Mayweather, o cómo hacer del boxeo un arte

Mayweather, o cómo hacer del boxeo un arte

Para cualquier curioso que se detenga a ver sus peleas, la imagen física que transmite el norteamericano Floyd Mayweather desde el centro del ring es la de un hombre pequeño y endeble, al que muy pocos le darían crédito y poder para vencer a un oponente en deporte de contacto.
El mensaje materialista y vanidoso que, con o sin fundamentos, formula este quíntuple campeón, generalmente es parte de un rechazo popular, que a modo de juego seductor decide “odiarlo admirativamente” al caer de rodillas ante su inmenso talento deportivo.
A los 36 años y con una carrera invicta de 44 peleas, Mayweather selló con letras de su metal favorito, el oro, el viejo principio que define al pugilismo como un verdadero de “arte”.
Basado en el movimiento de unas piernas maravillosas, dignas de un bailarín de danzas clásicas y en un colosal jab de izquierda, cuya intensidad de daño, graduó a su antojo, Mayweather brindó una de las mejores exhibiciones de su dilatada campaña profesional, ganándole en todos los sectores del cuadrilátero y por todos los puntos, al joven mexicano Saúl “Canelo” Álvarez, quién perdió al cabo de 12 rounds, del match por las coronas mediano jr. (AMB y CMB).
El veredicto mayoritario constituyó la única mancha en la grandeza deportiva de esta reunión. La sospechosa tarjeta de la jurado canadiense C.J. Ross (igualdad en 114) abrió inmediatas reflexiones en torno su concepto, su criterio y su transparencia. Hecho que podría originar una investigación judicial en las próximas horas. LA NACION otorgó los doce rounds a Mayweather, mientras que los restantes autoridades fallaron 117-111 y 116-112, en modo mezquino.
La diferencia en pelea fue enorme. El talento del vencedor convirtió en un principiante al azteca, que lució confundido y sin alma a la hora de resolver. Jamás pudo aprovechar la enorme diferencia física que tenía en su favor. No sólo perdió su corona y su invicto tras 44 peleas, sino que también se convirtió en una gran decepción para la multitud mexicana que le brindó un apoyo increíble.
Mayweather lució durante todo el match con un repertorio y variantes técnicas preeminentes.
Superó, dentro de la historia del boxeo moderno, la reputación lograda por los mejores estilistas de los últimos 30 años, entre ellos Héctor “Macho” Camacho, Pernell Whitaker y Roy Jones en competencia directa de cualidades defensivas y riqueza técnica.
¿Cómo se aventura el futuro de Mayweather?, ¿como debe ser el púgil ideal que quiera ganarle? No será fácil escoger a su próxima rival y repetir un suceso como éste. Se han agotado la mayoría de las variantes que garanticen un gran interés por verlo en acción cada vez que suba al ring. No será cuestión de escoger al mas fuerte o al más brioso. Su potencial “verdugo” será aquel que tenga las cualidades mentales necesarias. Debe ser frío, egocéntrico y especulativo para ir sólo en pos de un resultado letal. Alguien más parecido a un jugador de ajedrez que a un “hambriento” retador al título mundial.
LA NACION