Tiene parálisis cerebral y es escolta de la Bandera

Tiene parálisis cerebral y es escolta de la Bandera

Por Sergio Di Nucci
Axel nació sietemesino, hace 14 años. Fue en la provincia de Córdoba, el 30 de noviembre de 1998. Un día antes, a Ana, su mamá, le hicieron una ecografía, y el diagnóstico los puso, a ella y a su marido, Jorge, de frente a palabras desconocidas y ominosas: al nacer, Axel padecería de múltiple atresia intestinal, una afección que hizo que su intestino midiera sólo 89 centímetros de longitud, en vez de los dos metros que mide habitualmente en un recién nacido.
La historia de Axel Martín Salomón es única por esto y por todo el esfuerzo que ha hecho para vivir su vida como cualquier chico de su edad, pese a que debió ser intervenido quirúrgicamente en muchísimas oportunidades. El año pasado, cuando fue su cumpleaños, Axel escribió, asistido por sus padres, las siguientes líneas: “Sufro parálisis cerebral. Algunas personas nos llaman especiales. Soy un niño especial, pero no porque camino con dificultad, o me cueste decir palabras, o me sea difícil comer. Si bien esto lo padezco, tengo sueños iguales a los tuyos… sufro las mismas penas”, y pidió “no discriminar, porque es una barrera hecha por mediocres”.
Las operaciones para reconstruir su intestino fueron progresivas, y sólo en la última empezó a funcionar correctamente. Mientras tanto, Axel terminaba con éxito 5º grado en el Colegio Comodoro Moisés Echegoyen, recibiendo, además, el premio al mejor compañero, y siendo escolta de la Bandera.
“Él es el que nos pone las pilas a nosotros. Desde los siete meses hace rehabilitación, y la fuerza que le pone es impresionante. Le daban cuatro horas de vida y ya va acumplir los 15. El amor es el mejor remedio que hay.” Según cuenta su maestra, su relación con los compañeros es notable. “Lo apoyan, lo quieren, y la unión con la comunidad educativa ha sido excelente”, explica Jorge Salomón. Merced a su empeño, la Municipalidad de Córdoba le habilitó una parada de colectivos para discapacitados frente a su negocio de ferretería, en pleno centro de la ciudad, en la calle Santa Rosa.
“Tengo todo para mi hijo, un tratamiento intensivo que jamás podríamos pagar pero que, gracias a Dios, solventa el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación, un fondo de Osecac para atenciones médicas, y este permiso que nos sirve muchísimo y estamos muy agradecidos. Axel también hace equinoterapia tres veces por semana, está en un colegio normal, con el apoyo de un maestro esepcial, escucha bien, entiende todo. Después de tantas operaciones, tuvo parálisis cerebral y, de a poquito, va mejorando, saliendo adelante. Las pasó a todas y sigue”, añade el papá.
En su carta, Axel insta a aprender a valorar a los niños especiales como personas, a respetarlos y a amarlos. “Y por sobre todas las cosas, a no discriminarlos. Porque ese niño, también soy yo.”
TIEMPO ARGENTINO