Asumió Rohani en Irán y le pidió diálogo al mundo

Asumió Rohani en Irán y le pidió diálogo al mundo

Hassan Rohani asumió ayer la presidencia de uno de los países que más cortocircuitos tuvieron con Occidente en la última década con un mensaje claro: la única vía para interactuar con Irán será la del diálogo, y no la de las sanciones.
Rohani, que un día antes había prometido una “interacción constructiva con el mundo”, precisó que esa relación deberá estar sustentada en la negociación. Estados Unidos, que impuso varias rondas de sanciones al régimen por su polémico plan nuclear, celebró la disposición del nuevo presidente iraní al diálogo.
“El único modo de interactuar con Irán es el diálogo en condiciones de igualdad, confianza y respeto mutuo, sin antagonismos ni agresiones”, dijo el clérigo moderado al jurar su cargo de presidente ante el Parlamento.
Y añadió: “Si quieren la respuesta correcta, no hablen con Irán en el lenguaje de las sanciones, hablen en el lenguaje del respeto”.
Además de los legisladores iraníes, lo escuchaban representantes de unos 50 países, entre ellos diez presidentes y varios primeros ministros. Según observadores internacionales, esa alta presencia de invitados extranjeros es una muestra del giro que Rohani introducirá en la política exterior de Irán respecto de su predecesor, el conservador Mahmoud Ahmadinejad.
En su media hora de discurso, Rohani no se refirió en ningún momento al programa nuclear, pero las alusiones al diálogo y los reproches a la política de sanciones hicieron que el asunto estuviera en la mente de todos los presentes. Estados Unidos, Israel y la Unión Europea se muestran muy recelosos respecto del programa atómico iraní. Para las potencias occidentales, el programa tiene propósitos militares, algo que han negado reiteradamente las autoridades iraníes.
La reacción de Washington al discurso de Rohani no se hizo esperar. “Si este nuevo gobierno opta por comprometerse seriamente para cumplir con sus obligaciones internacionales y encontrar una solución pacífica al asunto nuclear, hallará en Estados Unidos un socio dispuesto al diálogo”, dijo Jay Carney, vocero de la Casa Blanca.
“La asunción del presidente Rohani presenta una oportunidad para que Irán actúe rápidamente y resuelva las profundas preocupaciones de la comunidad internacional sobre el programa nuclear”, añadió Carney.
Desde que ganó por un amplio margen en las elecciones de junio pasado, muchos dentro y fuera de Irán vieron en este clérigo moderado, apodado el “jeque de la esperanza”, el comienzo de una nueva etapa política en Irán, tras ocho años de férreo conservadurismo. Se espera que el nuevo presidente impulse la vía diplomática en la disputa sobre el programa nuclear iraní.
Con sus primeras declaraciones, Rohani, de 64 años y con gran experiencia en negociaciones internacionales, dejó claro que no seguirá los pasos de Ahmadinejad y que buscará una política más conciliatoria.
Las sanciones de la comunidad internacional están haciendo mella en la economía iraní, al reducir las exportaciones de petróleo (la principal fuente de divisas del país). Para frenar el descontento popular por el deterioro de la economía, a Rohani le interesa sentarse a negociar con Occidente lo antes posible.
Como primera medida, el flamante presidente eligió ayer a los miembros de su gabinete, de marcado carácter tecnócrata. Los nominados deberán recibir ahora la aprobación del Parlamento. El ex embajador de Irán ante las Naciones Unidas Mohammed Javad Zarif sería el próximo canciller. Zarif es un diplomático respetado, bien conocido por altos funcionarios norteamericanos, entre ellos el vicepresidente, Joe Biden, y el secretario de Defensa, Chuck Hagel.
Según varios analistas, la elección de Zarif supone una señal del interés de Rohani por mejorar las relaciones con Washington. “Nadie está más preparado que Zarif para asumir la tarea de poner fin al aislamiento de Irán”, dijo Ali Vaez, analista iraní del Grupo Internacional de Crisis.
En todo caso, si Rohani busca un acercamiento a Occidente, deberá contar con la aprobación del líder supremo, el ayatollah Ali Khamenei, de la cúpula clerical y de los Guardianes de la Revolución. El ala ultraconservadora del régimen teocrático, que aún no ha digerido la derrota en junio en las urnas, espera que Rohani cometa pronto algún desliz. “Hay líneas rojas que Rohani no puede atravesar; si el régimen no apoya sus reformas a largo plazo, se convertirá pronto en presidente y líder de la oposición al mismo tiempo”, señaló un politólogo iraní que prefirió mantener el anonimato.
LA NACION