The Following

The Following

En el último año, la televisión ha dejado de generar sitcoms. Gracias al éxito de The Walkíng Dead, de American Horror Story o de Once Upon a Time, el género que impera es el de terror. Kevin Williamson conoce el paño. En 1996 fue el guionista de Scream, una película que volvió a poner de moda a los asesinos enmascarados que persiguen a adolescentes carilindos. Ahora, decidió volcar todo su amor por el escritor Edgar Alian Poe en la nueva serie The Following, que se estrena este mes. Kevin Bacon y lames Purefoy hablaron en exclusiva con Miradas durante la premiere. Entretanto, Bacon nos contó qué le atrajo de la serie y quién es Hardy, su personaje en la ficción. Nunca habías protagonizado una serie antes. ¿Por qué? K.B.: Durante los últimos cuatro años busqué hacer una serie de este estilo, pero no tuve suerte, aún cuando quise desarrollar productos propios, que surgieran de mí. Algo consistente a lo que sí aspiraba es que el personaje que tuviera entre manos estuviera en
una situación de vida o muerte y es lo que me sucede con Ryan Hardy en The Following.
En el comienzo de la serie no está claro qué tipo de persona es Hardy… K.B.: Una de las cosas más atractivas es que a medida que pasan los episodios sabemos cada vez más acerca del personaje. Eso es una oportunidad para que los televidentes creen de a poco mi imagen. Vamos a ir viendo por qué soy un desastre, por qué tomo mucho alcohol y por qué me siento como un zombie. No quiero darte demasiada información, pero Kevin Williamson me lo describió de una forma con la que me quedé y realmente define al personaje. El tema es que por mucho tiempo ha estado rodeado por la muerte en su mundo y en su vida personal.
Es decir que, si bien Hardy es el protagonista, se trata de un personaje oscuro.
K.B.: Por mucho tiempo interpreté roles de villano y quería cambiar eso. Aunque soy esencialmente el héroe de la serie, meto la pata todo el tiempo. Apenas logro encarcelar a Joe, comienzo un affaire con su esposa. Es un personaje que se guía por su instinto y sus emociones. Tengo muchos problemas con mi ira porque no pienso antes de actuar. Eso es lo atractivo de Ryan. Siempre que interpreto a personajes busco humanizarlos, aún cuando se trata de villanos unidimensionales. Hay veces que no se puede, como con Sebastian Shaw de la película X-Men: Primera generación. Shaw es malo y no hay vuelta que darle. Pero cuando interpreto a un héroe como el de The Following, busco qué está mal en él y dónde falla. Nadie es bueno cien por ciento, ‘lodos tenemos un lado oscuro.
James, ¿cómo es Joe, tu personaje? J.P.: |oe cuenta buenos chistes y tiene un tono de voz elegante. Es un aca¬démico culto y erudito, que es lo que lo hace fascinante. Pero sabemos que es el malo, que es un asesino. No hay
ambigüedad en ello. Para crearlo, pasé horas viendo videos en YouTube con contenido relacionado con verdaderos asesinos. O sea, nada de ficción ni nada de Hannibal I.ecter. Busqué algo más realista. Mientras veía la última entrevista con Ted Bundy -quien confesó haber matado a treinta mujeres en los años 60- notaba que estaba muy tranquilo, que hablaba despacio. Hay que entender cómo los asesinos construyen esa burbuja de fantasía que les dice qué está bien y qué no. Ted Bundy decía que fue el pomo lo que lo llevó a hacerlo. No sé vos, pero yo estoy segu¬ro de que el porno en aquella época era más bien inofensivo. En realidad, creo que se trataba del poder que le faltaba y de cómo le gustaba dominar a las mujeres. No considero a los conceptos de bueno y malo, pero sí creo que a nosotros, como humanos, hay ciertas cosas que nos activan actitudes asesinas o violentas. Algunos se convierten en asesinos seriales y otros lo superan, como las víctimas que fueron abusadas. Hay un compás moral y los límites de lo que se cree que es un comportamiento aceptable están todo el tiempo cambiando, y eso es aterrador: que es increíblemente complejo a nivel moral. En The Following todos los personajes son grises. No hay blancos y negros. Carroll es el villano, pero tiene muchas capas. Ojalá que, eventualmente, en la temporada siete entendamos qué trama mi personaje y cómo se sien¬te. Me encanta hacer estas entrevistas, porque es como ir a terapia. Después te firmo un cheque (risas). Kevin, es evidente que existe una relación casi personal entre tu personaje y Joe Carroll, el asesino. K.B.: Sí, es como un romance perverso. A Joe lo admiro de una forma extraña, en cosas que me gustaría tener a mí: su carisma, su inteligencia y su conocimiento del mundo. Pero también sien¬to que en mi vida nunca había estado tan energizado como cuando lo busco y persigo. Y esta es una oportunidad para recobrar eso.
REVISTA MIRADAS