09 Oct “El mejor lunes de mi carrera”
En La Ribera se manejan por otras reglas. Lo que en otro lado es ley, a la vera del Riachuelo es relativo. Lo que en cualquier ámbito se exhibe como pergamino, atrás de la Casa Amarilla tiene que ser refrendado en los hechos. Es el famoso Mundo Boca. Y Emmanuel Gigliotti lo sabe bien. El delantero llegó al planeta azul y oro a mitad de año, especialmente solicitado por Carlos Bianchi y con la chapa de haber sido el máximo goleador del Final que recién terminaba, con once tantos convertidos. En casi cualquier club, contar con la venia del entrenador y acreditar una garantía de efectividad en el área rival serían avales suficientes para aspirar a la titularidad desde el día 1. Pero no en el Xeneize: en su llegada al club, el punta debió pagar derecho de piso.
Nicolás Blandi se había ganado el puesto durante el primer semestre y el Virrey le respetó su lugar, aunque su producción en la red había sido considerablemente más baja que la de su nuevo competidor (marcó cinco tantos entre Copa Libertadores, torneo local y Copa Argentina). Ni siquiera la número nueve pudo elegir Gigliotti, que debió esperar por su oportunidad en el banco y trató de exprimir, sin demasiado éxito, los pocos minutos de juego con los que contó en las primeras seis jornadas del Inicial. Hasta que le llegó su momento. Y el Animal se desató: en los cuatro partidos que jugó de entrada, el delantero convirtió cuatro goles. Le marcó uno a Racing en su primer encuentro desde el arranque, no anotó frente a Argentinos, sumó un doblete contra Quilmes y el domingo le llegó su primera gran alegría con la azul y oro: gol a River para llevarse el Superclásico y silenciar por completo al Monumental.
–¿Qué sentiste cuando convertiste el gol en el silencio del Monumental?
–Cuando vi que la pelota entró y nadie lo gritó, me fijé si el gol era válido. Sí, seguro. Se generó un silencio tremendo. Lo que sí escuché fue el grito de mis compañeros, nada más
El recuerdo del ex Colón se produjo el día después de la victoria ante River. “Fue el mejor lunes de toda mi carrera”, como él mismo lo definió.
Entre los recuerdos de la tarde del Monumental, el delantero destacó el gran festejo que armaron los jugadores Xeneizes en el medio de la cancha, con recordatorio al descenso Millonario incluido, cuando el clásico había concluido: “Ese festejo nos salió de adentro, fue un regalo para toda la gente de Boca, que no pudo ir al estadio”.
Pocos minutos después del clásico, mientras se iba muy contento del Monumental, había declarado: “Creo que podríamos haber jugados seis días seguidos, que no nos iban a ganar nunca”. Por no se quedó ahí. Con la confianza por las nubes, ayer confesó que Gigliotti se anima a soñar en grande: “Uno lo ve lejos, queda muy poco para el Mundial y se nota que Sabella tiene el grupo elegido. Pero hasta que la lista no esté entregada, uno puede ilusionarse”. El atacante, por lo pronto, ya inició el operativo para que el técnico del combinado nacional pose sus ojos sobre él: “Le dije a Fernando (Gago) que si lo veía al entrenador le diga que juego de delantero. Igual, con tal de ir, voy de aguatero, no me importa, je”.
“Estaría bueno ganar, mejor si es con gol mío”, se había ilusionado el goleador la semana pasada. Y se le dio. ¿Cómo, entonces, no va a mantener la esperanza de meterse en Brasil 2014?
EL GRAFICO