Diálogo con la Pachamama

Diálogo con la Pachamama

Por Guadalupe Piccioni
Para los pueblos andinas, el 1° de agosto se trata de una jornada muy especial. Es la fecha que marca el fin de una época seca, razón por la que se realiza la Corpachada, uno de los rituales más importantes que se viven en el noroeste argentino. En esta oportunidad, los pastores y agricultores le piden permiso a la Pachamama (la Madre Tierra) para abrirla y sembrarla. A su vez, ella recibe las ofrendas de sus hijos: las mejores comidas, la chicha, el vino, la coca y cigarros prendidos. La ceremonia propiamente dicha consiste en excavar un hoyo en algún lugar de la casa o en el centro del corral (o bien se destapa el del año anterior). Se forma un círculo alrededor y, cada uno de los presentes, de a uno por vez, deposita sus ofrendas. Como si fuera una forma de conversar con la Tierra, en las coplas corpacheras se pide, se agradece y se suplican perdones. Finalmente, se tapa el hoyo que encierra tanta esperanza. A la hora de festejar, uno de los escenarios por excelencia es la Reserva de Biosfera de Laguna Blanca, situada entre los departamentos de Belén y Antofagasta de la Sierra, en la provincia de Catamarca. Se trata de una superficie de 770 mil hectáreas en cuyo centro hay una espléndida laguna salada, circundada por el típico paisaje de la Puna y rodeada por montañas cuyas cumbres se elevan a más de 5.000 msnm. Desde cualquier rincón de la reserva, la panorámica del sistema montañoso Nevado de Laguna Blanca es imponente. Hasta aquí, más precisamente hasta el poblado Laguna Blanca, llegan todos los años viajeros de todos los puntos del país y extranjeros que se maravillan con las tradiciones de la Corpachada, como la “señalada” (la ceremonia de marcar al ganado con pequeñas señales en las orejas), y las actuaciones de los copleros y bagualeros. El programa de actividades arranca el día anterior (31 de julio) e incluye los más tradicionales juegos, entre los que se destacan los campeonatos de tiro de honda, fútbol, truco, taba y sapo, y carrera de burros. Además de participar de esta celebración que cada año crece en convocatoria, los visitantes que arriben a la zona también pueden recorrer el bellísimo entorno de la reserva a caballo o a pie.
REVISTA CIELOS ARGENTINOS