05 Jul Sexualidad adolescente: usan más “la píldora” que el preservativo
Por Evangelina Himitian
Menos preservativo y más píldora del día después. Ésa podría ser una síntesis de cómo ha evolucionado la forma de cuidado entre los adolescentes en los últimos siete años, según surge de una investigación comparativa que hicieron dos sociólogos del Instituto Gino Germani, de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA. Según el trabajo, en la ciudad de Buenos Aires se triplicó el número de adolescentes que usan la píldora del día después como método anticonceptivo, y bajó casi 10% el número de los que usan preservativos.
Si bien en términos generales disminuyó la cantidad de chicos que no se cuidan de ninguna manera, médicos y especialistas están preocupados por la adopción de la píldora de emergencia como método anticonceptivo entre los adolescentes, ya que sólo evita el embarazo, pero no los protege contra las enfermedades de transmisión sexual.
Según los datos que surgen de la investigación, sólo seis de cada diez adolescentes utilizaron preservativo en su último encuentro sexual, y casi cuatro de cada diez mujeres entrevistadas dijeron que habían tomado alguna vez la píldora del día después.
Para llegar a esta conclusión, los especialistas se valieron de dos investigaciones realizadas, una en 2005 y otra en 2012, con muestras de alrededor de 6000 jóvenes cada una, de alumnos secundarios de segundo a quinto año de escuelas públicas de todas las regiones del país. El método fue una encuesta autoadministrada.
El trabajo analizó los cambios ocurridos en esos siete años en las prácticas sexuales y en las actitudes relativas al género de jóvenes que asisten a la escuela media en la Argentina. Uno de los objetivos era conocer cómo han impactado las políticas y las distintas leyes aprobadas en los últimos años en materia de salud sexual y reproductiva en la cultura juvenil.
A nivel nacional, sólo el 61% de los adolescentes utilizó preservativo en su última relación sexual. “Se observa una baja general en el uso de ese método de cuidado”, apunta Analía Kornblit, responsable junto con Sebastián Sustas.
En la ciudad de Buenos Aires, en 2005, el 76% de los adolescentes dijo haberlo usado durante su última relación sexual. En la última muestra, sólo el 66%. Es decir que se redujo en diez puntos porcentuales la cantidad de adolescentes que se cuidaron durante su última relación.
Lo que ha aumentado en forma exponencial es el uso de la píldora del día después. Mientras que en 2005 la usaba el 12% de las consultadas, en la última medición el 37% de las adolescentes dijo que la utilizaba. En la ciudad de Buenos Aires, el 47% de las chicas entrevistadas dijeron haberla utilizado, contra sólo el 8% que dieron esa respuesta en 2005.
“Los adolescentes le temen más al embarazo que al VIH. De eso se cuidan. En generaciones anteriores, el temor a contraer enfermedades de transmisión sexual era más alto y esto incidía en la manera de cuidarse en el inicio de la vida sexual”, explica Kornblit, y apunta a dos factores a la hora de entender este cambio en el comportamiento.
“Se han discontinuado las campañas sanitarias de promoción del uso de preservativo. Ésa es una de las razones. La otra tiene que ver con el hecho de que el sida se haya convertido en una enfermedad crónica. Se dice que la gente hoy no se muere de VIH”, apunta.
En esta nueva generación de adolescentes ha influido negativamente, según la especialista, el hecho de que el nivel de contagio y propagación de la enfermedad haya sido inferior a lo vaticinado. O a lo que socialmente se esperaba. “Quienes hoy tienen 30 años y más crecieron con el temor al contagio del sida. Hoy, en cambio, no hay famosos o grandes figuras que estén luchando contra esa enfermedad. Y la mayoría de los adolescentes no tiene en su círculo directo conocidos que se hayan infectado de VIH al no cuidarse en una relación sexual”, detalla.
La edad del despertar
Uno de cada seis adolescentes ya ha mantenido relaciones sexuales, según el relevamiento. El 44%, lo hizo antes de cumplir los 16 años. En 2005, el 52% de los estudiantes había tenido relaciones y sólo el 39% de los menores de 16 años.
“La edad de iniciación sexual es un momento importante que forma parte de los acontecimientos significativos en la construcción de sus identidades. Aunque para las nuevas generaciones, como se da a edades más tempranas, ha dejado de figurar como un hito, como un momento de iniciación esperado durante años. Esto, porque ocurre casi al inicio de la adolescencia”, apunta Kornblit.
La edad de iniciación sexual, explican los especialistas, no sólo es importante en términos de la subjetividad del adolescente. También representa el comienzo de la exposición a embarazos no deseados e infecciones de transmisión sexual. Esta edad no se ha modificado en los últimos años: es alrededor de los 14 años, que es algo así como decir un corto tiempo después de iniciar el colegio secundario.
“De hecho, en los próximos años difícilmente siga descendiendo la edad de iniciación, que se encuentra cercana a haber alcanzado su límite natural. Es poco probable que esa edad baje más, porque ya estaríamos hablando de una iniciación sexual en la escuela primaria”, explica Kornblit.
Sin embargo, uno de los cambios que los investigadores hallaron en los últimos años es el incremento del porcentaje de chicas que a esa edad ya mantuvieron relaciones sexuales.
Entre el grupo de los estudiantes que tienen entre 13 y 16 años y que ya han mantenido relaciones sexuales, son mayoría los que se iniciaron a los 14 años: 53%, contra 43% que se inició entre los 15 y los 16 años. En la medición anterior, eran mayoría los adolescentes que se habían iniciado después de los 14.
Algunas regiones del país evidenciaron un inicio de la vida sexual a edades mayores. En las provincias del Noroeste es donde hay mayor porcentaje de adolescentes que aún no han tenido relaciones. En cambio, la ciudad de Buenos Aires se ubica en el otro extremo: alcanza un porcentaje de iniciación sexual del 68%, el más alto del país. Entre los varones porteños, en 2005, el 29% se había iniciado antes de los 14 años. En la última medición, son el 43% del total.
La no utilización de preservativos en aquellos que tienen parejas esporádicas alcanza a más del 30% al nivel total de la muestra. De todas formas, entre los que dijeron haberlo usado en la última relación, el uso general del método es esporádico, lo que incrementa la exposición a las infecciones de transmisión sexual.
LA NACION