Preocupación por dos nuevos virus que podrían desatar brotes globales

Preocupación por dos nuevos virus que podrían desatar brotes globales

Por Nora Bär
Los “sabuesos” de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y de los Centros de Control Epidemiológico de Estados Unidos están trabajando contra reloj: les siguen las huellas a dos nuevos virus que en los últimos meses emergieron en Medio Oriente y en China, y que por ahora los desconciertan.
Uno es una variante del que causa la gripe aviar. Se lo conoce con el nombre científico de H7N9 y nunca había sido reportado hasta que este año se detectó en China. Hasta el último informe de la OMS se habían informado 130 casos.
El mes siguiente a la identificación del primer paciente se infectaron más de cien personas. Un quinto de ellas murieron, un quinto se recuperaron y el resto se mantuvieron en estado crítico. Keiji Fukuda, director de la división de seguridad y ambiente de la OMS, dijo en declaraciones a medios periodísticos que “se trata de un virus inusualmente peligroso para los seres humanos”.
El segundo es un nuevo coronavirus, aparentemente primo hermano del que en 2003 produjo el brote de SARS. Se trata de una cepa que no se había identificado antes en el ser humano y fue detectada en septiembre pasado en Arabia Saudita y Qatar. Aunque la información es imprecisa, habría 33 casos confirmados por tests de laboratorio y 18 muertos, lo que sugiere que tendría una alta letalidad (55%, pero el número de casos es todavía pequeño para establecerlo).
Ambos están rodeados de certezas y misterio. Del H7N9 se sabe cuál es el reservorio (las aves de corral), pero no se puede asegurar ni descartar que se transmita de persona a persona. Del nuevo coronavirus no se conoce el reservorio, pero sí que se contagia de humano a humano.
“Desde su aparición, el virus de la gripe aviar se propagó en Asia, Europa y África -dice el doctor Horacio López, profesor emérito de Infectología de la UBA-. No hay pruebas de que se esté transmitiendo de persona a persona, pero tampoco puede descartarse. En cuanto al coronavirus, si bien existe la hipótesis de que puede tener un origen zoonótico [en animales silvestres], todavía no hay ningún reservorio identificado. Un dato interesante es que se confirmó la transmisión de humano a humano, pero sólo en contacto estrecho; por ejemplo, entre familiares, o entre médico o enfermera y paciente. Sin embargo, no tiene suficiente eficiencia para una transmisión comunitaria sostenida, lo que en principio podría autolimitarlo.”
Uno de los factores que podrían colaborar con la proliferación del H7N9 es que, a diferencia de la anterior cepa de gripe aviar, “no tiene alta virulencia en el ave”, explica la doctora Marcela Echavarría, investigadora de Cemic, por lo que podría difundirse “silenciosamente”.
“De los casos registrados, tres cuartos tuvieron contacto con aves vivas -detalla Echavarría-, pero el cuarto restante no, por eso no se puede descartar que exista algún otro reservorio o la transmisión persona a persona.”
Los virus son agentes infecciosos formados por material genético y proteínas que sólo pueden multiplicarse dentro de las células de otros organismos. “Algunos tienen una cubierta que es muy sensible a los cambios de temperatura, de pH y fisicoquímicos -dice Pablo Goldschmidt, farmacólogo y bioquímico graduado en la UBA, pero que desde hace tres décadas vive en París, donde trabaja en el Laboratorio de Diagnóstico del Centro Hospitalario Nacional des Quinze-Vingts-. En cambio, hay otros que no tienen envoltorio, como los adenovirus o los rinovirus. Cuando uno estornuda, quedan en el aire, y si otra persona está respirando cerca puede contagiarse. Como éstos, hay ciertos coronavirus que «aguantan» en el exterior.”
Los coronavirus son una gran familia que puede causar un amplio espectro de enfermedades, de resfrío común a neumonías graves. Lo mismo puede suceder con la gripe aviar. Sin embargo, los especialistas advierten que por ahora no hay que dejarse ganar por el pánico.
“No sabemos si esto puede diseminarse en escala internacional -dice Echavarría-. Predecir el futuro es muy difícil. Hay que estar alerta y estudiar siempre a los pacientes con neumonía de origen desconocido, especialmente si se trata de viajeros.”
López coincide: “Los dos virus son potencialmente imprevisibles. Hay que vigilar a las personas que se internan por infecciones respiratorias agudas, en particular si vuelven de las zonas afectadas. Por suerte, ya se definió la secuencia genómica de cuatro casos confirmados y es altamente similar. Eso nos permite saber si el paciente tiene o no la infección”.
Y concluye Goldschmidt: “Que la gente se quede tranquila. Son nuevos virus, que en principio afectan las vías respiratorias. Hay que tener cuidado porque uno en la garganta tiene estreptococos que cuando se dañan los pulmones pueden generar una neumonía. Pero la buena noticia es que no hay estreptococo resistente a las últimas penicilinas y también hay alternativas para los alérgicos. Hay que observar las buenas prácticas clínicas: usar máscara cuando alguien está internado y no dar antibióticos muy caros hasta que no sea realmente necesario”.
LA NACION