Contratan expertos para ayudar a sus niños a ingresar a jardines de infantes top

Contratan expertos para ayudar a sus niños a ingresar a jardines de infantes top

Por Emma Jacobs
Sobornar a los pequeños puede ser contraproducente, según Vanessa. En cambio, la joven de 28 años les enseña a sus alumnos a jugar juntos – por u$s 450 la hora. Después de todo, los encuentros de juegos o play dates no son una cuestión menor ya que pueden forjar el futuro de un niño.
Vanessa, quien se niega a revelar su apellido, forma parte de un nuevo grupo de expertos en encuentros de juegos que ayudan a los niños a prepararse para el ingreso a los jardines de infantes más selectos de Nueva York. Como parte del proceso de ingreso a estas escuelas, que cobran hasta u$s 40.000 al año, los pequeños de cuatro años deben asistir a un grupo de juegos en el que maestros evalúan su capacidad académica y su coeficiente emocional social y emocional.
Los expertos en encuentros de juegos crean situaciones que permiten observar cómo reaccionan los niños y luego hacen sugerencias de mejoras. Por ejemplo, si todos tienen que escribir el nombre pero no hay suficientes lápices, deben esperar su turno.
Estos chicos de Nueva York dan un examen a la edad de cuatro años. El ERB – la sigla en inglés de la Oficina de Registros Educativos, a cargo de tomar el examen – determina si un niño puede ingresar a las mejores escuelas privadas, tales como Trinity, entre cuyos ex alumnos se encuentran Lachlan Murdoch e Ivana Trump.
El examen, que dura entre 45 minutos y una hora, evalúa vocabulario, motricidad fina y matemática simple. También hay una entrevista con los padres.
Suzanne Rheault, directora ejecutiva de Aristotle Circle, que comenzó a ofrecer expertos en encuentros de juegos hace tres años, dijo que algunas escuelas “tienen una tasa de aceptación de 5%, por debajo de la tasa de Harvard de 6,9%. Es una guerra entrar en una de estas escuelas”.
Los padres están desesperados por obtener asesoramiento que ayude a sus hijos a ingresar a estas instituciones, que son consideradas como un pasaporte a una universidad de la Liga Ivy. “Existe una combinación perfecta – mucho dinero, muchos inmigrantes que hacen hincapié en la educación [y] muchos padres educados que quieren que sus hijos asistan a la mejor escuela”, dijo Rheault.
Aristotle Circle, la compañía que emplea a Vanessa y que fue cofundada por Rheault en 2008, comercializa un cuadernillo de preparación para el examen ERB con modelos de preguntas tales como “Tanto las manzanas como las naranjas son…”. Los chicos obtienen dos puntos si responden “fruta”, uno si la respuesta es “cosas dulces que yo como” y ninguno si dicen “qué rico”.
El grueso del negocio es ofrecer tutores a u$s 350 la hora, quienes preparan a los niños para los exámenes, y expertos en ingresos para que se ocupen de los padres, ansiosos de información. Pero la demanda de preparación mediante encuentros de juegos está aumentando.
Ni Sara, la experta más solicitada de Aristotle Circle, ni Vanessa quieren ser identificadas públicamente. Ambas son cautas con respecto a violar la confidencialidad de los clientes. Pero también se sienten nerviosas por la percepción pública del trabajo que realizan.
Rheault señaló que la gente expresa desdén hacia los padres que contratan sus servicios y los critican por delegar sus responsabilidades y poner demasiada presión sobre los niños.
Vanessa defiende a sus clientes. “Estos padres quieren darles a sus hijos una ventaja. La mayoría de estas familias asistieron a las mejores universidades y quieren lo mismo para [sus hijos]. Los chicos aprenden y se divierten. Hacemos todo jugando.”
Vanessa es terapista ocupacional, lo que significa que sus servicios son requeridos por aquellos padres que quieren que sus hijos trabajen sobre motricidad fina y dificultades de atención. Sara, que está haciendo un doctorado en psicología infantil, a menudo se dedica al “enriquecimiento”, lectura, comprensión y matemática.
Según Rheault, se espera que “el niño pase a un grupo de lectura avanzado en la escuela. Los tutores ya no son para los niños que necesitan ayuda escolar”.
Rheault se inspiró en su propia experiencia para lanzar los servicios de grupos de juegos. En 2007, mientras todavía se desempeñaba como analista en Morgan Stanley, trataba de que su hija de tres años y medio ingresara a una escuela muy competitiva. “Le dije a mi hija que compartiera con la maestra todo lo que sabía… que no fuese tímida… y que hablara en voz alta para que la maestra pudiera oírla”.
Cuando los chicos se sentaron, la maestra formuló la primera pregunta: tenía cinco ositos de peluche y sacó dos, ¿cuántos quedaban? “Tres”, contestó la hija de Rheault. Hasta ahí todo estaba bien – hasta que la niña respondió todas las preguntas dirigidas al grupo. “No ingresamos pero aprendí que hasta los buenos consejos pueden no tener el efecto deseado al ser interpretados por niños de tres o cuatro años”, dijo la directora.
Los expertos en encuentros de juegos también señalan situaciones familiares que los padres no quieren que sus hijos dibujen en los exámenes de admisión. “Un niño hizo un dibujo de su mamá con un cigarrillo en la mano. Puede que sea el único vicio de la madre pero las autoridades de la escuela pueden considerarlos como padres con los que no les gustaría tener contacto”, comentó Rheault.
También tratan de detectar características que puedan ser interpretadas por las autoridades escolares como un indicio de que un niño está dentro del espectro autista. “Muchas de estas cosas, como caminar en puntas de pies o no establecer contacto visual, son normales pero si hay 20 chicos disputándose una vacante, la escuela eligirá la opción más simple”, dijo Rheault.
Después de evaluar los juegos de los niños, los expertos escriben un informe alertando a los padres sobre las áreas problemáticas y sugieren ejercicios para practicar en la casa. Como es tanto lo que depende de un encuentro de juegos, Vanessa es cuidadosa a la hora de emitir su veredicto. “Siempre comienzo resaltando las fortalezas. Se trata de niños pequeños, por lo que el desempeño y el comportamiento pueden variar día a día”, dijo la especialista.
Aunque no es común, agregó Rheault, un encuentro de juegos puede indicarle a un padre que una escuela de elite no es adecuada para su hijo. “A veces hay que replantearse las expectativas”.
EL CRONISTA