EE.UU. condena por espionaje al soldado informante de WikiLeaks

EE.UU. condena por espionaje al soldado informante de WikiLeaks

Por Silvia Pisani
No será cadena perpetua . Pero, a los 25 años, le espera una vida entre las rejas como castigo por haber hecho pública información secreta del gobierno norteamericano a través del sitio WikiLeaks .
Tres años después de haber provocado la mayor filtración de documentos secretos en la historia de Estados Unidos, el soldado Bradley Manning fue encontrado ayer inocente del mayor de los delitos que procuró endilgarle el gobierno de Barack Obama: haber ayudado al enemigo. Eso lo salvó de la cadena perpetua.
Pero sí fue declarado culpable de 19 de los 21 delitos presentados en su contra -entre ellos, los de espionaje, robo y fraude-, por lo que, según conjeturas coincidentes, le espera toda una vida tras las rejas. El veredicto final puede suponerle una pena máxima de hasta 136 años.
La sentencia fue vista como un precedente de lo que podrían esperar tanto el fundador del sitio WikiLeaks, Julian Assange, que lleva más de un año refugiado en la embajada ecuatoriana en Londres, como el ex analista de la CIA Edward Snowden, que hace más de un mes está varado en una suerte de “limbo” jurisdiccional en un aeropuerto de Moscú.
De hecho, una ola de desencanto y de miedo se instaló entre quienes veneran como “héroes” a los informantes de secretos oficiales y al sitio WikiLeaks como un paradigma de la libertad. Ellos fueron los primeros en reaccionar con indignación.
“Esto es poner las prioridades y los valores al revés”, sostuvo el sitio, consciente de que, de ahora en adelante, le costará mucho más encontrar fuentes dispuestas a suministrarle datos reservados.
No fueron los únicos. Otras entidades hablaron de un “mensaje de advertencia abierta” a eventuales informantes y de una “cacería” de quienes pretendan importunar con revelaciones al gobierno.
“Es una persecución de magnitud inédita, que no considera el interés público de la información”, sostuvo, por caso, un duro pronunciamiento emitido en París por Reporteros sin Fronteras. Los mensajes de indignación se repitieron a lo largo del día por las redes sociales.
El joven Manning no pronunció ayer palabra en el tribunal militar de Fort Meade, en Maryland, donde empezó a revelarse su destino. Pero, según testigos, tuvo una expresión de alivio y hasta de alegría cuando supo que no era condenado a cadena perpetua.
Luego, su abogado, David Coombs, salió del tribunal, ante los aplausos y gritos de “¡gracias!” de los partidarios del soldado. “Hemos ganado la batalla, ahora tenemos que ganar la guerra”, dijo Coombs. “Hoy es un buen día, pero Bradley no está a salvo en lo absoluto”, añadió.
El presidente Barack Obama compareció ayer en actos públicos, pero evitó pronunciarse sobre un veredicto calificado como histórico. Las primeras reacciones en medios cercanos al gobierno reconocieron la decisión judicial.
El juicio transcurrió bajo la mirada de una jueza con rango de coronel, Denise Lind, que reflexionó y mantuvo consultas a lo largo de tres días antes de emitir el veredicto con que finalizó un proceso de meses.
El complejo proceso a Manning es el primero en más de 150 años que, en este territorio, intenta culpar a un militar de “ayuda al enemigo” por transmitir información. Eso no ocurría desde la Guerra Civil, que ocupó cuatro años a partir de 1861.
Hubo tramos notables en la sentencia. Entre ellos, que la jueza le redujo en 112 días la condena que finalmente le quepa como compensación por el “abusivo” régimen de prisión que, por momentos, soportó el soldado en los tres años que lleva preso a la espera de que se decida su suerte.
La jueza se refirió especialmente a los casi nueve meses en los que soportó un régimen extremo de aislamiento.
El abogado Coombs, que defendió su inocencia de los cargos de espionaje, fraude informático o complicidad con el enemigo, dijo en su alegato final que Manning no era un traidor, como lo afirmaba la fiscalía, sino sólo un “joven, ingenuo y bien intencionado” impactado por lo que vio en Irak.
La fiscalía, por el contrario, lo describió como alguien “egoísta y temerario”, consciente de que al transmitir los documentos a WikiLeaks podrían ser vistos por “los enemigos” de los Estados Unidos, entre ellos la red terrorista Al-Qaeda.
Como era de esperar, Assange, el responsable del sitio de Internet, condenó el “lamentable” veredicto, al tiempo que volvió a referirse a su ex informante como a un “héroe”.
El cuestionado hacker habló desde la embajada de Ecuador en Londres, donde está refugiado desde hace más de un año, para escapar así al alcance de la justicia de Suecia, que lo busca por una causa de abuso sexual.
“Lo ocurrido con Manning crea un antecedente peligroso”, dijo Assange, en una alusión no sólo a su propia suerte, sino también a la de otros informantes que huyen del alcance judicial, entre ellos, el norteamericano Snowden.
Los familiares del soldado tuvieron reacciones diversas. Por un lado, la “decepción” por la condena, pero, dentro de ese contexto, cierto alivio por el hecho de que hubiera sido exonerado del cargo de “ayuda al enemigo”, que, en caso de haberle sido ratificado, lo hubiera condenado a cadena perpetua.
“Es alentador comprobar que la jueza haya considerado que no hubo tal intención”, dijeron familiares del soldado a través de un comunicado hecho público por el diario inglés The Guardian, uno de los que participaron en la difusión de los cables. La nota reservó expresamente la identidad de los familiares que la firmaron.
Manning se reconoció responsable de la principal filtración de datos y documentos reservados del gobierno de los Estados Unidos. No sólo hubo revelaciones sobre las guerras de Irak y de Afganistán, sino también información diplomática cuya difusión generó cortocircuitos con un centenar de gobiernos.
En lo que refiere a la Argentina, los cables secretos incluyeron intercambios en los que se hablaba de una supuesta enfermedad psiquiátrica de la presidenta Cristina Kirchner.
“Fue un momento en el que atajamos problemas todos los días y a toda hora”, evocó en su momento ante LA NACION el ex vocero del Departamento de Estado durante la gestión de Hillary Clinton, Philip Crowley.
Las revelaciones fueron difundidas por varios periódicos, entre otros, The New York Times, The Guardian, Der Spiegel, Le Monde y también el español El País.
LA NACION