Adolescentes: más del 90% no consume el calcio aconsejado

Adolescentes: más del 90% no consume el calcio aconsejado

Por Nora Bär
Sea por rebeldía, influencia del marketing o estilos generacionales, lo cierto es que en la edad en que debería acopiarse la mayor cantidad de calcio en el esqueleto los adolescentes hacen precisamente lo contrario. Aunque el consumo es más bajo de lo recomendable en la mayor parte de la población local, es entre los jóvenes de entre 13 y 19 años donde se registra la mayor brecha nutricional. Mientras se recomienda un consumo de 1 g diario, según un estudio realizado por el Centro de Estudios sobre Nutrición Infantil (Cesni), el 76% de los niños de 5 a 12 años y el 97% de los adolescentes de 13 a 19 no alcanzan a cubrir sus requerimientos.
“Aunque ese déficit no tiene manifestaciones visibles, ocasiona salida de calcio de los huesos”, explica el doctor Esteban Carmuega, director de Cesni, que, junto con el Instituto Danone del Cono Sur, acaba de reunir a expertos de la Argentina, Chile y Uruguay para evaluar el papel de este mineral y de la vitamina D en la salud. Hallazgos internacionales de las últimas décadas sugieren que estos dos nutrientes, íntimamente relacionados, no sólo son esenciales para el esqueleto, como es sabido, sino que también podrían jugar un rol protagónico en la prevención de la hipertensión arterial, complicaciones durante la gestación (como la preeclampsia o hipertensión del embarazo), de las enfermedades autoinmunes y hasta ayudarían a sostener o reducir el peso corporal.
Según explica el especialista, un chico de 4 a 8 años tiene una recomendación de 1000 mg de calcio por día; un adolescente de 9 a 18 años, de 1300 (independientemente del género), y un adulto de 19 a 50 años, de 1000 miligramos. A partir de los 51, en las mujeres aumenta a 1200 mg diarios.
“El momento de mayor asimilación de calcio se da en la infancia y la adolescencia porque es el momento de mayor crecimiento longitudinal de los huesos -dice Carmuega-. Aunque niños y niñas requieren similares cantidades diarias de calcio y en ambos se produce el «estirón», la manera en la que el mineral se deposita es ligeramente diferente. En los varones se endurece el periostio de los huesos [la capa externa, que se hace más dura y resistente] y en las niñas crece proporcionalmente un poco más el interior del mismo o hueso trabecular, que es la fracción que asegura que se pueda movilizar con mayor facilidad en momentos como el embarazo y la lactancia, para satisfacer las necesidades del bebe en gestación y el recién nacido.”
El pico de masa ósea se alcanza alrededor de los 20 años y a partir de esa edad comienza una disminución que se acentúa con la menopausia. Por eso, para los especialistas, una de las mejores estrategias de prevención consiste en lograr una adecuada masa ósea durante la infancia y adolescencia.
Nacemos con 25 gramos de calcio y llegamos a la adultez con alrededor de un kilo. La diferencia debemos adquirirla de la dieta, principalmente a través de los lácteos. “Las mujeres perdemos alrededor de un 35% de nuestro esqueleto en la menopausia -explica la doctora Beatriz Oliveri, investigadora del Conicet en el Laboratorio de Enfermedades Metabólicas Óseas (Inigem) del Hospital de Clínicas de la Universidad de Buenos Aires (UBA)-. De allí que sea tan importante la acumulación [de hueso durante el desarrollo].”

Multifunción
Una de las pruebas de que el calcio es un nutriente fundamental para el organismo es que su concentración en plasma no puede variar más de un 30%. Si los niveles descienden, lo extrae de las reservas óseas.
El doctor Ricardo Uauy, profesor del Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos de la Universidad de Chile, destacó que varios estudios multitudinarios de las últimas décadas sugieren también que el calcio juega un papel en el mantenimiento o incluso la reducción del peso.
Por ejemplo, un trabajo de Dariush Mozaffarian y colegas, de la Escuela de Medicina de Harvard, analizó durante veinte años las variaciones de peso en 120.877 personas y encontró que el consumo de vegetales, granos enteros, frutas, nueces y yogur estaba asociado con descenso de peso.
Aunque el trabajo no prueba causa y efecto, “se sabe que la posibilidad de disipar calor aumenta un 11% en las personas que consumen el calcio adecuado”, explica Uauy.
Por su parte, el doctor José Belizán, obstetra e investigador del Departamento de Investigación en Salud de la Madre y el Niño, del Instituto de Efectividad Clínica y Sanitaria (IECS), subrayó que también es baja la ingestión de calcio en las gestantes. “Diversos estudios mostraron que la mujer argentina consume, en promedio, 400 mg por día, menos de la mitad de lo recomendado.” Y agregó que a mayor ingesta de calcio en la mujer embarazada, menor la incidencia de preeclampsia y otros trastornos hipertensivos, que en América latina y el Caribe producen el 25,7% de las muertes en el embarazo.
LA NACION