Ni siquiera la kryptonita verde pudo con Superman

Ni siquiera la kryptonita verde pudo con Superman

En Barcelona, más precisamente en el Salón Internacional del Cómic están preparando una exposición dedicada al padre de los superhéroes para celebrar su cumpleaños número 75, pero el mundo entero le canta “Happy Birthday to you”. Es que Superman es el primero de una raza de superhéroes que sin perder del todo sus características humanas –de hecho, comparte su identidad con el periodista un tanto anodino Clark Kent– puede poner en caja a todos los malvados con sólo meterse en una cabina telefónica y sacarse el traje gris para calzarse sus ajustadas calzas azules, el pantaloncito rojo y las botas del mismo color, además de la capa que apenas flamea en el viento cuando el héroe emprende el vuelo y el escudo que se adapta a las formas de su pecho musculoso. Las razones de su éxito, que se evidencia no sólo en su amplia difusión sino también en su nutrida descendencia, pueden rastrearse en este desdoblamiento de hombre común a superhéroe que obedece a las fantasías de reivindicación frente a un mundo injusto que todos tenemos alguna vez. Por eso, como guardián de la justicia se convirtió en una figura emblemática de los Estados Unidos, pero también en un héroe admirado en todos los rincones del mundo. La identificación jugó un papel clave en la difusión que tuvo a lo largo de los años. De hecho, uno de sus propios creadores, según lo consigna un cable de dpa, lo transformó de supervillano en superhéroe luego de sufrir un problema personal que lo convirtió en alguien sediento de justicia. Sus creadores, Jerry Siegel y Joe Shuster, se habían conocido en la escuela en Ohio y juntos le dieron vida al personaje con la idea de que reinara en el oscuro mundo de los malvados. Pero el padre de Siegel sufrió un robo en el que perdió la vida y ese fue el punto de inflexión. Superman pasó a ser un superhéroe bueno con superpoderes: velocidad y fuerza extremas, invulnerabilidad, oído privilegiado, vista telescópica y microscópica y por supuesto, la capacidad de volar. Sus autores lo concibieron en 1932, pero recién pudieron venderlo a la compañía Detective Comics Inc. en 1938. A pesar de que a través del tiempo el personaje se convirtió en un negocio millonario, la suma que pagó la compañía a los autores fue de 130 dólares. La primera aventura salió en Action Comics 1, un cuadernillo del que se imprimieron 200 mil ejemplares. Muy pronto comenzó a aparecer en varios programas de radio y de televisión, en películas, tiras periódicas y videojuegos. Shuster y Siegel murieron en los ’90, tras décadas de campañas en los tribunales por los derechos del superhéroe. El año pasado, sus sucesores convirtieron en periodista digital al reportero Clark, en un intento de adaptarlo al espíritu de los tiempos y atraer lectores. Es así que el hombrecito tímido, abandonó el Daily Planet para dedicarse al trabajo free lance. Los consumidores de cómic lo conocen también “El Hombre de Acero”, “El Hombre del Mañana” y “El Último Hijo de Krypton”. Pero Superman trascendió el círculo de sus seguidores iniciales y cosechó fans en todo el mundo.
TIEMPO ARGENTINO