01 Aug Emiliano Mirón, su fe y energía lo sacaron adelante
Por Constanza Pulgar
Hace un mes, (el último día de Junio) en el Hipódromo Argentino de Palermo, el joven jockey santafesino Emiliano Mirón sufrió una gravísima rodada en un accidente que involucro a dos de los pilotos de la carrera 15; en una fría noche invernal, Pablo Carrizo y él fueron los protagonistas. El primero tuvo la fortuna de salir ileso, mientras que Emiliano no corrió la misma suerte, sufriendo múltiples fracturas tanto en su cráneo como en su rostro, literalmente destrozándole la cara. Fue trasladado con urgencia a la unidad de terapia intensiva en la Clínica Bazterrica de Capital Federal, donde se maximizaron esfuerzos para salvarle la vida; su estado era crítico y tuvo que enfrentar varias cirugías complejas. Pasó por dos intervenciones quirúrgicas para reparar las fracturas de su cráneo, siendo asistido por el equipo de Neurocirugía a cargo de los Dres. Mazzon y Chávez. Milagrosamente salió adelante y recuperó sus funciones cerebrales mucho más rápido de lo que se esperaba, dando así paso a una larga cirugía de reconstrucción facial, donde fue atendido por los equipos médicos de Otorrinolaringología y Cirugía Maxilofacial, a cargo del Dr. Ratinoff y del Dr. Achinelli respectivamente. Su recuperación fue asombrosa, y hoy, un mes después, tuve el placer de conversar largo y tendido vía telefónica con Emiliano; se dice que hay gente que se sonríe con los ojos, yo no tuve oportunidad de mirarlo a los ojos aún, pero puedo decir que “Tortita” se reía con su voz. Se lo sentía distendido, hablaba mucho y rápido. “Hablo hasta por los codos ahora que puedo, imaginate todo el tiempo que estuve sin hablar, ahora que me aguanten”, decía riéndose. Me siguió diciendo: “Me siento bien, normal, como siempre”, y el mismo reconoce que tiene un Dios aparte. Dijo sentirse feliz, que los médicos y él estaban contentos porque no le había quedado ninguna secuela. Hablando de todo un poco le pregunté acerca de su estado de conciencia, ya que los médicos ponían énfasis en que había sido una gran suerte que Emiliano nunca la hubiera perdido, pero la naturaleza es sabia y como de alguna forma ninguno de nosotros recordamos el momento de nuestro nacimiento, porque evidentemente es una situación traumática, él me cuenta que tiene conciencia recién desde hace dos semanas a esta parte y anterior a eso, no recuerda nada del accidente. Estaba contentísimo porque ya está en piso, en una habitación donde podía estar todo el día con Rocío (su esposa), veía la tele y ya lo habían visitado muchos de sus compañeros, me los nombró pero hablaba tan rápido que ni pude tomar nota de los nombres de todos. Me dijo que el horario de visita era de 9 a 12 hs y de 16 a 20 hs. Realmente era envidiable sentir toda esa energía, a mí en lo personal me conmovió de una forma que pocas veces me pasó; y sí, increíblemente él me pasaba energía a mí en lugar de ser al revés. Me contó que aún tiene para dos semanas más, en esta semana le quitarán la ortodoncia y en pocos días comenzará a alimentarse de forma oral ya que por ahora, al tener una traqueotomía y al haber estado sin poder usar su boca mientras cicatriza la operación de sus maxilares, se alimentaba con sonda. Cuando habíamos hablado de todo (seria larguísimo contar todos los detalles en este artículo, incluso sus bromas acerca de que nadie le iba a pegar en la cara porque se romperían la mano con todo el titanio que tiene), le pregunté si quería comentar algo, dar algún mensaje o decirme algo en particular, y entonces agradeció a todos los dadores de sangre y en particular al Dr. Carlos Felice, de quien nos dijo: “no veo la hora de encontrarlo y decírselo personalmente, porque nunca nos dejó solos, se ocupó de mí, de mi gente, le dio un departamento a mi esposa y a mi familia para que pudieran estar acá enfrente todo el tiempo y nunca nos dejó faltar nada, se portó como un duque, como siempre y quiero agradecer también a mi familia, que estuvo todo el tiempo aguantándome y que sin ellos no hubiera podido recuperarme”. Casi sin tener ganas, pero sabiendo que tenía que dejarlo descansar me despedí de él, chorreándome la cara de emoción, sin entender de donde había sacado toda esa valentía y no sin antes prometernos que pronto compartiríamos unos ricos mates con él y con Rocío. Emiliano, gracias por darme la oportunidad de aprender, de ser parte de esta lucha enorme de una familia y de un luchador como vos. Me siento orgullosa de gente como vos.
PURA HIPICA