21 Sep Primavera: temporada de sonrisas y relaciones sociales
Por Eduardo Chaktoura
Así como el sol promueve la fotosíntesis en las plantas, los seres humanos comenzamos a sentir en primavera que recobramos toda esa energía vital que echamos a hibernar en épocas de frío, oscuridad y desgano.
Por algo la ciencia se anima a hablar de trastornos afectivos estacionales. Todo es bien hormonal. Los científicos se han encargado de descubrir dos genes, EYA3 y TAC1, que elevan la concentración de ciertas hormonas, cuando aumentan las horas de luz y es más cálida la temperatura.
Para graficarlo de alguna manera, no porque sí los países más cercanos a los polos bailan menos salsa y merengue que los países tropicales. Al extenderse las horas de sol, el organismo recupera la vitalidad y el deseo. Nos sentimos más enérgicos y necesitamos entrar en sintonía con eso que nos pide el cuerpo y que proclaman las emociones.
Al promediar septiembre, el optimismo y la vitalidad promueven la sonrisa y se intensifican las relaciones sociales. El espejo y el ánimo de conquista nos impulsan a hacer dietas y actividad física. Necesitamos vernos bien para quitarnos las ropas y, al mismo tiempo, para cumplir con el rito de la seducción, que impone el marketing del amor en primavera.
Con el sol se renace, igual que las flores y las cosechas. Nada nos energiza más que pensar que hay una nueva oportunidad, que algo bueno va a pasar. Eso es lo que se respira en primavera.
Cada quien con sus posibilidades notará que hay menos tendencia al bajón y que, por el contrario, se despabila la voluntad, la producción y la esperanza. Estarán quienes tendrán que lidiar con las alergias que coinciden con la polinización de las flores, pero todo se compensa cuando vemos que hay una explosión saludable de todos los sentidos. Todo huele y se huele mejor; el hombre, sobre todo, estimula la vista, y ellas tienen más ganas de propiciar el tacto. Sí, en primavera comienza a fluir el deseo y aumenta la frecuencia en las prácticas sexuales.
Si bien ya cargamos con varios meses del año a cuestas, es en este contexto cuando el estrés firma una tregua.
LA NACION