15 Aug Tecnología que ayuda a curar
Por Andrea Catalano
El mercado de la salud se preocupó en los últimos años por invertir en sistemas que ayudaran a mejorar su eficiencia, básicamente, a incrementar su facturación a través del ahorro y de la posibilidad de cobrar mejor por cada servicio prestado. Sin embargo, hoy, la preocupación se centra en la atención del paciente y, aquí, en dos focos puntuales: la implementación de soluciones de historia clínica digital, que permite tener, en un lugar, la totalidad de estudios y situaciones médicas de cada persona, sin importar en dónde esté. La otra es contar con información estadística sobre grupos de población para, así, habilitar programas de salud coordinados y preventivos.
En ese camino, en la Argentina, las empresas locales tienen camino por recorrer. El pastillero electrónico, el contador de calorías, o las aplicaciones que miden el ritmo cardíaco -por el momento- suelen ser mayoritariamente creadas en otros países y de la mano de players como IBM, Oracle o SAP. Mientras, entre los desarrollos locales, figuran los proyectos de Unitech, LamMóvil, HCE, Citaldoc.com o Laboratorios Craveri; muchos de ellos apoyándose en el aporte que se generan desde iniciativas aceleradoras como Nxtp.Labs o Wayra (ver recuadro).
La Argentina tiene un desarrollo importante en tema de salud y prestaciones a nivel público. Hay empresas de medicina prepaga que, cuando hay que hacer diagnósticos complejos, tienen la posibilidad de hacer interconsultas por la vía tecnológica con centros internacionales de salud, sostiene Gustavo Rizzo, socio a cargo de la industria de Salud para Argentina de Deloitte.
Entre los obstáculos que aún retrasan un cambio de tendencia masivo en el mercado local, la cantidad de intereses en juego figuran en primer lugar. Hay muchos actores dentro del sistema de salud argentino (obras sociales, prepagas, médicos, prestadores, y demás) y no todos tienen los mismos objetivos. Por ende, lo difícil será ver cómo se alinean estos intereses, comenta Pablo Selvino, director de Consultoría de la Dirección de Estrategia y Operaciones de Deloitte.
Tal visión es compartida también por IBM. La tendencia es que pasamos de aplicaciones administrativas a otras más enfocadas en el trabajo diario de médicos y enfermeras, detalla Mariano Groiso, líder de Industria de la Salud de Sudamérica Hispana de IBM. El comentario hace referencia a las novedades en materia de historia clínica electrónica, con módulos para cada especialidad, con los pedidos de estudios en sistemas integrados, con alertas y accesibles en todo momento y lugar para los médicos.
Para Groiso, el atraso de la Argentina en este tipo de implementaciones se debe a la modalidad en que se manejan los presupuestos del sector público. Las provincias no suelen contar con el dinero suficiente y la Nación no tiene poder sobre ellas para direccionar partidas. Si a esto se suma que aún no entró en funcionamiento la firma digital, necesaria para estos nuevos procesos, el problema se profundiza, añade.
Entre las excepciones, figura la argentina Unitech. La firma que emplea a 130 personas es reconocida por la implementación de la Historia Clínica Digital, en la provincia de San Luis, donde fue impulsada por ley.
La historia clínica digital (HCD), implementada en San Luis, da el poder del dato al paciente. Lo trata desde un punto de vista holístico, no prestacional, explica Aníbal Carmona, presidente y CEO de Unitech. Para el ejecutivo de la firma que factura $ 45,3 millones (2012), la solución permite que el paciente transite por distintos organismos de salud pero genere un único repositorio de información y el Gobierno se ocupe de la vigilancia epidemiológica, entre otros. A ello, se suma, el concepto del Sobre Digital, es decir, la posibilidad de acceder a la información sólo con la firma del paciente. Esto puede vincularse con cualquier sistema de información sanitario, de tipo cardiológico, transaccional, de control de vacunas. La herramienta permitiría obtener una visión integral de la salud del paciente, que deviene de las prestaciones que va recibiendo.
Otro es el caso de LamMóvil. La desarrolladora cordobesa emplea a 15 profesionales y es una empresa del Grupo Farma Nexus, dedicada a generar soluciones y aplicaciones para atender enfermedades crónicas. A través de la obtención de los perfiles de riesgo de determinados grupos, por ejemplo los diabéticos, se determinan acciones. A los que presentan mayores riesgos, se les brindan otros servicios y otras aplicaciones. Se analizan y se clasifican de manera diferente. A partir de ahí, se diseñan medidas preventivas para cada caso porque la aplicación permite detectar riesgos no detectados, sostiene Hugo Villafañe, director Operativo de LamMóvil.
La compañía, que factura $ 4,3 millones anuales, trabaja tanto para el sector público como para el privado. Según reconocen desde la firma, hoy, distintos gobiernos provinciales están evaluando incorporar sus herramientas para prevención en las poblaciones de riesgo cardiovascular. A ello se suman las empresas de medicina prepaga, que buscan incorporar estas soluciones para la prevención de la diabetes.
En cualquiera de los casos citados, un primer paso es la implementación de la historia clínica electrónica.
Si no se encaran medidas de prevención, los pacientes van, directamente, a los tratamientos intensivos, que son más complejos, más críticos y ofrecen menor calidad de vida. La prevención es el uso menos costoso del sistema de salud, basta pensar en los programas de vacunación, opina Javier Serviddio, Enterprise Arquitect Public Sector de Oracle Argentina. Para el experto, la prevención debe pensarse como un proceso de mejora, donde hay que detectar las poblaciones a atacar, para usar protocolos y plantear objetivos. Luego, gestionar un seguimiento, hacer análisis de los datos y establecer el circuito para futuras campañas. Detrás, hay plataformas que se pueden programar desde cualquier componente de una red asistencial, amplía Serviddio.
El ejecutivo sostiene que la historia clínica electrónica se erige como un pilar dentro de las estrategias. Y mencionó al registro unificado del paciente para que sea consumido por cualquier prestador, sea público o privado. Las soluciones permiten identificar unívocamente al paciente y a cada componente de la red asistencial. El objetivo es cómo hacer que fluya la información diagnóstica, además de fijar protocolos de información clínica, que codifiquen la terminología, implementen estándares, y permitan diálogos de distintas formas entre los integrantes de la red de salud, añade.
Groiso, de IBM, coincide en lo estratégico que es implementar un sistema de historia clínica electrónica. Además, advierte que es tiempo de incorporar herramientas de análisis, como las del tipo de big data, que permite centralizar datos y hacer predicciones, además de la gestión de los hospitales que las implementan.
Informática disponible
Logradas las políticas de prevención, a partir de herramientas tecnológicas, el paso posterior es el seguimiento. La informática también puede hacer aquí su aporte, según los expertos. Hay tratamientos que, antes, se hacían en el hospital y que, hoy, pueden efectuarse en el consultorio. Las soluciones orientadas a los pacientes prometen mayor eficiencia pero es ahí donde surge la complejidad -considera Pablo Selvino, de Deloitte- En el país, cada actor tiene su objetivo y la dificultad radica en tener un único sistema que contemple la necesidad del paciente sin dejar de lado el resto, es decir, la facturación, la provisión de equipamiento, material e insumos, entre otros aspectos.
Queda claro que hay una primera capa de tecnología informática disponible para que los sistemas de salud mejoren la atención al paciente. Sin embargo, parece haber más empresas internacionales que locales encarando el tema. Tal relación, según varios de los consultados para esta nota, hace que lo complejo en la Argentina pasa más por la cadena de valor, por los intereses de cada actor, que por la facilidad para implementar los sistemas. La conclusión que surge es que la mejor calidad de vida sigue siendo materia pendiente en el país. Pese a que ya existe la tecnología para tal problemática.
EL CRONISTA