“El Japón del futuro le dirá adiós a la energía atómica”

“El Japón del futuro le dirá adiós a la energía atómica”

Por Marco Del Corona
Una isla puede ser una cárcel. Y un archipiélago puede parecer una cárcel al cuadrado o por el contrario, su negación. Japón no escapa a la regla, al menos cuando se le pregunta a Banana Yoshimoto cuál es su estado de ánimo actualmente: “Estando acá, en Japón, no puedo no sentirme bloqueada”. Ese país que “bloquea” a la escritora es la tercera potencia económica del mundo, suspendida peligrosamente entre la recesión y la deflación. Un país que además debe recomponer todos sus equilibrios internos, luego de las elecciones de diciembre último que, después de tres años de inconducente predominio de la centroizquierda, han devuelto la política a un escenario que se había consolidado en más de medio siglo: los conservadores del Partido Liberal Democrático han vuelto al poder, impulsados por una opinión pública que ha perdido la confianza.
“¿Mis compatriotas? Pienso que los japoneses desean que el país se recupere de esta larguísima crisis”, responde la escritora, con una sequedad que remite al código estilístico de su prosa.

REDES SOCIALES
Ni siquiera los recursos potencialmente infinitos de la web y las redes sociales parecen entusiasmar a Yoshimoto, ni tampoco consolarla. Su frialdad, involuntaria pero significativamente, parece reflejar la paradoja de un país inmerso en la tecnología, pero donde una serie de normas que se remontan a la posguerra impiden que una campaña electoral se pueda desarrollar en un blog, un microblog o plataformas varias. Yoshimoto exhibe un desapego radical. ¿Es una usuaria apasionada de las nuevas tecnologías? “Creo haberme adecuado. Las redes sociales son útiles, y cuando se trata de estar en contacto con los propios lectores, llegan a ser incluso muy útiles. Pero se trata de una herramienta que me limito a utilizar y a la que recurro sólo cuando tengo tiempo. Por eso, cuando me preguntan si alguna vez tuve problemas con algún admirador demasiado insistente online, la respuesta es que no: nunca tuve ningún problema”.

PASATIEMPO
La vida está en otra parte. También en otra parte están las historias. No en la Red. “Para eso, la Red no sirve. Ninguna inspiración.” El twitter y sus afines no llegan siguiera a ser una distracción para quien escribe creando (o crea escribiendo): “No es más que un bellísimo pasatiempo, por ejemplo, cuando estoy despierta en plena noche. Pero no tiene nada que ofrecerle a la literatura. Pienso más bien que es hermoso que las voces de escritores y escritoras como yo puedan difundirse así, en tiempo real. Todo eso seguirá evolucionando, y las redes sociales se convertirán en la cosa más natural del mundo”.

POLÍTICA
Japón -así como muchas de sus certezas- quedó devastado por el efecto combinado de terremoto-tsunami-catástrofe nuclear en Fukushima. Ahora, en diálogo por escrito, Yoshimoto sigue sintiendo el peso de un desastre epocal: “Tengo la impresión de que todavía le llevará mucho tiempo a mi país poder levantarse, aunque reconozco que lo ha intentado de varias maneras”. El debate sobre la cuestión nuclear, que condujo a una promesa de reducción de plantas nucleares por parte del ex premier Yoshihiko Noda y que, por el contrario, el nuevo ejecutivo de Shinzo Abe no comparte, todavía sigue vigente: “Necesitamos más tiempo. Supongo que tarde o temprano el Japón del futuro le dirá adiós a la energía atómica”. El mismo movimiento antinuclear ha ganado una visibilidad que nunca había tenido, con el apoyo de intelectuales y escritores de primera línea: el 11 de marzo del año pasado, en un encuentro en Koriyama, el discurso por el aniversario del accidente de Fukushima estuvo a cargo del premio Nobel de literatura, Kenzaburo Oe. Así que según Yoshimoto, “poco a poco el movimiento está madurando. Ahora sentimos que estamos mucho más informados, aunque todavía hay mucha confusión al respecto”. Si la rarefacción acompaña a Yoshimoto y marca su estilo, la política directamente la enmudece: “Me interesa, pero no hablo públicamente. Puedo decir, sin embargo, que lamento que los liberales demócratas hayan vuelto al poder”. Las elecciones de diciembre último también han llevado a una fragmentación casi italiana del panorama partidario nipón, con escisiones y alianzas. Una constelación de siglas que, a juicio de diversos analistas, ha generado bastante confusión: “De acuerdo. Pero una vez superado el momento de caos, los electores al fin y al cabo tuvieron muchas más opciones, ¿o no?”, contraataca Yoshimoto.

CHINA
El mar que circunda a Japón no está exento de responsabilidad por el estado de ánimo nacional. Desde hace meses, las relaciones con China se han sumido en la disputa en torno a las islas que Tokio llama Senkaku y Pekín, por su parte, llama Diaoyu. Para ambos contendientes son “parte sagrada e inalienable de la madre patria” y, tras el desembarco de activistas y patrullajes por mar y aire, las tensiones entre China y Japón están en una peligrosa montaña rusa. Cuando Yoshimoto sugiere que tiene la impresión “de que Japón ha actuado de manera improvisada” parece apuntar (sin citarla) a la decisión del ex primer ministro Noda, quien ha comprado algunas de las islas en disputa a los empresarios que eran sus dueños. Lo hizo para apartarlas de la mira de los grupos ultranacionalistas japoneses, una jugada que la República Popular no perdona. No hay mucho margen para el optimismo: “Como siempre he pensado y temido, China y Japón nunca están de acuerdo en nada”.

PAISAJES
Los lazos entre ambos países siempre fueron contradictorios: socios comerciales, pero con divisiones y rencores que se remontan a la época de la ocupación y de la guerra, y que China alimenta con empecinamiento pedagógico. Cuando se enfrenta a Yoshimoto con alguna crítica ampliamente aceptada sobre su país (¿por qué Japón parece no haber hecho una rendición de cuentas a fondo sobre los crímenes cometidos durante la guerra, pidiendo perdón de veras, como lo ha hecho Alemania?), su respuesta es cauta y sintética: “Es un tema del que no estoy lo suficientemente informada. No comment. En lo personal, creo que como ciudadanos japoneses hemos dado numerosas muestras de nuestro arrepentimiento a los demás países”. Yoshimoto sigue mirando hacia más allá de la isla y por lo tanto, más allá del archipiélago. De allí, y no de Japón, llega la inspiración: “A mí lo que me funciona son los paisajes que encuentro de viaje por el mundo. Cuando descubro la naturaleza específica de un lugar, no logro no escribir”.
LA NACION