Machu Pichu, redescubrir el misterio

Machu Pichu, redescubrir el misterio

Por Lucía Turco
En la zona oriental de los Andes Centrales, al sur del Perú, se encuentra uno de los tesoros más maravillosos de la cultura andina. La ciudad sagrada de los incas, Machu Picchu (“Montaña Vieja”, en quechua), es una de las atracciones por la que muchos eligen viajar a Perú, e incluso a Sudamérica, tanto por la riqueza cultural y paisajística como por el velo de misterio que la envuelve. En 2011 se cumplen 100 años de la llegada a la zona del norteamericano Hiram Bingham, quien guiado por un campesino y por un niño del lugar, arribó a la “ciudad perdida” de los incas, así llamada porque durante años permaneció inexplorada pero no olvidada. Por eso es discutible hablar de “descubrimiento”. Si bien antes de 1911 hubo otros estudiosos que llegaron y se interesaron por la zona, los hallazgos, estudios y divulgaciones que realizó Bingham significaron el reconocimiento e interés internacional por Machu Picchu, declarada como una de las maravillas del mundo en 2007 y Patrimonio de la Humanidad desde 1983 (UNESCO).
Es en ese espacio mágico donde se unen las montañas Machu Picchu y Huayna Picchu, donde emerge el símbolo más impactante del Tahuantinsuyo (las cuatro regiones del Estado inca, que se encaminaban hacia la integración antes de la conquista). Las ruinas son el establecimiento principal del Santuario Histórico de Machu Picchu, donde se encuentran protegidas especies biológicas y otros complejos de ruinas. Para comprender su belleza, no sólo hay que viajar al Perú, llegar a la hermosa ciudad de Cusco y conocer la historia de Hiram Bingham sino especialmente remontarse a mediados del siglo XV, momento de auge de la civilización inca, cuya memoria ha quedado plasmada en cantares, pinturas y quipus, ya que desconocieron la escritura.

Camino real
Hay distintas versiones sobre cómo fue habitada y deshabitada. Habría sido una de las residencias de Pachacútec (primer emperador inca), pero también hay construcciones que evidencian su uso como santuario religioso. Sin dudas, es muestra de un espíritu comunitario y organizativo que les permitió desarrollar avanzados sistemas de arquitectura y agricultura. El secreto de una ciudad construida sobre la base de piedras entre dos fallas geológicas en una región de constantes terremotos y lluvias es un inteligente sistema de drena¬je, donde cobran también importancia los conocimientos astronómicos.
Como modo de preservar el patrimonio, sólo se puede acceder a Machu Picchu (2.400 metros sobre el nivel del mar) desde el Camino Inca o por la carretera Hiram Bingham, que nace en el pueblo Aguas Calientes, al que se llega desde Cusco en tres horas de tren. El camino real que llevaba hacia la ciudad sagrada es el Camino Inca, parte de un sistema de más de 30.000 kilómetros que se extiende desde Colombia hasta Chile. Construido con piedras, el Camino Inca a Machu Picchu atraviesa ríos, valles, paisajes de selva amazónica y, en su punto más alto (a los 4.200 msnm), rabos de nube. El camino clásico incluye 4 días y 3 noches de caminata hasta llegar a Machu Picchu para apreciarla con la salida del sol, pero existen otras opciones. Ir caminando permite vivir una aventura inigualable y también conocer, a través del relato de guías especializados, otros complejos de ruinas que se encuentran en el camino: el de Llactapata y los centros ceremonia¬les de Sayacmarca, Phuyupatamarca y Wiñay Wayna.

Ciudad sagrada
El área edificada -que incluye cerca de 170 recintos- está dividida en la zona agrícola (conjuntos de terrazas de cultivo) y la zona urbana (donde vivieron sus habitantes y se desarrollaron actividades civiles y religiosas). Recorrerlas, visitar el recinto curvo del Templo del Sol, la pirámide de Intihuatana, la Plaza Sagrada, el Templo Principal y el Templo de la Luna es una manera de adentrarse tanto en la sabiduría de los incas como en sus enigmas. La guerra civil inca (1531-32) y la irrupción española en Cusco (1534) interrumpieron el desarrollo de esta cultura y afectaron la vida de Machu Picchu. Sin embargo, no se conocen con certeza las circunstancias por las que la ciudad fue abandonada. El misterio persiste, sumándole encanto.
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