Manual para divorciados: boom de guías para hombres separados

Manual para divorciados: boom de guías para hombres separados

Por Fabiola Czubaj
No es un libro de autoayuda, pero puede funcionar como un manual breve para el hombre que se está por separar o ya lo hizo. Una sucesión de recomendaciones prácticas para no morir en el intento luego de tomar la decisión de abandonar el techo compartido.
“Nadie nos enseñó que la vida en pareja es como un electrocardiograma: hay picos de encuentros y desencuentros, entre los que el enamoramiento, que no es amor, puede ir hacia ese sentimiento o quedar frustrado”, dice Ibo Marché, autor de Ahora que me voy de casa .
Su libro es parte de un género que viene creciendo en los últimos años orientado a ellos, al punto de vista masculino de la separación y alcanza hasta cómo hablar con los hijos. Algunos ejemplos son Guía del hombre divorciado, de Sergio Sinay; Papá se va de casa o de mi vida , de Fabián Melamed, o Cómo ser un gran padre divorciado , de Simon Baker, entre otros.
Sentado cómodamente en uno de los sillones de su oficina, junto a un ventanal que da a una calle céntrica porteña, el autor detrás del seudónimo elegido para relatar una historia de amor con un final anunciado cuenta las anécdotas, las confesiones y la experiencia en el mundo de las separaciones y los divorcios. Y lo hace, como aclara Marché, desde la subjetividad 100% masculina.
“Pensé en el hombre que toma la decisión de dejar a su mujer y sus hijos en la casa que compartían por una situación que no generó otra mujer. Acá no hay terceros. Simplemente, se produce un crecimiento desparejo de la pareja que lleva a un momento de saturación, crisis e intolerancia que terminan con la salida del hombre de la casa -define Marché-. Otras veces, las crisis se solucionan temporalmente dentro de la pareja. A lo mejor se remonta todo o se necesita algo de oxígeno para el reencuentro.”
Eso sí, para Marché, la terapia de pareja no es una opción en todos los casos. Opina que es muy difícil que pueda revertir ciertas crisis. “Después de cada sesión, ¿cómo sale cada pareja? ¿Lo hace en buenas condiciones o polemiza? Es interesante reflexionar sobre esto, ¿no?”
Pero cuando nada da resultado y el hombre decide armar sus valijas, antes de cruzar la puerta de calle tiene en su mente un mundo de inseguridades en la cabeza. “Desde chiquito, el hombre está acompañado. Está configurado para estar con alguien. No sabe estar solo, salvo que, por circunstancias de la vida, se haya hecho muy amigo de sí mismo -aclara Marché-. Naturalmente, va a sufrir con la separación, porque el hombre deja casa, ambiente hogareño, mujer e hijos. Y acá no estamos hablando del irresponsable que no se hace cargo de nada. El hombre no la pasa bien y el que dice que sí falta a la verdad”.
Cuando llegó el día, a Mariano, el personaje de este final anunciado, “la cabeza le daba vueltas. Sintió un mareo provocado por náuseas, sin duda de origen psicosomático -se lee-. Subió al ascensor con la sensación de arrastrar un peso atado a los tobillos y otro sobre los hombros. Las primeras sombras de autocompasión se cernían sobre su corazón. Tinieblas y tristeza. Y la pregunta, ¿por qué yo?”.
En las más de 150 páginas de esta “guía”, el último lanzamiento de este “género”, se suceden las recomendaciones para una separación más organizada, no tan dolorosa, sin culpas ni reproches. “Es una decisión que se implementa en 30 o 60 días. Si ya se produjo el hecho bélico y la decisión está, hay que implementarla”, sostiene el autor.
Y enseguida, apenas se le pregunta, esboza por lo menos cinco recomendaciones para que un hombre pueda sobrellevar esa decisión sin cometer nuevos errores (ver “Cinco consejos…”).
Ni volverse a poner en pareja enseguida, ni aislarse o participar de grupos de hombres exclusivamente, ni limitarse a trabajar y no retomar proyectos, actividades o intereses postergados. Conseguir un nuevo techo propio es fundamental. “Un apart es para un día. Hay que tener un techo y no debe estar cerca de la casa familiar para evitar lugares conocidos, personas conocidas… -insiste Marché-. En ese momento, el hombre quiere encontrarse y darles explicaciones a quienes él quiere. El mundo está lleno de indiscretos y ése es un momento en el que no se quiere rendir cuentas.”
Tampoco, según parece, hay que irse de viaje, sino quedarse y tomar conciencia de lo que ocurre. Es, para el autor, un signo de fortaleza en una etapa en la que, de repente, hay que aprender a vivir solo, ser “amo” de casa, ocuparse de las camisas, hablar con el administrador, hacer la lista del supermercado.
“No se trata de que el hombre aprenda a coser botones, pero por lo menos tiene que saber cómo encontrar a quien pueda ayudarlo”, propone Marché.
Claro que si la separación ocurre con comodidad económica, será más sencilla. El autor menciona que hoy más de una pareja no se separa por motivos económicos.
Y ¿cuándo se sabe que pasó la tempestad? “Cuando no hay nada en común -se apura a responder Marché-. Cuando todo está asumido, se dividieron los bienes y no hay rencores, revanchismo ni ojos en la nuca, sino ganas de mirar hacia adelante. Quizás ambos ya están en pareja y se puede sentar con la ex mujer a tomar un café o reunirse para compartir actividades con los hijos o los nietos. Es, en definitiva, poder mirar hacia el futuro con la experiencia y tratando de enmendar los errores. Eso sí, sin repetirlos.”
LA NACION