28 Aug Los trabajadores que cobren hasta 15 mil pesos no pagarán Ganancias
Por Martín Piqué
La presidenta concretó ayer el anuncio más esperado por una franja significativa de la clase trabajadora. Con la elevación del monto mínimo no imponible de Ganancias a 15 mil pesos de salario bruto sin distinción entre solteros y casados, junto a la modificación del tope para cobrar asignaciones familiares, la jefa de Estado se propuso recuperar la iniciativa con una decisión trascendental y de rápido impacto en la vida cotidiana. A partir del 1 de septiembre, a aplicarse a partir del cobro de los salarios de agosto (con un promedio de los sueldos cobrados desde enero), el paquete de medidas implicará una inyección de recursos en los bolsillos de los asalariados en relación de dependencia. El financiamiento de todos los cambios correrá a medias entre el Estado y el sector privado. El fisco destinará 2439 millones de pesos. Y los privados aportarán 2056 millones a través de dos nuevos impuestos: un gravamen del 15% a la compra-venta de acciones que no cotizan en el mercado de capitales por parte de empresas radicadas en el exterior, y otro del 10% a la distribución de dividendos.
La difusión de la noticia correspondió a la jefa de Estado, que abrió la reunión con un discurso muy conciso, medido. Desde el Salón de las Mujeres del Bicentenario, rodeada por los mismos interlocutores que participaron de la primera ronda de diálogo en Río Gallegos, Cristina no dejó mucho espacio para el suspenso: enseguida comunicó que se había consensuado una propuesta “en materia de impuesto a los altos ingresos o Impuesto a las Ganancias”, y que se instrumentaría a partir de un proyecto de ley (la creación de nuevos impuestos, se sabe, es una potestad del Congreso) y también de un decreto presidencial, que será publicado hoy en el Boletín Oficial, para “hacer efectiva la suba del techo del mínimo no imponible”.
Antes de ceder la palabra a Ricardo Echegaray, titular de la AFIP, y a Diego Bossio, director ejecutivo de la ANSES, para que explicaran los detalles, la jefa de Estado hizo dos aclaraciones. Primero fundamentó por qué se había eliminado la diferencia entre trabajadores solteros y casados a la hora de computar Ganancias (lo atribuyó a las “nuevas formas familiares” con gente soltera que vive en familia). Y luego apuntó al corazón estructural de la medida: el financiamiento del “esfuerzo fiscal de 4495 millones de pesos” que costará la actualización global del impuesto para este año. “Habíamos convenido fundamentalmente que no gravara el ahorro de los argentinos, sobre todo el ahorro de los argentinos que lo hacen en pesos y aquí en la Argentina”, comentó Cristina en alusión a los primeros acuerdos que se alcanzaron en la mesa de conversaciones del hotel Patagonia, en la reunión del miércoles pasado.
La frase presidencial hacía referencia a la decisión de no sumar impuestos a la tenencia de plazos fijos, una propuesta en la que –según comentó anoche el titular de CAME, Osvaldo Cornide– habría sido muy enfático el banquero Jorge Brito. “Esos ahorros están destinados también a la inversión, a través de los préstamos del sistema financiero a las pequeñas, medianas y grandes empresas”, recordó ayer Cristina. La actualización general del Impuesto a las Ganancias (con su correlato en asignaciones familiares, como también en deducciones por hijo y otros gastos en el caso de los asalariados que superen los 15 mil pesos) producirá un cambio muy fuerte sobre la población económicamente activa con trabajo registrado. El impacto queda claro al repasar las estadísticas que mencionó Echegaray. El 89,8% de los trabajadores registrados (8.382.390 personas) no tributará Ganancias; sí lo pagará el 10,2%, que equivale a 965.527 empleados en relación de dependencia. En el caso de los jubilados, el 99,3% de la población pasiva (5.975.623 personas) quedará exceptuada de los descuentos por Ganancias. Sólo el 0,7% restante, 39.641 individuos que se jubilaron con regímenes especiales, lo seguirá tributando.
El anuncio incluyó también un beneficio para los trabajadores con haberes superiores al mínimo no imponible y cuyos salarios estén entre los 15 mil pesos y los 25 mil pesos. Para ellos habrá un aumento del 20% en las deducciones que se hacen del impuesto. La propia presidenta se encargó de subrayar que la suba de los montos en las asignaciones familiares está relacionada, a su vez, con el incremento de las deducciones de Ganancias. “El modelo es sistémico y todo aquel que deja de tener deducción por Ganancias, comienza a percibir también una asignación familiar”, remarcó. El paquete de medidas que se conoció ayer despertó una inmediata ola de aprobación en el mundo sindical. También hubo elogios entre los intendentes bonaerenses del FPV, quienes a la hora de evaluar el resultado de las PASO atribuyeron al descontento por Ganancias una buena parte del descenso electoral del kirchnerismo. “Esto es un beneficio real y concreto y va a tener un impacto positivo en el poder adquisitivo de los trabajadores. Y además, descomprime tensiones, sin ninguna duda. Este anuncio de la presidenta implica ponerle el corazón y el oído a la voz del pueblo, al pedido de los trabajadores de mejorar, algo que sin duda se había expresado en las urnas. Este es un hecho muy positivo”, evaluó el intendente de Quilmes, Francisco “Barba” Gutiérrez, un dirigente surgido en las filas de la UOM, en diálogo con este diario. “Me pone muy contento que con el tema de Ganancias nos terminen dando la razón. Ojalá hubiera sido antes y no para un usufructo politiquero”, señaló el diputado Facundo Moyano, quien no perdió la ocasión de recordar que el reclamo por la actualización de Ganancias y de los topes de las asignaciones familiares formó parte de la agenda de la CGT opositora, que encabeza su padre Hugo, desde su ruptura con el oficialismo. La demanda por una suba de Ganancias, sin embargo, se había convertido desde hace tiempo en una bandera de todo el movimiento obrero.
Más allá de las diferencias sindicales, en el plano político la noticia causó un visible entusiasmo en todos los miembros del kirchnerismo, sin excepción. La velocidad con la que se anunció fue, además, otro hecho que despertó rápidas interpretaciones. En el oficialismo deslizaban que esa capacidad de mostrar reflejos y reparar probables errores, incluso sin reconocerlos en público, será fundamental en el período que se abrió tras el domingo 11 de agosto. Ayer, la postal de Cristina rodeada por buena parte del mundo empresario (Brito, Cornide, Héctor Méndez, Gustavo Weiss, Eduardo Eurnekian, Daniel Funes de Rioja, Enrique Cristofani, Juan Carlos Lascurain, entre otros) junto a los representantes del mundo sindical (Antonio Caló, Andrés Rodríguez, Omar Viviani, Ricardo Pignanelli, José Luis Lingeri, Hugo Yasky, Pedro Wasiejko, Marcelo “Nono” Frondizi, entre otros), se convirtió en la imagen de la noticia más esperada de los últimos meses.
Si entre los gremialistas y los candidatos que competirán por el FPV ayer todo era entusiasmo, el resto de la reunión –ya cerrada, sin periodistas ni camarógrafos– mostró que la presidenta sigue muy preocupada por el tema más sensible : el futuro de la renegociación con quita de la deuda externa tras el fallo de la justicia estadounidense. Anoche, cuando el anuncio sobre Ganancias poblaba los portales de Internet, Cristina pidió a los empresarios y gremialistas que apoyaran el proyecto de ley para reabrir el canje por tercera vez. “Háganlo por la Argentina”, los exhortó, no sin dramatismo.
TIEMPO ARGENTINO