06 Oct Entre el cielo y la tierra: imperdibles en Salta
Por Liz Valotta
Cafayate, se sabe, es el principal escenario de los vinos salteños. Allí, a 180 kilómetros al sur de la ciudad por la Ruta 68, nace el 70% de los viñedos de todo el Valle Calchaquí, y afortunadamente, con el tiempo, la cartografía enoturística se ha ido completando con propuestas de todo tipo, gran parte de ellas de gran calidad. Desde Colomé, la quintaesencia del lodgeworldclass, hasta espacios de ensueño repletos de mística en sí mismos, como Hacienda de Molinos.
En un entorno natural sin igual, descubrir entonces esta provincia adentrándose en un itinerario turístico de unos días es, lisa y llanamente, una delicia; a todo nivel.
Los imperdibles del enoturismo
Etchart: situada en las afueras de Cafayate, encarna una de las más completas propuestas de la región. Ofrece un instructivo recorrido por sus instalaciones que, además, cuentan con un pequeño espacio de compra y un sitio para probar algunos de sus vinos que ya son parte de la historia de la provincia.
Finca Las Nubes: cerca del pueblo de Cafayate, en un paraje llamado El Divisadero, este paraíso terrenal es uno de los sitios preferidos por los turistas extranjeros; tanto es así que la mitad de la producción de sus vinos la venden a los visitantes. Es el emprendimiento de José Luis Mounier, atendido por su familia, donde se pueden organizar, con reserva previa, almuerzos para varias personas. Lo que se llama “una bodega boutique”. Además, su cosecha comunitaria se transformó en un evento para toda la zona.
El Esteco: además de los clásicos recorridos por la bodega y los viñedos, el establecimiento ofrece visitas temáticas, como el paseo por la finca con paradas técnicas y los tours arqueológicos en Cafayate. La opción más interesante es participar de la poda durante el invierno y de la cosecha en verano. Mención aparte merece su alojamiento de lujo, una enorme casa colonial emplazada en las afueras de Cafayate.
Domingo Hermanos: también en el corazón del pueblo, este establecimiento ofrece un entretenido itinerario dentro de sus instalaciones. Sin embargo, en su nueva bodega, ubicada en Yacochuya, presenta una propuesta turística aún más interesante: un paseo dinámico por el pueblo de piedra creado para los habitantes que allí vivían.
Colomé: la visita a esta bodega es muy completa; incluye recorridos por sus instalaciones, degustación y las explicaciones pertinentes, en varios idiomas. Todo comienza en el Visitor Center del establecimiento, con una proyección sobre la historia de Colomé y el Proyecto Hess, antes de pasar a la bodega, donde se explican las técnicas de elaboración biodinámica de vinos en altura. Lo diferente y único allí es visitar su pueblo, en el que se venden artesanías en un marco de casas de estilo colonial.
Nanni: situada a unas pocas cuadras de la plaza principal del pueblo, mantiene la estructura edilicia de principios del siglo XX. Las visitas ágiles, de no más de 30 minutos, incluyen degustación y venta de sus vinos orgánicos.
Alojamientos en las nubes
CafayateWine Resort: a sólo tres kilómetros de la plaza principal de Cafayate se levanta este resort de primer nivel que cuenta con doce habitaciones con salida a una amplia galería y balcón que contempla los viñedos, los cerros de granito y la Quebrada de Cafayate. La piscina, el solarium y la cava equipada para realizar degustaciones personalizadas son puntos altos de este alojamiento de excelente servicio. Muy buena gastronomía que combina productos regionales y métodos de cocción modernos.
Hacienda de Molinos: a orillas del río Calchaquí se alza la antigua casona del siglo XVIII en la que alguna vez vivió el último gobernador de Salta por mandato del rey. Hoy, restaurada con muy buen gusto y mejor nivel, se muestra como un paraíso colonial casi intacto: rejas de hierro, techos de algarrobo, muros de adobe y el amplio patio. Desde las ventanas de las habitaciones se puede disfrutar del contraste entre el río, los rojizos cerros y las viñas ordenadas en espaldero. En lo que hace a gastronomía, la cocina de manos de Jorgelina y Nicolaza es de lo mejor y más genuino de toda la provincia. Ellas privilegian las recetas tradicionales, elaboradas con productos de la región, dentro de la línea de la inconfundible gastronomía salteña.
EL CRONISTA