Clásicos en la montaña

Clásicos en la montaña

Por Jorge Pandini
Se sabe que el automovilismo en nuestro país es pasión. Pero si hay que elegir de entre todos los lugares posibles uno donde la velocidad está presente en cada charla y donde los caminos se ofrecen espléndidos para que hombres y máquinas se pongan a prueba, ese lugar es sin duda Córdoba. Son famosos los desafíos y las jornadas de leyenda por los serpenteantes trayectos serranos; ayer y hoy; momentos que ya son historia y los actuales que siempre representan uno de los mayores desafíos para la máxima categoría mundial de Rally.
Por eso no es de extrañar que una de las pruebas de autos clásicos más importantes de nuestro país recorra esta fantástica geografía. El Rally de la Montaña, que junto con el de las Bodegas, en Mendoza, y las 1000 Millas, en Bariloche, forma parte de la Triple Corona, el máximo galardón argentino para un piloto de autos históricos.
Los pilotos disputaron una competencia donde se combina el espíritu deportivo y la camaradería; en cada largada, pilotos y acompañantes se concentran para conseguir el mejor tiempo posible; en cada parada, la charla amena entre los viejos amigos y los nuevos conocidos es el común denominador.
El encuentro tuvo el apoyo del Ministerio de Turismo de la Nación y de la Agencia Córdoba Turismo, y fueron main sponsors Mitsubishi y Porsche.
Modelos fantásticos, agrupados por categoría, hicieron rugir sus motores desde temprano y burlándose del paso del tiempo las tripulaciones se hicieron a la ruta. El andar de los autos fue saludado, como en la época de los grandes premios ruteros, a su paso por las ciudades.

Rally_de_montana_en_Cosquin
El autódromo Oscar Cabalén, el camino de las 100 Curvas, Carlos Paz, Copina, Cosquín, La Cumbre, La Falda y Los Reartes fueron algunos de los lugares por donde pasó la caravana.
Este tipo de competencia no es de velocidad, sino de habilidad conductiva; durante tres jornadas los pilotos deben cumplir con los tramos indicados en la hoja de ruta en un tiempo determinado. A su paso por los puntos de control, el auto pisa una goma que atraviesa la ruta y, conectada a los instrumentos de medición, toman el tiempo contabilizando centésimas de segundo. Al final de la competencia resulta ganador el binomio que realizó las pruebas con mayor precisión.
El parque que formó parte de la competencia fue excelente, destácandose modelos como el Amilcar CGSS de 1927, el Alfa Romeo 6C 1750 GC 1931, el Riley Sprite de 1936, el AC 16/80 de 1938; también modelos de Porsche, Austin Healey, Mercedes-Benz, Maserati, Triumph, Ford Mustang, Chevrolet Corvette, Lancia, Alfa Romeo y MG.
Cómo cada año, hay invitados especiales para participar de la competencia. Esta vez quienes se sumaron a la lista de competidores fueron Ernesto Tito Bessone con un Lancia Fulvia (campeón argentino de TC, TC2000, Top Race, Turismo Nacional, Club Argentino de Pilotos y Supercart) y el uruguayo Pedro Passadore con una Maserati 3500 GT (dos veces campeón de la F1 Argentina).
El cierre del Rally de la Montaña se hizo en el circuito de pruebas Gastón Perkins, en la Fortaleza de Oreste Berta. Brian y Oreste Berta (h.) fueron anfitriones y enseñaron las instalaciones de una empresa ya mítica para el automovilismo deportivo. Ambos Berta entregaron como premio a los ganadores unas réplicas del famoso motor LR desarrollado por su padre, más conocido como El Mago de Alta Gracia.
LA NACION