AVCS), lo que incrementó su eficiencia tanto en aceleración (ruge a través del escape doble al trepar de vueltas) y elasticidad (asegura sobrepasos tranquilos en la ruta) como en consumo.
La caja de velocidades automática-secuencial aporta confort en el denso tránsito urbano y facilidad de manejo, pero en aceleraciones bruscas resulta algo lenta, en especial cuando se circula a una velocidad a régimen constante.
La dirección es rápida y con excelente asistencia. También frena muy bien, aunque el tacto del freno es esponjoso, por usar un término tuerca, y hay que apretar cada vez más para lograr frenar adecuadamente.
Como se dijo, el Forester es más alto, también 4,5 cm más ancho (1780 en total) y ahora tiene una mayor distancia entre ejes (2615 mm contra 2525 del anterior) y más longitud (4560 mm). Esto les aporta mucho espacio a cuatro pasajeros adultos para viajar cómodos, en butacas y asientos confortables y con gavetas centrales tanto adelante como atrás.
Las butacas delanteras tienen regulación eléctrica y ayudan a lograr una postura de manejo óptima. Los comandos están todos bien ubicados y al alcance del conductor.
Para viajar aún más cómodos, el equipamiento de confort y seguridad es muy completo, destacándose el buen equipo de audio, el climatizador automático y el práctico volante multifunción (en cuero, igual, que los asientos), que incluye el control remoto del audio y el eficiente sistema de control de crucero.
No faltan un completo pack eléctrico y el techo solar, así como airbags laterales; pero sería adecuado que tuviese sensores de estacionamiento (parking control) traseros.
El Forester es un Subaru, una marca con mucha experiencia en modelos para todos los caminos.
LA NACION